viernes, 14 de abril de 2017

Capítulo 83: BESOS NOCTURNOS

Al caer la noche, todo parecía estar en calma. Los chicos dormían tranquilos en las habitaciones, mientras él permanecía dando vueltas por la cabaña. Le costaba conciliar el sueño.
_ ¿Qué haces despierto?_ preguntó ella sentándose a su lado
_ Pienso_ respondió
_ ¡Mamá!_ escucharon el grito de Julián en la habitación
Se pusieron de pie y corrieron a verlo.
Encontraron al niño llorando en la cama.
_ ¿Qué pasó, enano?_ preguntó sentándose junto al niño.
Julián se abalanzó a abrazar con fuerza a Flor.
Ella devolvió el abrazo, acariciando el cabello del infante.
_ Soñé que me abandonabas_ confesó en medio de sollozos
_ Enano, jamás te abandonaría_
Se sorprendió de ver esa escena, seis meses atrás nunca hubiera imaginado ver a Flor abrazar con tal fuerza a Julián, verla tan afectuosa con los chicos o sentirse tan atraído hacía ella.
_ Campeón, estamos contigo_ dijo acariciando el cabello del niño.
_ Mamá, ¿Te puedo hacer una pregunta?_
_ Si, enano. ¿Qué pasa?_
_ Tú conociste a mis padres, ¿Ellos me querían?_
Los dos lo abrazaron.
_ Te querían mucho_ respondió ella

Entró en la habitación, las chicas dormían, pero él quería aprovechar esa oportunidad. Se acercó a ella y la besó. Sara despertó al instante, abriendo sus grandes ojos marrones.
_ ¿Qué haces?, ¿Estás loco?_ gritó molesto
_ Shh…
Suplicó colocando sus dedos sobre los labios de su amada.
_ No quiero que las despiertes, ¿Podemos hablar?_ pidió
_ ¡No!_ dijo cubriéndose con las cobijas
_ Sara, por favor… hablemos_ insistió
_ Está bien, Leo_
_ Pero vamos afuera, no quiero despertar a las chicas_ indicó tomándola de la mano

Apenas ellos salieron, dos cabezas se asomaron de la litera superior. Le había costado armarse de valor, pero estaba decidido. Tomó la mano de Emi y la ayudó a bajar, para después salir por la ventana.
_ ¿A dónde me llevas?_ preguntó Emilia
_ Al bosque_ respondió con una sonrisa _ Vamos_ continuó avanzando
_ Eze, ¿Qué pretendes?_
_ Descubrir que nos pasa_

Lograron dormir a Julián y volvieron a la sala de la cabaña, en silencio, conmovidos por la ternura del niño.
_ Eres una excelente madre_ comentó sentándose en el sillón
_ Hago lo que puedo_ respondió
_ Me gusta verte así… cuidando de los chicos. Jamás me hubiera imaginado verte platicando con Tincho o que Arturo te pidiera un consejo, que Emi te buscara o que Pau te admirara tanto_
_ Yo nunca me imaginé verme así: contándole un cuento al enano para que pueda dormir o quedarme despierta porque me preocupa que algo le pueda pasar_ confesó _ Ese niño me cambio la vida_
_ Creo que ahora me entiendes_ sonrió _ Ellos le dieron vuelta a mi mundo_
Ella soltó una carcajada.
_ ¿Qué pasa?_
_ Cambiamos mucho, ¿No?_
_ Si, pero sigo enamorado de ti_ dijo robándole un beso

Ella lo seguía, no lo podía negar, con Ezequiel todo era una sorpresa, era una belleza inédita llena de momentos románticos y poseedora de una inmensa fragilidad que amenazaba constantemente con la fragmentación de su amistad, pero ¿No era que las mejores relaciones se daban entre los amigos?
_ Llegamos_ indicó Ezequiel frenando
Se encontraban en un claro en medio del bosque, iluminados por la luna llena y rodeados por el sonido de miles de grillos cantando.
_ Observa con atención_ le indicó
Pronto pequeños puntos amarillos comenzaron a inundar el paisaje nocturno: luciérnagas.
_ Brillan tanto como tú_ comentó con una sonrisa
_ Es hermoso_ dijo conteniendo la emoción ante tan bello paisaje
_ Yo no sé qué es lo que nos pasa, pero quiero que intentemos_
_ ¿Intentar qué?_ preguntó
Pero no hubo tiempo de esperar una respuesta, pues antes de darse cuenta ya se estaban besando bajo el cielo nocturno del bosque. Lo supo entonces, eran novios.

Se encontraban sentados en el muelle, justo al pie del lago, con los pies colgando sobre las tranquilas aguas que reflejaban la luna llena. Habían charlado por largo rato sobre su relación, ella seguía manteniendo su postura, no deseaba volver.
_ Fui un tonto, lo sé_ dijo
_ ¡Eres un tonto, Leo!_ rectificó ella
_ No quiero volver. ¡Se acabó!_
_ Perdóname, Sara_ suplicó _ Te amo_
Lo dijo sinceramente, sin pensarlo, sin detenerse por miedo al rechazo, sin darse cuenta que era la primera vez en su vida que decía esas palabras.
_ ¿Qué dijiste?_
_ Que te amo, Sara_ repitió
Ella formó una sonrisa y fue esta vez ella quién le robó un beso.

Él permaneció despierto, de pronto deseaba haber ido de paseo con Fernández y los chicos. Ahora se encontraba solo, incapaz de dormir en medio del lobby desierto del hotel. Tanta calma, tanta paz, tanta soledad.
_ ¿Qué haces aquí?_ escuchó que le preguntaba una voz conocida
Volteo. Era Candela.
_ ¡Son las tres de la mañana!, ¿Qué rayos haces aquí?_ exclamó
_ Mi mamá se va de viaje, la acompañaremos al aeropuerto… Benja y papá no están listos aún… así que me adelante_ explicó sentándose a su lado
_ Cande yo…
_ No digas nada. Hablé con Chaim… Ahora entiendo cómo te sientes_ confesó
No supo que decir, así que permaneció en silencio.
_ Se siente horrible_
La miro, al menos ahora lo comprendía.
Quedaron en silencio, observándose. Estaban solos, en medio del lobby, con ese abrumador silencio y no sabía qué hacer. Así que hizo lo primero que le vino a la mente. Besó a Candela.
Su primer beso. Tan impulsivo. Tan repentino. Tan inexperto. Tan único.


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