Cerró los ojos tratando de encontrar alguna explicación
lógica a esa oleada de felicidad, al momento de hacerlo, lo único que apareció
en su mente fue la imagen de Emi sonriendo al ver su regalo… sería que tal vez,
¿Se estuviera enamorando?
Se convenció a si mismo que no era así, lo que sentía por
Emi era un gran cariño y nada más, entró a su habitación y se recostó, solo
para verla una vez más dentro de sus sueños.
Para Julián las siguientes dos noches fueron exactamente
igual de terribles que la primera, cuando era enviado a su habitación, empezaba
a llorar, pensando en lo mucho que extrañaba a Mau y a los chicos; incluso a su
perro Mike; le suplicaba a Florencia que lo dejara ir con ellos, pero ella
siempre respondía que no entre gritos. La noche del sábado, el niño se
encontraba llorando sin consuelo, sollozando decía lo mucho que extrañaba su
hogar, Flor hacia todo lo posible por ignorarlo, pero no podía, Julián había
logrado colmarle la paciencia.
_ ¡Cállate y duérmete de una buena vez!_ gritó enojada
entrando al cuarto
_ Quiero ver a Mau y a los chicos, los extraño mucho_
sollozó el pequeño
_ Mañana iremos al cumpleaños de los mellizos, pero
¡Duérmete ya!_
El pequeño sonrió ligeramente, al fin podría ver a sus
amigos, aunque desearía quedarse a vivir con ellos, regresar al hotel, estar
con Mau, volver a ver a su cachorro. Sentirse parte de una familia.
_ ¡Flor!, ¿Estás aquí?_ preguntó una voz masculina
entrando al cuarto del niño
Julián asomó la cabeza por encima del hombro de su madre
adoptiva para ver de quien se trataba, entonces se encontró con los ojos color
miel de Agustín Garcés. El niño palideció al verlo, recordando aquellos días en
la casa hogar, siendo obligado a trabajar y robar.
_ Pasa Agus_ le indicó Florencia _ ¿Qué haces aquí?_
Él se acercó despacio, se sentó en el borde de la cama,
observando al pequeño que reflejaba miedo en sus ojos.
_ Hola Julián, ¿Te acuerdas de mí?_ preguntó extendiendo
su mano para tocar la mejilla del pequeño, pero este se apartó abruptamente _
Soy Daniel, el amigo de Flor… ¿Ya te olvidaste que fuimos juntos por un helado
al hotel?_
_ Tú eres el señor Garcés, ¡No Daniel!_ se defendió el
niño escudándose detrás de Flor
Florencia entendió entonces lo que ocurría, su amigo de
la infancia, su mejor amigo le había ocultado una parte importante de su vida:
su labor como director de la casa hogar, y su estancia en la cárcel. Lo miro
desconcertada, buscando respuestas.
_ Duérmete enano_ ordenó al niño _ Tu ven conmigo,
tenemos que hablar_ tomó a su amigo del brazo y lo guió hacia el pasillo.
Lo llevo hasta el exterior del apartamento, donde el
pequeño no pudiera escucharlos, ahora entendía porque su amigo había teñido su
cabello y usaba pupilentes al visitar el hotel por primera vez, no quería ser
descubierto. Lo miro como pidiendo una explicación, retándolo a hablar.
_ Pensé que lo sabias, estuve en la cárcel por esos
mocosos_ dijo Agustín
_ ¿Por eso entraste a trabajar al hotel?, ¿Quieres
vengarte?_ lo cuestionó
_ Solo quiero estar lo suficientemente cerca de esos
siete_ concluyó
Estrella entró a la habitación de los chicos muy
temprano, caminó directo hacia la cama del muchacho, él aún dormía, soñando
quien sabe con qué. Se sentó junto a él, Arturo logró verla, pero ella le
indicó que guardara silencio y despertara a Martín. Asi lo hicieron y después,
estando los tres juntos exclamaron un “Feliz cumpleaños” que hizo despertar a
Oscar de golpe.
_ Despierta cumpleañero_ le dijo Estrella con una gran
sonrisa
_ Hoy es día de fiesta_
continuo Tincho
_ Mau preparó un desayuno especial para ti y para Emi_
indicó ella señalando la puerta que conducía al comedor.
Oscar se puso de pie de inmediato y salió corriendo, no
para ver el desayuno que le esperaba, sino para buscar a su hermana. La
encontró saliendo de su cuarto, acompañada por las chicas y Mauricio. Se
abrazaron y felicitaron mutuamente, agradeciendo poder pasar su décimo tercer
cumpleaños juntos. Y después de un abrazo grupal, todos se sentaron a
desayunar.
Era una magnifica mañana para regresar al hotel, tras dos
semanas fuera del hotel, era bueno volver a casa. Ahora que su madre había
vuelto, esta vez con un nuevo empleo fijo, probablemente buscarían una casa
donde establecerse al fin. Las vacaciones familiares habían resultado
fabulosas, y no había mejor forma de pasar su último día de verano que con una
fiesta entre amigos.
_ Listo Benja, tu cama quedó instalada_ dijo Candela al
niño
Después de que el consejo tutelar se había llevado a los
chicos, Benjamín no se atrevió a volver a la suite del señor Fernández, de modo
que cuando el señor Ochoa lo encontró durmiendo en el ascensor, no dudó ni un
segundo en invitarlo a quedarse con ellos. Tras una semana con los Ochoa, los
padres del niño se aparecieron al fin preguntando por su hijo. El señor Ochoa
hablo con ellos, pidiéndoles que arreglaran sus problemas de pareja, y mientras
tanto el cuidaría de Benja. Asi había sido desde entonces, los Gress se
marcharon a los pocos días, prometiendo que cuando volvieran por su hijo, las
cosas serían completamente diferentes.
_ Gracias Cande, le diré a papá para que ya nos vayamos a
comer_
En el paso de tan solo un mes, el niño ya había adoptado
a los Ochoa como su familia, incluso llamándolos mamá y papá, y refiriéndose a
Cande como su hermana. Esa era la vida que siempre había soñado.
Emi atravesó el lobby mientras platicaba con Ezequiel, se
dirigían al restaurante para recoger el pastel que el Chef Pablo había
preparado para la fiesta de esa noche. Charlaban sobre el regreso a clases y lo
fabuloso que era cerrar el verano con una fiesta. Iban concentrados en su
conversación, sin prestar atención a nada más, entonces Ezequiel chocó de lleno
contra un chico.
_ ¡Fíjate por donde vas tarado!, ¡Casi haces que se me
caiga el ramo de flores!_ reclamó un adolescente vestido con pantalón de
gabardina y camisa verde pastel
_ Disculpa, iba distraído_
_ ¡Aprende a fijarte imbécil!_ siguió gritando
_ Ya te pidió disculpas, ¿Cuál es el problema?_ intervino
Emilia
El chico soltó una risa irónica
_ Necesitas que tu noviecita te defienda_
_ Ni soy su novia ni necesita que lo defienda, pero no
soporto a los idiotas como tú. ¿Ya te crees que eres nene?, ¿Un rey?, ¿Quieres
que te hagamos una reverencia?_
_ ¡Tarada!_
La chica se dispuso a responder el insulto, pero Ezequiel
la frenó.
_ Basta Emi, no vale la pena_
Ella se relajó y decidió continuar su camino, pero algo
era seguro: si volvía a toparse con ese chico haría que sus aires de grandeza
se esfumaran por completo. Si existía algo en el mundo que le hacía hervir la
sangre, era la gente prepotente y ese muchachito con facha de junior, lo era
sin duda alguna.
Paula entró a la suite, acompañada por Nicolás, tenían
tanto para contarse, después de más de mes y medio sin verse, necesitaban
ponerse al tanto de sus vidas, hablaban principalmente de como la relación
entre Alma y Franco había evolucionado, llenándolos de orgullo por su labor
como cupidos. Tocaron a la puerta, y Paula fue a abrir, ahí estaba Leonardo con
una sonrisa de oreja a oreja.
_ ¡Sara!, ¡Te buscan!_ gritó la niña sin siquiera saludar
al chico rubio
Casi al instante Sara salió al encuentro de su novio,
abrazándolo con fuerza y plantándole un beso. Al fin volvían a estar juntos, a
pesar de que Leo se había ido con su tío solo unos días, para ellos era cada
vez más difícil pasar tiempo lejos el uno del otro.
_ Si no vienes a ayudar, te puedes ir_ comentó Arturo
desde la cocina _ Mucho ayuda el que no estorba_
Leonardo caminó directo hacia él, sin duda su rivalidad
seguía intacta, sin importar que Sara los obligara a mantenerse cerca.
_ ¿Dónde estuviste, callejerito?, ¿En prisión… otra vez?_
El quinceañero tenso los músculos, cerrando su mano en un
puño listo para atacar. Solo necesitaba un detonador más, y estallaría una
lucha entre ellos.
_ Y tú, ¿No te perdiste en el bosque riquillo?, Digo no
creo que seas capaz de sobrevivir ni un día sin el servicio al cuarto del
hotel_
Leo se dispuso a responder, recién había vuelto y justo
tenía que haberse encontrado con Arturo.
_ ¡Basta!_ gritó Sara _ Ustedes dos tendrán que aprender
a convivir, siguen juntos en la escuela y viven los dos en el hotel_
Emilia salió de la cocina, llevando el pastel que
comerían en su pequeña celebración, sería más bien una fiesta familiar: una
triple celebración; el cumpleaños de Emi, el de Oscar y una fiesta de final de
verano. Ezequiel le contaba a su amiga sobre algunos de los mitos que se decían
de los que serían sus nuevos profesores. Al parecer el profe de historia era un
tipo pesado y sumamente aburrido.
La chica se detuvo en seco, justo frente a ellos, estaba
el chico que habían visto en la recepción, un muchacho delgado, con el cabello
castaño engominado y unos ojos verdes clavados en la chica frente a él, la que
parecía ser su novia.
_ Ya me las pagará_ dijo Emi a su mejor amigo
Caminó con gran decisión hacia la mesa que ocupaban los
dos enamorados, sin dar explicación alguna de lo que haría a continuación.
_ ¡Simón!, ¿Qué haces aquí?_ exclamó con un tono de
indignación _ ¿Quién es esta chica?_
_ Matías, ¿Quién es ella?, ¿Quién es Simón?_ cuestionó la
chica a su acompañante
_ Soy su novia, y su nombre es Simón_
_ ¿Me invitaste a salir cuando ya tenías novia?... ¡Eres
un cretino!_ la chica le propinó una
cachetada a Matías y salió furiosa del restaurante
_ ¿Estás loca nena?_ reclamó _ Hoy nos íbamos a hacer
novios, ¡Ahora no me va a querer hablar nunca!_
_ Espero que con eso aprendas a ser un poquito más amable
con los demás_ concluyó Emi saliendo triunfante del restaurante.
Fue entonces que se topó de frente contra él.