martes, 12 de abril de 2016

Capítulo 4: EL HIJO DE FLOR

_ ¿Eres tú?, ¿Tú eres el que me adoptó?_ preguntó el niño
_ No enano, aunque me habría encantado hacerlo_ respondió abrazándolo con fuerza
_ ¿Entonces quien me adoptó?_
_ Fui yo, Julián_ escucharon una voz familiar entrando a la habitación, se trataba de Florencia.
El niño se estremeció al escuchar esas palabras, más aún cuando ella se acercó para acariciar su cabello, no podía ser posible que ella pidiera su adopción. Mauricio la observó fijamente sin soltar al pequeño, sorprendido por lo que presenciaba.
_ Ve por tus cosas hijo, nos vamos a casa_ indicó Flor al pequeño
Julián permanecía escondido detrás de Mauricio, hasta que el director lo obligó a salir y empacar sus pocas pertenencias, entonces los ex novios quedaron a solas, observándose de forma retadora. Era claro el odio entre ellos.
_ ¿Qué pretendes?_ la retó Mauricio _ Vamos, dime: ¿Qué quieres a cambio de dejarme la custodia a mí?_
_ ¡Mau!, Me ofendes, yo solo quiero cuidar del pequeño… después de todo, ahora es mi hijo_ respondió Florencia _ Si quieres puedes ir a visitarlo, aquí está mi nueva dirección_ dijo entregándole una tarjeta, después de eso se fue sin decirle una sola palabra.

Los chicos se abalanzaron sobre Emi en cuanto ella piso la suite 3 05, estaban emocionados, finalmente podrían cenar todos juntos, pero ella no estaba tan feliz como desearía estarlo, todo el camino a casa había escuchado a Mauricio maldiciendo a su ex novia, viéndolo a punto de llorar por la impotencia de no poder hacer nada para recuperar la custodia del enano, aun cuando había hablado y suplicado al director del orfanato que no permitiera que ella se lo llevara.
_ ¿Qué pasa Emi?, ¿No te da gusto estar de regreso?_ la cuestionó Ezequiel
_ Lo que pasa, es que quiere saludarme a mí y tú no la dejas_  dijo Oscar empujándolo para acercarse a su hermana
_ No es eso, solo que no pudimos traer al enano_ respondió la chica
_ ¿Por qué no?_ preguntó Estrella
_ Flor lo adoptó, esta con ella_ comentó Mauricio con la voz salpicada de rabia
Los chicos guardaron silencio, ninguno sabía que decir o que hacer ante esa situación. Entonces el gerente les pidió a todos que se sentaran en la sala, tenía que hablar con ellos. Les explicó que había tenido que suplicarle al señor Palacios para que ellos volvieran, pero él se negó rotundamente explicando que el trabajo infantil había sido aprobado como un delito, por lo que ellos no podrían trabajar en el hotel hasta cumplir la mayoría de edad, todo el apoyo que había recibido de su jefe constaba de la nueva suite que habitaban; las remodelaciones habían corrido por su cuenta; y sería él quien pagaría sus estudios, para lo cual había solicitado algunas becas en el colegio. Debido a que sus puestos de trabajo habían sido ocupados, había personal nuevo en el hotel, ya tendrían oportunidad de conocerlos. Finalmente, les dijo que un trabajador social iría una vez por semana a revisar sus avances en casa y de considerarlo necesario, los llevaría de regreso a las instituciones de las que venían. Tras dar esa información, se dirigieron a cenar.

La primera noche de Julián en el apartamento de Flor, fue quizá la peor de todas, si bien el nuevo apartamento era hermoso, amplio y con dos grandes recamaras, una era suya, decorada en tonos verdes y azules, con una cama enorme para el solo y varios juguetes sobre un estante. Julián nunca había dormido en un cuarto solo, lo cual suponía un problema porque le tenía miedo a estar solo en la obscuridad. Esa noche el niño lloró y lloró, triste por estar lejos de los chicos, por sentirse solo, por sentir tanto miedo cuando Florencia cerró la puerta del cuarto, dejándolo con una pequeña luz de noche.
_ ¡Quisiera callarte de una vez!_ gritó Florencia entrando al cuarto del infante, quien seguía sollozando sin consuelo _ Mañana debo ir al trabajo y tú no me dejas dormir_
_ Quiero ir con Mau y con los chicos_ chilló Julián
_ Los veras si ellos te viene a visitar, ¡ahora duérmete!_ La mujer se dispuso a salir, pero el niño la detuvo sosteniéndola de la muñeca
_ Quédate por favor_ suplicó el niño
Flor retiró la mano del pequeño y salió del cuarto, no cerró la puerta, ya que lo vio muy alterado, pero le ordenó que no saliera o de lo contrario tendría un castigo. Paso aproximadamente una hora más hasta el niño finalmente se quedó dormido y dejó de llorar.

Julián despertó al día siguiente, esperando que al abrir los ojos viera el interior de su antiguo cuarto en el hotel, había soñado que estaba de regreso, con Mau y con los chicos . Se llevó una gran desilusión cuando cayó en la cuenta que estaba en el departamento de Florencia, el cuarto era lindo pero lo sentía vacío, estaba tan acostumbrado a tener compañeros de habitación que le parecía un desperdicio de espacio estar solo ahí. Se levantó y salió a explorar, encontró a Flor en la cocina, preparando el desayuno.
_ ¿Puedo ir al hotel?_ preguntó el niño tímidamente
_ ¡No!, Tienes seis años y no vas a ir sólo a ningún lado_ respondió su madre adoptiva
_ Bueno, podemos ir juntos_ insistió _ ¿Mau y tú ya no son novios?_
_ ¡No!_ dijo molesta
_ Tu nos enviaste a los orfanatos, ¿verdad?, ¿Por eso se pelearon tú y Mau?_
_ ¿Sabes que mocoso?, ¡Me cansaste!, ¡Ve a tu cuarto, ya!_ gritó enfadada
El niño sabía que no le convenía hacerla enojar más, después de todo, esperaba que lo llevara al hotel de visita, así que obedeció la orden, dejando a Flor sola en la cocina.

Emilia despertó temprano, al menos para ser vacaciones, por suerte tenían un par de días más para disfrutar antes de que iniciaran las clases. Permaneció en su cama, deleitándose en la vista de su nueva recamara, era apenas más espaciosa que la de la habitación 2 15, pero estaba decorada de una manera más linda y cada una tenía su propia cama. Eran dos literas, cada una a un lado del cuarto, ella dormía en la parte de arriba, desde donde podía ver todo el cuarto, las paredes estaban pintadas de color lila y amarillo, con pequeños detalles en verde y rosado. Tenían un tocador con un gran espejo; que seguramente era lo que más le gustaba a Sara; un mueblecito para los juguetes de las chiquitas y un ropero grande para todas.
_ Emi, ¿estas despierta?_ preguntó Oscar entrando en la recamara
_ Si, ¿Qué haces aquí?_
_ Ve a vestirte, quiero que vayamos juntos a dar un paseo_
_ Pero es re temprano_
_ ¡Vamos, hace un montón que no te veo, hermana!_
Oscar tenía razón, hacia mes y medio que los mellizos no estaban juntos, cosa que jamás había ocurrido, desde el momento de su nacimiento eran inseparables. Ahora que habían estado lejos, lo justo parecía ser pasar algo de tiempo sólo ellos dos.
_ Está bien, me visto y vamos_

El hotel era el mismo de siempre, con sus cortinas elegantes y candelabros de chapa de oro colgando del techo, en el lobby seguía igual, el piano de cola adornando el pasillo y la estación de trabajo de Estrella era la misma. Sin embargo él era diferente; y no únicamente por el corte de pelo estilo militar y las cicatrices; sino que también su personalidad se había transformado, era más duro que antes y también más frio, del mismo modo era más violento.    
_ ¿Dónde está el riquillo?, hace días que estoy aquí y no me ha venido a molestar_ comentó Arturo mientras atravesaba el lobby junto a Sara
_ Esta de campamento con su tío_ respondió ella
_ ¿Ezequiel está viviendo solo?_
_ Claro que no, la novia de su tío se está quedando con él, me parece que se van a casar… y quiere convivir con ellos_ explicó _ La verdad la novia de su tío es una mujer increíble_
Arturo no escuchó esa última parte, pues estaba ocupado observando al hombre que recién atravesaba las puertas del hotel,  llevaba el uniforme de los meseros del restaurante. Lo conocía, era la sombra de su pasado haciendo entrada en su presente.
_ ¿Qué hace él aquí?_ 

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