_ Bueno chicos, quería esperar a mañana, cuando estén
todos, pero quiero que lo sepan desde ahora_ anunció Mauricio en mitad de la
celebración de reencuentro_ tengo novia_
_ ¿Qué?, Te deshaces de una y enseguida tienes otra, ¡No
tienes vergüenza Fernández!_ exclamó Arturo
_ ¿Y quién es?,
¿Es otra bruja? Porque si es así, yo me regreso al hogar ¡eh!_ dijo Martín
_ Yo soy su novia_ los interrumpió Estrella acercándose a
ellos
Los chicos celebraron la noticia, realmente eso les daba
mayores esperanzas de que su familia se reconstruiría, de que las cosas podían
mejorar.
Era de noche, él estaba en el ático tratando de ensayar,
la música era el único refugio que le quedaba, pero nadie en esa casa lo
entendía. Los mayores habían rotó la guitarra frente a sus ojos la noche
anterior y tenía prohibido el acceso al ático para tocar el piano, pero a él no
le importaba. Tocaba porque sentía que así podía expresarse, que de alguna
manera al hacer vibrar las cuerdas al interior del piano, su hermana podía
escucharlo, así la distancia era menos. Estuvo toda la noche ahí, uniendo
acordes y creando melodías, hasta que el sueño lo venció por completo.
A la mañana siguiente escuchó que lo buscaban, compartía
hogar temporal con otros tres chicos, todos mayores que él. Cubrió el piano con la manta que lo mantenía
oculto y bajo a ver que ocurría. Apenas puso un pie en el pasillo, el mayor de
todos los chicos lo tomó por la oreja conduciéndolo hacia las escaleras.
_ ¿Estuviste tocando toda la noche cierto?_ lo regañó _
Sabes que lo tienes prohibido, ¡Ahora ve a la sala!, te están buscando_ lo
empujó
Bajo las escaleras, sobando su oreja. Seguramente era el
trabajador social que lo había estado visitando cada semana para preguntar
sobre su adaptación a la nueva casa quien había ido a buscarlo, cuando vio a
Mauricio, se quedó inmóvil. No sabía qué hacer ni que decir.
_ Es hora de ir a casa, Oscar_ le dijo el gerente del
hotel
Entonces corrió a abrazarlo, sin dejar de preguntar por
los chicos, especialmente por su hermana.
La niña veía fijamente lo que se suponía que era puré de
papa, era una masa grisácea que si se le miraba con determinada atención
parecía que fuera a cobrar vida en cualquier momento, sin embargo sus
compañeras lo comían de buena gana. Ella por otra parte llevaba semanas
comiendo apenas lo necesario para sobrevivir, además de que la cocinera de la
casa hogar era pésima, había perdido el apetito desde el trágico día de la
separación.
_ Lucia Pérez, te esperan en dirección_ le indicó la celadora
La pequeña se levantó de su asiento y camino arrastrando
los pies por el pasillo, sin ganas, sin ánimo alguno, presa de su tristeza, lo
que menos quería era además obtener un castigo, pero ¿Por qué podrían
castigarla? Literalmente hablando ella no hacía nada más que seguir las órdenes
de sus superiores.
Cuando lo vio sentado en la dirección frente al
escritorio, fue como si hubiera vuelto a la vida, desde su llegada no hacía más
que soñar con ese momento: volver a ver a Mauricio. Se abalanzó a abrazarlo, él
la cargo y le plantó un beso en la mejilla.
_ Bueno señorita, si no hay más por el momento, ella
viene conmigo_
Lucy apenas podía creer lo que ocurría, volvería al
hotel. Estaba tan feliz que incluso se rehusó a regresar a los dormitorios para
cambiarse, decidió irse con el uniforme puesto, ya que tenía miedo a que si
volvía a adentrarse en el hogar, Mauricio se iría sin ella.
Moría de hambre, llevaba toda la mañana sin probar
bocado, castigada una vez más por intentar escapar. Era la tercera vez en el
mes que lo intentaba, sin tener ningún éxito, las otras chicas no entendían su
necesidad de salir de ahí, después de todo, en esa casa tenían quien las
cuidara, comida y techo, pero ella necesitaba algo más: libertad y a su
hermano, al menos verlo una vez más. Doce años juntos es demasiado tiempo para
perder de golpe a quien ha sido tu compañero desde el momento de tu nacimiento,
ojala alguien la entendiera y la ayudara a salir de ese lugar. Amarró la cuerda
con fuerza a la pata de la cama, abrió la ventana y se dirigió a cerrar la
puerta, esta vez tenía que lograrlo. Salió sujetándose con fuerza, cuidando no
resbalarse, pero igual lo hizo, se hubiera llevado un fuerte golpe de no haber
sido porque alguien la atrapó antes de caer.
_ Veo que aun haces de escapista_ dijo Mau haciendo
mención a la forma en que había intentado escapar de su suite la vez que
conoció a los chicos
_ ¿Qué haces tú aquí?_ lo cuestionó la chica
_ Vengo por ti, los chicos están impacientes por verte,
en especial Oscar_
_ ¡Os!, ¿Dónde está mi hermano?, ¡Quiero verlo!_
Mauricio la bajo y le explicó que los chicos la esperaban
en el hotel, irían allá pero primero debía hablar con sus tutores y después ir
por Julián.
Dos horas más tarde el gerente del hotel se encontraba en
el interior de la dirección del orfanato público de la ciudad, lugar donde su
malvada ex novia había decidido recluir al más pequeño de sus chicos. No
entendía porque el director tardaba tanto en volver con él niño. Finalmente
regreso, pero venia solo, aún no había señales de Julián.
_ Lo siento señor Fernández, pero el menor fue dado en
adopción_ dijo el director _ Su nueva familia vendrá hoy por él_
_ ¿Podría verlo al menos?_ preguntó preocupado, si Julián
tenía una nueva familia no había problema, solo quería verlo y quizá pedirle a
sus nuevos padres que les permitieran visitarlo de vez en vez.
_ Venga conmigo_ indicó
El director lo guió hacia lo que parecía una pequeña sala
de espera, ahí Julián observaba con atención la puerta, esperando a su nueva
familia, cuando lo vio, su rostro se iluminó y corrió a abrazarlo.
_ ¿Eres tú?, ¿Tú eres el que me adoptó?_ preguntó el niño
_ No enano, aunque me habría encantado hacerlo_ respondió
abrazándolo con fuerza
_ ¿Entonces quien me adoptó?_
_ Fui yo, Julián_ escucharon una voz familiar entrando a
la habitación, se trataba de Florencia.
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