domingo, 28 de agosto de 2016

Capítulo 40: ROMANCE INESPERADO

_ ¿Qué haces aquí?_ preguntó Florencia
_ ¿Puedo hacerte una pregunta?_ empezó a decir _ ¿Aún estás enamorada de Mauricio?_
Lo dudo unos segundos.
_ No lo sé… Empiezo a creer que no_
Apenas dijo esto, Agustín se abalanzó sobre ella, robándole un beso. Florencia le correspondió y rodeo el cuello del que hasta ahora había sido su mejor amigo con sus brazos, ayudando a que el beso se intensificara.
_ Espera_ lo alejó abruptamente  _ No quiero despertar al enano_ explicó
_ Podemos continuar en la sala_ respondió Agustín con una sonrisa

Las dos de la mañana. Ellos entraron corriendo al cuarto del infante que gritaba con desesperación. Lo encontraron dando vueltas en su cama, presa de una pesadilla al parecer.
_ Está alucinando_ dijo Agustín _ Tiene mucha fiebre_ aseguro tocando la frente del niño
_ ¡Auxilio!, ¡Ayúdenme! _ gritó Julián con voz débil
Florencia se acercó para comprobar la temperatura corporal de su hijo. Agustín estaba en lo cierto.
_ Iré a encender el coche. Tráelo_ indicó
Agustín obedeció, envolviendo al niño con una de sus cobijas.

Oscar entró a la habitación de las chicas, ya era momento de marcharse a la escuela y estaba preocupado por ella. La encontró sentada al borde de su cama, con los pies colgando sobre la litera inferior. Subió y se sentó a su lado.
_ ¿Por qué no fuiste a desayunar?_ preguntó a su hermana
_ Tengo la cabeza hecha un lío_ respondió
Oscar se puso serio. Sabía que Emi estaba mal, y odiaba no saber el porqué de esa situación.
_ Kike me pidió que continuáramos con nuestra relación, pero Matías se me declaró el sábado y además, Ezequiel me besó hace unos días_   explicó
_ ¡Te besó!, ¡Lo voy a matar!_ exclamó furioso
_ Tranquilo, fue… lindo… eso creo_ lo tranquilizó _ Solo que todos me piden una respuesta y estoy confundida… no quisiera estar cerca de ninguno hasta tener mis ideas claras_
_ No puedo ayudarte a decidir, pero si a mantenerlos lejos mientras tanto_ dijo rodeando a su hermana en un abrazo

Florencia lo observó nuevamente, tratando de decidir si era una buena idea, si debía confiar en él o sería mejor llevar a Julián con ella al trabajo, pero no podría cuidar de él y sabía de sobra que no podía enviarlo al colegio en esas condiciones.
_ Confía en mí, ¿Quieres?_ dijo Agustín
_ Solo espero no arrepentirme de esto_ confesó ella _ Debo irme a trabajar, pórtate bien y descansa un poco_ dijo a su hijo mientras se despedía dándole un beso en la mejilla
_ Si mamá_ respondió Julián
Florencia se inclinó hacía Agustín para despedirse dándole un beso, pero se detuvo al notar la mirada curiosa del niño, entonces le dio un ligero beso en la mejilla.
_ Tenemos que hablar esta noche_ concluyó y se marchó

Lo había logrado. A lo largo del día se mantuvo lejos tanto de Matías como de Ezequiel, evitando por completo cruzar palabra con ellos, ahora solo le restaba llegar al hotel y encerrarse a pensar el resto de la tarde para evitar encontrarse con el menor de los Lagos por los pasillos del hotel. Salió del colegio a toda prisa, buscando no ser encontrada por su mejor amigo, pero se detuvo de golpe al ver el resplandor del cabello dorado de su primer amor. Enrique la esperaba en la salida de la escuela.
_ ¡Kike!_ exclamó Oscar acercándose al chico _ ¡Que gusto verte!, ¿Quieres jugar un partido de baloncesto conmigo y con Arturo esta tarde?_
_ En realidad pensaba salir con Emi hoy_ respondió Enrique
_ Por mí no se hagan problema_ dijo la chica _ Has estado aquí toda la semana y no has visto a los chicos para nada… creo que les hará bien pasar tiempo juntos_
Ezequiel se acercó para hablar con su mejor amiga.
_ Tú también podrías venir, Lagos _ comentó Oscar antes de que él pudiera abrir la boca _ Nos hará falta un jugador y ustedes dos no han pasado tiempo juntos en toda la semana, se supone que son amigos_ insistió
_ Quizá tengas razón, pero…
_ ¡Ya está!_ exclamó Os _ ¡Será una tarde de chicos!_ concluyó abrazando a sus dos posibles futuros cuñados
Emi formó una sonrisa de oreja a oreja, feliz de que su hermano siempre la ayudara, feliz de tener a su mellizo a su lado y de saber que siempre podía contar con él.

Esa bola naranja pasaba hábilmente de las manos de Oscar a las de Arturo, quien sin la menor dificultad lograba encestar. Ella lo observaba atenta, ese chico era tan parecido a su padre en tantos aspectos, incluso en su estilo al jugar, tenía su misma sonrisa. ¿Tenía algo de ella? Si, su cabello y sus ojos. Pero los de Arturo eran mil veces más expresivos que los suyos. Lo vio rebotar el balón con destreza, burlando a sus rivales, moviéndose con naturalidad por la cancha.
_ Es un excelente jugador, ¿No?_ le preguntó Sara
_ Si, lo es_ respondió _ ¿Ustedes no juegan?_
_ No, el baloncesto no es lo mío. Y además, debo admitir que el callejerito es bueno en eso… una vez me ganó una apuesta jugando así… prefiero no arriesgarme _ dijo Leonardo
_ ¿Por qué ustedes dos no se llevan bien?_ cuestionó Esmeralda
_ Siempre ha sido así y dudo que eso cambie_
_ ¿Juega en el equipo de la escuela?_
_ Jugaba. Está temporalmente suspendido por violento_ explico el mayor de los Lagos
_ El año pasado llevo al equipo a la final y ganaron_ comentó Sara con orgullo _ Además es músico, sabe tocar la guitarra magníficamente_
_ Bueno, basta de lanzarle flores al callejerito_ intervino Leo
Esmeralda dejó de hablar y volvió a observar aquel adolescente. Leonardo por otra parte, volteo a ver a la novia de su tío, ¿Por qué siempre tenía tanto interés en saber de Arturo? Tenía que averiguarlo.

Emi se encontraba en su habitación, era una de esas pocas ocasiones en las cuales disponía del cuarto para ella sola, por lo cual podía pensar tranquilamente y ordenar tanto sus ideas como sus sentimientos. Sentada en la alfombra morada de la habitación intentaba descubrir que chico era el dueño de su corazón.
La puerta del cuarto se abrió de golpe, y vio entonces a Matías entrando.
_ Tengo que hablar contigo_ dijo el chico con firmeza
_ ¿Te volviste loco?, ¿Quién te dejó entrar?_ cuestionó ella poniéndose de pie_ ¡Largo de aquí!_ ordenó empujando al chico
_ La recepcionista me dejó entrar. ¡Emi, ya basta de evadirme!, ¡Quiero una respuesta!_
Emilia enfureció, primero que nada no podía creer que Estrella la traicionara de esa forma, pero sobre todo estaba molesta porque ese chico no la dejaba en paz. Sin dudarlo ni un segundo lo empujó con fuerza hasta sacarlo, primero de su cuarto y después siguió del mismo modo hasta llegar a la puerta de la suite.
_ Me encanta que seas tan fuerte_ comentó Matías con una sonrisa
Justo cuando Emi se disponía a abrir la puerta para sacar definitivamente al chico, la puerta se abrió, dejando que Florencia y Paula presenciaran la escena de los dos adolescentes.
_ ¡Fuera de aquí!_ ordenó Emilia sin inmutarse ante la presencia de las recién llegadas
El chico de ojos verdes obedeció y salió de la suite con una sonrisa.
_ Mañana te veo en la escuela y espero ya tengas una respuesta_
La chica bufó enojada. Necesitaba un poco de paz.
_ ¿Qué me ven?_ preguntó a la defensiva a la ex novia de su tutor y a Paula
_ Pau, ¿Puedes ir a buscar al enano? Dile que ya nos vamos_ indicó Florencia a la niña
Paula asintió y salió a buscar al niño.
_ ¿Estás bien?_ preguntó Florencia _ ¿Ese chico es tu novio?_
_ ¡No es de tu incumbencia!_ exclamó
_ Solo quería ayudarte. Creí que habían discutido_
_ No es mi novio, pero quiere serlo… igual que otros dos chicos y están volviéndome loca_
_ Sé que es difícil elegir, pero basta con escuchar a tu corazón_ le aconsejó
_ Para ti es fácil. Vives enamorada de Mau desde siempre_ dijo ella _ Aun cuando ya no son novios_
Quizá la estaba ayudando, pero no dejaría que Florencia saliera ilesa de esa charla, después de todo, aún la odiaba por haberla separado de su hermano por casi dos meses.
_ En realidad, te entiendo perfectamente y creo que lo mejor es escuchar a tu corazón_ respondió Flor con la mayor tranquilidad.
Y justo en ese momento, las dos encontraron la solución a sus problemas, todo residía en escuchar ese simple y sencillo consejo.  




miércoles, 24 de agosto de 2016

Capítulo 39: EXPLOSIÓN DE FURIA

_ Yo no podía ser tu madre, como tampoco lo puedo ser ahora. Lo siento Arturo_ se encogió de hombros _ Debo irme_ concluyó avanzando hacía el ascensor
Arturo permaneció inmóvil en medio de la azotea del hotel. Solo. Triste. Confundido. Enojado. Con ganas de arremeter su ira en contra del primero que se cruzara en su camino y tenía en mente a la persona indicada para descargar sus frustraciones. 

Bruno Casas avanzó por el lobby, nunca estaba de más una visita sorpresa. Todo parecía estar en orden, encontró a los chicos realizando sus tareas escolares y Mauricio preparando la cena con ayuda de Martín y Lucía. Se encontraba despidiéndose del gerente del hotel cuando un estruendoso sonido los hizo voltear en dirección al restaurante.
Corrió inmediatamente para averiguar que ocurría al interior del establecimiento. Mauricio lo siguió, dispuesto a calmar cualquier disturbio que afectara la imagen del hotel.
Al llegar se encontraron con una escena insólita: el Chef Pablo, con la ayuda de Ricardo, uno de los meseros, sostenían a Arturo con fuerza, intentando separarlo del señor Garcés, quien se encontraba en el piso siendo atacado por el quinceañero.
_ ¡Basta muchacho!_ exclamó el Chef empujando con fuerza al chico
Arturo cayó al piso, pero se levantó enseguida, atacando con una nueva oleada de golpes contra su anterior tutor
_ ¡Arturo, detente!_ dijo Ricardo intentando sostenerlo
_ Tú también me tienes cansado_ respondió el quinceañero plantándole un puñetazo en la cara. Su venganza por lo ocurrido en la fiesta de meseros hace unos meses.
Mauricio se abrió paso entre la gente que rodeaba al quinceañero, la mayor parte de ellos alarmados por la escena. Abrazó al adolescente por la espalda, asegurándose de aprisionar sus brazos. Lo levantó haciendo uso de todas sus fuerzas y lo alejó de su oponente.
_ ¡Suéltame, Fernández!_ bufó el chico con furia  
_ ¿Te volviste loco?_ preguntó Mauricio tratando de mantener la compostura
_ No dejaré esto pasar por alto_ intervino Bruno con seriedad _ Volveré mañana_ concluyó con un tono serio
Arturo dejó de forcejear y apartó a su tutor con un empujón.
Era demasiado. Mauricio debía recuperar el control.
_ No saldrás de la suite en un mes. Salvo para ir a clases_ sentenció
_ ¡Me importa un carajo!_ gritó Arturo _ ¡Me voy a mi estúpida habitación!_ concluyó
_ Solo entró y le encajó un puñetazo en la cara sin previo aviso_ comentó el Chef acercándose a Mauricio _ No es que quiera defender a Garcés, pero esta vez, él no tuvo nada que ver_

Florencia se levantó de su escritorio intentando no hacer demasiado ruido. Abrió la puerta de su apartamento y quedó petrificada ante la imagen que vio: su mejor amigo con el labio superior partido, una mejilla en color morado y una marca roja junto al ojo derecho.
_ ¿Qué te pasó?_ preguntó preocupada
_ Arturo me atacó en el trabajo_ respondió abriéndose paso hacía el sillón _ También me golpeo las costillas y los brazos_
_ ¿Por qué?, ¿Qué le hiciste?_
_ Nada. Solo entró, me llamó para que volteara y me golpeó_ explicó
_ Iré por hielo_ dijo entrando a la cocina
_ Sabía que me odiaba, pero jamás pensé que hiciera algo así_ comentó recostándose en el sillón _ ¿Dónde está el enano?_
_ Durmiendo_ contestó mientras colocaba una bolsa de hielo envuelta en una toalla sobre la mejilla de su amigo
_ Lo que menos quiero es que él también me ataque_ reprimió un quejido al sentir la presión del hielo sobre su herida
_ No lo creo, lleva horas dormido y diría que ya no te odia_
_ Al menos con él, he logrado hacer las paces_ sonrió ligeramente

A la mañana siguiente, Sara espero a que Oscar y Martín salieran del cuarto para entrar. Todos sabían del incidente de la noche anterior, y ella necesitaba respuestas. Encontró al quinceañero poniéndose el suéter del uniforme escolar.
_ ¿Qué ocurrió anoche con tu madre?_ preguntó en voz baja
_ No tengo mamá. No tengo familia_ respondió el chico _ ¡Ahora déjame en paz!_
_ ¿Qué hay de nosotros?_
_ No somos familia, solo somos un montón de chicos abandonados que tu estúpido primo cuida para calmar su consciencia_
_ ¡Basta, Arturo!, ¡Deja de actuar como un idiota!_
_ Ella no me quiere, ¿ok?_ dijo sentándose al borde de la cama _ Nunca me quiso_ sintió su voz quebrarse y ocultó su rostro por temor a derramar alguna lágrima
Sara se sentó a su lado, dispuesta a abrazarlo, pero él se alejó bruscamente.
_ Solo quería descargarme con alguien, y ¿Qué mejor que hacerlo con la persona que terminó de arruinar mi vida?_ explicó _ Ahora te pido que no hablemos más del tema. Se acabó_ concluyó saliendo del cuarto

Ezequiel observó a su mejor amiga, ¿Cuándo había empezado a verla de esa forma?, ¿En el baile, cuando compartieron la pista?, ¿O fue antes, cuando la vio salir usando ese vestido?, ¿Cuándo volvió al hotel?, ¿Cuándo se fue?, ¿O incluso antes de todo eso?
No lo sabía, pero tenía claro que estaba enamorado, que deseaba estar junto a ella y que no soportaba verla con otro.
_ ¿Verás hoy a Kike?_ preguntó en un susurro
_ No, hoy acompañaré al enano a su entrenamiento_ respondió procurando que la profesora de matemáticas no los escuchará
_ Juguemos videojuegos esta noche en mi casa_
_ Te veo a las siete_
Esa respuesta lo volvió loco de la felicidad. Estarían juntos, a solas como solían hacer, solo que ahora resultaba un millón de veces más especial.

Los nueve chicos desfilaron por el lobby al llegar de la escuela. Sara y Leo intercambiaban ligeros besos y abrazos al caminar, sin embargo, la chica no podía dejar de observar a su mejor amigo. Se veía furioso, dispuesto a atacar ante el menor contacto.
_ ¡Arturo, espera!_ gritó Mauricio acercándose al chico
_ ¿Qué quieres, Fernández?_ preguntó con fastidio
Mauricio lo tomó del brazo, alejándolo del resto.
_ Te veo en diez minuto en el salón Real_ indicó el gerente
_ ¿Qué pretendes?_
_ ¡Obedece!_

Rodrigo se acercó lentamente hacia la recepción del hotel, detrás de ese escritorio se encontraba esa bella mujer. Le había gustado desde el primer momento, cuando la conoció en la fiesta de los mellizos. Por desgracia tenía novio, el mismísimo Mauricio Fernández, sin embrago estaba seguro de que si movía sus cartas adecuadamente, lograría conquistarla.

Dos colchonetas se encontraban sobre el piso del salón Real, el quinceañero observó confundido aquella escena. Vio a su tutor acercarse a él llevando consigo un par de guantes de box.
_ Toma esto_ le indicó ofreciéndole unos guantes rojos
_ ¿Te volviste loco?_ exclamó el adolescente _ ¿Piensas que voy a golpearte?_
_ Estoy seguro que lo harás. Estás enojado conmigo y te estoy dando la oportunidad de desquitarte_
_ Te vas a arrepentir, Fernández_ comentó el chico ajustándose los guantes con una sonrisa en el rostro

Arturo y Mauricio boxearon. El gerente permitió que el chico le encajara un par de golpes, pero en general los esquivaba bastante bien. Se dio oportunidad de lanzar también algunos golpes, pero ninguno demasiado fuerte para lastimar al muchacho.
Terminaron cansados y sudorosos después de la pelea.
_ ¿Sabes boxear?_ preguntó Arturo quitándose los guantes
_ Si, un poco. Guille y yo fuimos a clases cuando éramos niños_ respondió _ Si tú quieres, puedo enseñarte_
_ ¡No!_ exclamó enojado _ Si crees que con esto está todo solucionado, ¡Te equivocas!_ gritó lanzando los guantes para después marcharse furioso

Entró despacio a la habitación, procurando no hacer ruido. Se detuvo en el marco de la puerta a observar la escena: Flor cubría al niño con una manta y después depositaba un beso sobre su frente. Era tan distinto a las escenas que veía hacía algunos años, tanto que incluso parecía irreal.
_ ¿Qué haces aquí?_ preguntó Florencia
_ ¿Puedo hacerte una pregunta?_ empezó a decir _ ¿Aún estás enamorada de Mauricio?_
Lo dudo unos segundos.
_ No lo sé… Empiezo a creer que no_
Apenas dijo esto, Agustín se abalanzó sobre ella, robándole un beso.