lunes, 15 de agosto de 2016

Capítulo 37: EL REGRESO DE ENRIQUE

Mauricio tomó la película y la insertó en el DVD. Rodeó a Estrella con el brazo y le plantó un beso ligero en los labios.
_ Es genial tener a toda la familia aquí_ comentó _ Solo falta el enano_ añadió con cierta nostalgia _ Mañana iré a visitarlo_
Estrella hizo una pequeña mueca, el asunto de Florencia empezaba a cansarle. No sabía que esa mueca era solo una pequeña chispa de la futura bomba que explotaría en muy poco tiempo.

Emi contaba las horas para dar fin a las clases. Era lunes y como todos los estudiantes, odiaba los lunes, solo que este sería un lunes especial. Kike visitaría la ciudad, debido a que acompañaría a su padre a una convención, de modo que por toda una semana podría verlo nuevamente.
La clase terminó. Solo dos horas más en el colegio y podría reunirse con su primer amor. Era momento de ir al laboratorio de biología, se puso de pie, se colocó la bata y cerró su mochila. Empezó a avanzar hacia la puerta, ahí se encontraba Matías, esperándola.
_ ¿Por qué huiste?_ le reclamó
_ No me gusta estar con mentirosos_ respondió ella apresurando el paso
_ ¡No mentí!, ¿Tienes idea de cuánto me costó decírtelo?_ preguntó mientras corría tras ella por los pasillos de la escuela _ ¡Solo quiero saber si yo te gusto!_ exclamó
La chica frenó en seco y dio media vuelta para verlo a los ojos. No había respuesta que pudiera dar, no hasta haber visto a Enrique.
_ ¡Emi, la clase ya empezó!_ los interrumpió Ezequiel con un grito desde la puerta del laboratorio
Ella no dudo ni un segundo en echar a correr a su clase.

El asunto del aprendiz comenzaba a tornarse cómodo, Rodrigo funcionaba como una especie de asesor personal. Realizaba tareas sencillas y le ayudaba a recordar otras cuantas.
_ ¿Cómo fue que los chicos llegaron al hotel?_ preguntó el hombre de los ojos verdes
_ Por mera casualidad_ respondió el gerente sentándose en su escritorio
_ ¿Fue difícil adaptarse?_
_ Mucho, un hotel de cinco estrellas no está diseñado para siete chicos haciendo de las  suyas, pero lo logramos_ dijo con una sonrisa. Después se puso serio _ ¿Cómo llegaste tú al hotel?_
_ Bueno…. Conocí a Jake cuando estaba en la preparatoria, me ofreció pagar mis estudios a cambio de que trabajara medio tiempo en uno de sus hoteles_ respondió con naturalidad
“Jake”, ¿Cómo podía llamarlo con tanta confianza?
Jacob Palacios era un hombre importante. ¡No se le podía hablar con sobrenombres!
_ Inicie como botones y he ido ascendiendo. Supongo que el siguiente paso es una gerencia, por eso me envió aquí a aprender_
Le sonaba familiar. Esa había sido su historia. Solo existía un pequeño detalle que lo inquietaba: el dirigía el mismo hotel en el que había aprendido a ser gerente.

Ezequiel se ubicó entre Matías y Emilia, quería evitar a toda costa que ese engreído siguiera cerca de ella. Estaba molesto consigo mismo, ¿Por qué no fue capaz de decirle a Emi sus sentimientos por ella antes?
_ ¿Puedo sentarme ahí?_ preguntó Matías en mitad de la explicación de su profesor
_ No, Emi y yo usaremos el torno. Tú puedes ir por allá_ dijo señalando la mesa dedicada a las sierras y serruchos
_ ¡Tengo que hablar con ella!_ exclamó el chico
_ Y nosotros tenemos que trabajar_
_ ¡Deja de entrometerte, Lagos!_
_ Me entrometo todo lo que quiero_
_ ¡Quítate!_ gritó empujándolo para acercarse a la chica
Ezequiel cayó sobre el duro y frío suelo del taller de carpintería. Ese era su punto límite. Se puso de pie  y empujó al chico de ojos verdes con todas sus fuerzas.
_ Deja en paz a mi novia_ dijo enfurecido

Chaim miró la pantalla de su celular y salió corriendo del salón de clases. Ellos. Una vez más eran ellos. Respondió el teléfono y escuchó las mismas palabras que había oído durante el último medio año. Colgó al fin, con el pulso acelerado y las entrañas revueltas de coraje. Hizo una cuenta mental. La cuenta regresiva continuaba. Faltaban solo tres meses para que cumpliera la mayoría de edad. Solo tres meses de dulce libertad y era momento de hablar, de contar toda la verdad a la persona que más le importaba en la vida: Kía.

Oscar esperaba impaciente. Podría volver a ver a Diana. ¡Cuánto le alegraba la simple idea! Sin duda aún sentía esas mariposas en el estómago cuando pensaba en ella. Seguía enamorado a pesar del paso de los meses.
Al fin lo vieron llegar. Enrique se acercaba con paso certero a la puerta del colegio, donde los tres esperaban.
_ ¡Ya está aquí!_ exclamó volteando a ver a Emilia
Su hermana estaba sentada en la entrada de la escuela, hablando con Ezequiel sobre el incidente ocurrido dentro del taller de carpintería.
_ Solo quería que dejara de molestarte_ comentó el menor de los Lagos, pero su respuesta quedo en el aire
Apenas lo vio, Emi se puso de pie y corrió a abrazarlo.
Ezequiel se odio más que nunca. Emilia era perfecta y él había tardado demasiado en darse cuenta. Enrique y Matías eran mucho más listos que él.
_ ¡Qué gusto me da verte otra vez!_ dijo el chico rubio estrechándola entre sus brazos
_ ¿Dónde está Diana?_ preguntó Oscar con impaciencia
_ En casa, solo hemos venido mi padre y yo_ respondió
Oscar no fue capaz de disimular su desilusión.
_ Vayamos por un helado_ comentó Kike con una sonrisa

Martín ingreso lentamente en la que antes fue su suite. Quería pistas. Debía averiguar lo antes posible si ese hombre era una verdadera amenaza para el trabajo de Mau, y por tanto para la estancia en el hotel de toda la familia.
Era arriesgado, pero estaba seguro de que Rodrigo se encontraba en la gerencia ocupado, sino, probablemente estaría hablando con Estrella en la recepción. Como a todos en el hotel, a Estrella le agradaba ese hombre.
Avanzó por la sala, la misma que ya había inspeccionado. Pensó que tal vez sería buena idea pedirle a Nadia que lo acompañara, pero ella estaba ocupada empacando para la mudanza a su nueva casa. Abrió lentamente la puerta del cuarto principal.
_ ¿Buscabas algo?_ preguntó la voz de Rodrigo De la Cruz jalándolo hacia el interior

Solos al fin. Después de tres meses de separación. Avanzaban el uno al lado del otro, recorriendo el parque, Ezequiel y Oscar se habían marchado, dejándolos en medio del pasado y ese dudoso presente.
_ ¿Aún somos novios?_ preguntó Enrique sentándose en el pasto
_ No lo sé. Ha pasado mucho tiempo_ respondió Emi sentándose a su lado
_ Es que tengo muchas ganas de besarte y si no somos novios, sería completamente inapropiado_
_ Lo sería_ sonrió
Lo cierto era que ellos nunca se habían besado. Aun cuando fueron novios, el esperado primer beso jamás llegó para ellos dos.
Kike se inclinó en dirección a ella, acortando la distancia entre los dos. Sus labios ya estaban a solo un par de centímetros de besarse cuando él se detuvo de pronto.

_ Quiero que sigamos siendo novios, aunque sea a distancia_

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