martes, 5 de abril de 2016

Capítulo 2: REENCUENTRO

_ Ve a arreglarte Méndez, tienes visita_ le indicó
Se preguntó quién podría ir a visitarlo justo ahí, la única persona que vino a su mente fue Candela y se llenó de emoción al pensar que volvería a verla. Se bañó y se arregló lo mejor que pudo, tratando de esconder las marcas de las pelas más recientes, fue al cuarto destinado a visitas de externos, al abrir la puerta se llevó una gran sorpresa.
_ Hola Arturo_ saludo el gerente del hotel
_ ¿Qué haces aquí?_ preguntó enojado _ ¿Volviste de la luna de miel y vienes a decirme lo felices que son tú y Flor?_
_ Termine con ella el mismo día que se los llevaron_
_ No me importan tus problemas Fernández, ¡Ahora vete!, ¡No quiero verte nunca más!_ gritó mientras daba media vuelta para salir
Mauricio lo frenó deteniéndolo del brazo, entonces pudo verlo detenidamente, estaba tan cambiado, no solo por el corte de cabello; en el hotel lo tenía largo y revuelto, ahora era corto en extremo; sino que tenía el contorno del ojo izquierdo en un tono verdoso, la mejilla derecha amoratada, una cicatriz en el labio y una cortada junto a la oreja. Se veía mayor de lo que en realidad era, y sus ojos aun reflejaban el odio y el dolor.
_ Fue todo una trampa_ explicó _ Estoy aquí porque vine a llevarte de regreso al hotel_
_ ¿Para qué?, ¿Cuándo te canses de nosotros harás lo mismo otra vez?_
_ ¡Escucha Arturo!, ¡Yo no quise nunca que estuvieras en este lugar!, vengo por ti, porque me interesas, porque eres mi hermanito_ intentó abrazarlo
_ ¡Tú no eres nada mío!... ni siquiera mi tutor_
_ Lo soy nuevamente, tarde mes y medio, pero al fin recupere su custodia_ dijo _ Vamos al hotel, te prometo que todo será como antes, incluso mejor_

Arturo no tenía nada que empacar, había llegado sin nada, solo su ropa y el reloj de su padre, dobló el uniforme y lo dejó sobre su cama, seguramente en un par de semanas le pertenecerían a alguien más.
_ Creo que Lozada estará feliz de que te vayas, significabas un riesgo para su liderazgo_ comentó Sergio
_ No me parece justo irme y dejarte aquí_ dijo el quinceañero
_ ¡Vamos, estaré bien!, si yo estuviera en tu lugar me iba sin pensarlo, aunque tú te quedaras_ respondió _ Además, mis viejos vendrán por mí a fin de año, sino yo me escapo_
Arturo sonrió, estaba a un paso de recuperar su libertad, abrazó a su amigo y le prometió pagarle por todo la ayuda que le había dado en ese tiempo. Después se marchó, dejando atrás una breve pero difícil etapa en su vida.

Vio la pantalla del ascensor dejar atrás el número dos, sin entender lo que ocurría, ¿Por qué habían subido hasta el tercer piso? Mauricio salió al pasillo, indicándole que lo siguiera, entonces se detuvo frente a las suite 3 05 y sacó su tarjeta de acceso. Abrió la puerta, dejando ver una amplia sala-comedor, con una mesa suficientemente grande para diez personas, era de las suites triples, de esas que solo se alquilaban cuando alguna familia realmente numerosa pasaba la noche en el hotel o alguna excursión escolar decidía ocuparla.  Entró cauteloso y observó las tres entradas a las recamaras, de una de ellas salió Sara, quien corrió a su encuentro, abrazándolo con fuerza.
_ No tienes idea de cuánto te extrañe_ le dijo
_ Yo también te extrañe un montón, necesitare tus consejos de maquillaje para ocultar algunas cicatrices_
La chica se apartó un poco para observar el rostro de su mejor amigo, sin duda tenia marcas, pero no solo en la cara, sino también en los brazos. Parecía haber salido de una prisión.
_ ¿Dónde estuviste tú?_
_ En un colegio militar, ¿Y tú?_ 
_ En una casa hogar para señoritas, ese lugar era un fastidio_
_ ¿Dónde están los otros?, ¡Quiero saludarlos!_
_ Ellos no están aquí_ respondió Mauricio _ Tú y Sara son los primeros en regresar, mañana iré por Paula y si tengo suerte podré ir también por Tincho_ explicó _ Ve a tu cuarto y elige tu cama, este es nuestro nuevo hogar_

Un par de horas más tarde Arturo se reunió con su mejor amiga para platicar en el lobby del hotel, había tantas cosas que no entendía, pero no quería preguntárselo a Mauricio, sentía que ya no podría volver a confiar en él, necesitaba respuestas de la única persona en quien aún tenía fe.
_ Mucho ha cambiado desde que nos fuimos, pero no vale la pena apresurarnos, ya lo averiguaras_ dijo Sara
_ ¿Hace cuánto que volviste?_
_ Casi dos semanas, fue más fácil conmigo porque somos parientes_ explicó _ Mau quería que tu fueras el primero en volver, dice que lo odias_
_ Y no se equivoca, ¡Nos traiciono!_
_ No fue así, Flor planeo todo. Cuando Mau se enteró terminó con ella_
_ No sé si creer eso… ¿Sigues con el tarado de Leonardo?_
_ ¡Claro!, ¡Y no es ningún tarado!_

Paula terminó su rutina tan prolija como siempre, después de todo, el patinaje artístico era lo único que le habían permitido conservar. No podía quejarse del orfanato en el que estaba, la trataban bien, la dejaban asistir a sus ensayos y sus compañeras eran cordiales con ella, sin embargo, extrañaba a los chicos, a Mauricio y su vida en el hotel. Se quitó los patines y volvió a mirar hacia las gradas, solo para asegurarse de que él seguía ahí, pero ya no estaba, se había marchado, ¿o solo lo había imaginado?
_ Es hora de irnos_ escuchó su voz justo a su lado
Sorprendida alzó la mirada, él estaba ahí, Mauricio estaba justo a su lado tendiéndole la mano para que se pusiera de pie, así lo hizo y lo abrazó con tanta fuerza que sintió que lo lastimaría, pero estaba feliz de verlo de nuevo.
_ Sabía que vendrías_ dijo sin soltarlo
_ Pau, yo sé que tú piensas que yo…
_ Sé que fue Flor_ lo interrumpió _ La directora del orfanato me dijo que la señora que realizo mi traslado pidió que me dejaran seguir con mis lecciones_ explicó _ Solo dime que viniste para llevarme de regreso al hotel con los chicos_
_ Así es, mi pequeña respondona_ dijo Mauricio abrazándola nuevamente

Mauricio tuvo que viajar dos horas después de dejar a Paula en el hotel para llegar a su siguiente destino, una casa hogar para niños. Habló con el director, quien le pidió que esperara en su oficina, pasaron cerca de quince minutos hasta que volviera, llevando al niño bañado en lodo junto con un compañero. Apenas lo vio, Martín corrió a abrazarlo, sin impórtale que pudiera llegar a ensuciarlo.
_ Lléveselo lo antes posible, es un mal ejemplo para nuestros internos_ comentó el director _ Ni con nuestro más efectivos métodos hemos logrado corregirlo_
_ Pues no soy perro para entender a golpes_ rezongó Martín
Mauricio observó al director claramente enfadado, le hervía la sangre solo de pensar que alguien les hubiera hecho daño a los chicos en ese lapso lejos de él.
_ Vamos al hotel, ¿Cierto?_ preguntó el niño _ Yo sabía que no dejarías a la bruja salirse con la suya_
_ Si Tincho y ya aprendí a jamás dudar de ti_ respondió Mauricio _ Ahora, si todo está en orden, me llevaré a Martín_ anunció al director, este no pudo poner ninguna objeción y dejó que se marchara con lo que el catalogaba como “el peor de los internos en años”

Ezequiel esperaba impaciente en el lobby, había escuchado que Mauricio iría por el resto de los chicos y la emoción lo estaba consumiendo. Todo el verano había esperado ese momento, tanto así que a pesar de tener la oportunidad de convivir; y tal vez conquistar; a Diana, la había ignorado por completo, pensando en el momento que se reencontrara con Emilia. Cuando el gerente entró acompañado por Tincho se sintió desilusionado, pero igual le dio la bienvenida al niño. Ahí también estaban los otros: Sara, Paula y Arturo, listos para recibir a otro más de los suyos.
_ ¡No puedo creer que vaya a decir esto, pero como te extrañe amargada!_ dijo el niño abrazando a Paula
_ Yo también te extrañe tonto_ respondió ella

_ Bueno chicos, quería esperar a mañana, cuando estén todos, pero quiero que lo sepan desde ahora_ anunció Mauricio en mitad de la celebración de reencuentro_ tengo novia_

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