Lo observó con atención, el chef Pablo había dado buenas
referencias de él, pero con solo recordar el tatuaje en el tobillo de Martín,
sintió que debía sacarlo del hotel de cualquier manera, no dejaría que dañara a
los chicos.
Emilia abrió la puerta cuando recién escuchó que tocaban,
ahí estaba Ezequiel con una enorme sonrisa en el rostro. Ella sin saber muy
bien porque, experimentó una enorme alegría al verlo, ahora estaba más
tranquila y podían hablar al fin.
_ Vamos al parque, tengo un montón de cosas que contarte_
le dijo el chico tomándola del brazo
_ Yo también tengo mucho que contarte_
_ Bueno, ¿Qué esperas entonces?, ¡Vamos!_
Y sin decir nada más, la obligó a salir, corrieron juntos
por el pasillo hasta llegar al ascensor. Al fin estaban juntos nuevamente y no
podrían estar más felices por ello.
El chico avanzaba decidido hacia el restaurante, con su
mejor amiga detrás intentando detenerlo, incluso intento jalarlo para volver,
pero el quinceañero era más fuerte que antes y logró escaparse. Sara lo
observó, estaba enojado y caminaba con
gran decisión, vio como entraba al restaurante y buscaba al hombre que había
sido la causa de su tormento durante años. Arturo caminó directo hacia el nuevo
mesero, se plantó justo frente a él.
_ ¿Se acuerda de mí, Sr. Garcés?_ lo encaró
_ ¡Arturo!... ¡Mira que grande estás!, ¿Qué haces aquí?_
respondió el hombre como si fueran amigos de antaño
El muchacho enfureció entonces, sujeto a su mayor enemigo
con fuerza del brazo y lo llevó a la cocina para no armar un escándalo en medio
del restaurante.
_ Aquí vivo, y le advierto que si se acerca a los chicos,
se las verá conmigo_ dijo enojado
_ ¿Ellos también viven aquí?, Me gustaría verlos
nuevamente_
_ Ni se le ocurra, hablo en serio… si les hace algo, ¡Lo
mato!_ concluyó el chico saliendo de la cocina.
Ezequiel entregó un helado a su amiga, por fin estaban
los dos solos, después de tanto tiempo. Le parecía difícil de creer que solo
había pasado mes y medio desde aquel trágico día en que se la habían llevado,
para él había sido toda una eternidad. Emi dio un lengüetazo a su helado de
fresa y a él le pareció extremadamente tierna comiendo así, entonces sin
pensarlo, empujó el brazo de la chica para que el cremoso postre le manchara el
rostro. Ella se enojó e intentó atraparlo, pero Ezequiel echo a correr por todo
el parque, entre risas, se lanzaban algunas bromas. Finalmente Emilia lo
alcanzó.
_ Me las pagaras, Lagos_ amenazó con el puño cerrado
_ Para, para… Sé que con esto se te pasara el enojo_ se
defendió Ezequiel _ Sé que aún faltan dos días para tu cumpleaños, pero te
traje un regalo_
Emi se quedó sin palabras, no sabía que el chico tuviera
idea de cuando era su cumpleaños, ni siquiera recordaba habérselo dicho. El
muchacho sacó algo de su bolsillo: una pequeña cajita azul cielo con un moño
diminuto color lila, sus dos colores favoritos.
_ Espero que te guste_
La chica abrió la cajita con cautela, se llevó una gran
sorpresa al encontrar una cadenita de plata con un dije en forma de balón de
futbol en el interior. Abrazó a su amigo con fuerza.
_ Gracias Eze, es hermoso_
_ Me alegra mucho que te gustara_ hizo una pausa _ Emi,
te extrañe un montón_
_ Yo también te extrañe_ respondió _ ¿Cómo estuvo el
campamento?, ¿Viste a los Castillo?_
_ Si, si los vi… Kike y yo compartíamos cabaña_
_ ¿En serio?, ¿Cómo está?_
_ Bien_ no entendió porque, pero le incomodaba hablar
sobre el ex novio de Emi _ Y Diana también_
_ ¿Todavía te gusta?_
_ No, ella es muy hueca… me gustan las chicas más
profundas y divertidas_ respondió mirándola directo a los ojos.
Dos guardias de seguridad irrumpieron en la pequeña oficina, cada uno de ellos
llevaba al niño sujeto por un brazo. El pequeño forcejeaba para liberarse, al
mismo tiempo que gritaba para lograr su libertad. Florencia y su jefa observaron con gran
asombró la escena.
_ ¿Qué pasa aquí?_ preguntó la famosa diseñadora de modas
y dueña de la empresa
_ Encontramos a este niño en el almacén, dice que es hijo
suyo_ respondió uno de los oficiales dirigiéndose a Florencia _ Lo encontramos
en la bodega cortando algunas telas_
Flor miro al pequeño con una expresión de máximo
disgusto, sin duda alguna estaba furiosa, más aún porque su jefa estaba
presenciando todo.
_ No se preocupe, oficial, deje aquí al niño y vuelva a
su puesto de trabajo_ dijo la dueña de la empresa.
Los dos guardias de seguridad acataron las órdenes,
soltando a Julián, y retirándose posteriormente.
_ ¿Cuál es tu nombre pequeño?_
_ Julián_ respondió el niño tímidamente
_ Me alegra que te hayan dado la adopción, Flor, te
sentará bien cuidarlo… en especial después de lo que tuviste que pasar_ dijo haciendo
referencia a la ruptura que había tenido con Mauricio _ Ve a jugar pequeño, tu
mami tardará un par de horas más en su trabajo_
Julián sonrió aliviado, sabiendo que gracias a esa mujer
se había librado de un regaño de Florencia, quizá le convenía convertirla en su
aliada.
Él estaba molesto, enfurecido en realidad, ¿Cómo podía
hacerle algo así?, ¿Cómo podía ser tan sínica y tan cruel? Eso pensaba al
momento mismo en que partió el lápiz que tenía en la mano justo por la mitad.
_ Debes tranquilizarte amor_ le dijo Estrella
_ ¡No puedo!, ¡Me dan ganas de …
_ Relájate, necesitas estar tranquilo_
_ ¿Cómo puede usar al enano para chantajearme?_ dijo
enojado _ Quiere que vayamos a cenar a su casa para poder ver a Julián_
Estrella estaba tratando de lidiar también con eso, la
idea de que la ex novia de Mauricio hubiese adoptado al más pequeño de los
chicos no era en absoluto de su agrado, sabía que eso mantendría a Mauricio y
Flor unidos de alguna manera, pero no estaba dispuesta a que eso arruinara su
relación, debía aprender a manejar la situación, a buscar soluciones en las que
todos salieran ganando.
_ Mira, el cumpleaños de los mellizos será el domingo,
podemos organizarles algo e invitar a Florencia y Julián_ propuso ella
_ ¿No te
molestaría si ella viene?_ preguntó asombrado
_ En absoluto, así el enano puede ver a los chicos y no
habrá ningún problema_
_ ¿Sabes una cosa?_
_ ¿Qué?_
_ Te amo_ dijo besándola
La noche había caído ya sobre la ciudad cuando Emi y
Ezequiel regresaron al hotel, después de despedirse y que Emilia bajara en el
tercer piso, el chico continuo su camino hacia su respectiva suite. Se sentía
inexplicablemente feliz, de una manera que no había experimentado nunca en su
vida. Cerró los ojos tratando de encontrar alguna explicación lógica a esa
oleada de felicidad, al momento de hacerlo, lo único que apareció en su mente
fue la imagen de Emi sonriendo al ver su regalo… sería que tal vez, ¿Se
estuviera enamorando?
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