miércoles, 20 de abril de 2016

Capítulo 5: RASTROS DEL PASADO

_ La verdad la novia de su tío es una mujer increíble_
Arturo no escuchó esa última parte, pues estaba ocupado observando al hombre que recién atravesaba las puertas del hotel,  llevaba el uniforme de los meseros del restaurante. Lo conocía, era la sombra de su pasado haciendo entrada en su presente.
_ ¿Qué hace él aquí?_
_ Es uno de los nuevos, él entró para cubrir tu puesto_ explicó Sara
El chico salió enojado en dirección a la oficina de su tutor, lanzando gritos por la contratación de aquel hombre y más aún que se hubiese quedado con su empleo. Malena lo seguía, incapaz de comprender lo que estaba ocurriendo, entraron a la oficina, abriendo de golpe, pero ahí no había nadie, Mauricio se encontraba fuera realizando una visita.

El rostro del niño se iluminó cuando lo vio sentado en la sala, sin dudarlo ni un segundo; corrió a abrazarlo; lo extrañaba tanto, verlo ahí suponía para él un alivio, aun cuando fuera momentáneo. Mauricio lo rodeo con los brazos, sujetándolo fuertemente, como si tuviera miedo de que los volvieran a separar.
_ ¿A qué vienes Mauricio?_ preguntó Florencia interrumpiendo el tan tierno momento _ Ya casi es hora de que me vaya al trabajo_
_ Solo vine a ver como esta Julián_ respondió _ Si tu gustas, lo puedo llevar al hotel, que vea a los chicos y cuando vuelvas del trabajo pasas a recogerlo_
Después de reflexionar toda la noche, Mauricio había llegado a la conclusión de que lo mejor sería portarse amable ante su ex novia, tarde o temprano se cansaría de jugar a ser la mamá de Julián, mientras tanto él se encargaría de que al pequeño no le faltara nada.
_ No gracias, lo llevaré conmigo_ dijo Florencia _ Ya hable con mi jefa, a partir de la próxima semana trabajaré solo por las mañanas para cuidar a mi hijo después de la escuela_
_ ¿Puedo ir, por favor?_ suplicó el niño, ansioso por volver a ver a sus amigos
_ No_ respondió cortante _ Si quieres, puedes traer a los chicos a cenar a casa_ comentó _ Ahora, será mejor que te vayas, nosotros vamos de salida_ concluyó
Le pareció sorprendente que alguna vez la hubiera amado, que en un pasado lejano le había parecido la mujer ideal y ahora era más fría que el hielo mismo, peor aún, se escudaba en un pequeño de seis años para mantenerlo cerca. Salió del apartamento, prometiendo volver pronto.

Sara intentaba controlar a Arturo, el quinceañero había entrado al cuarto de Mauricio y arremetía a golpes contra todo, la pared, las almohadas, los muebles, todo a su paso parecía haberse convertido en un costal de box para el adolescente. No paraba de gritar lo mucho que detestaba al gerente por haber contratado a aquel sujeto.
_ ¿Qué pasa aquí?_ preguntó Oscar al entrar a la habitación y encontrar a su amigo enfurecido
_ No sé qué le pasa, esta incontrolable_ respondió Sara
_ ¿Saben que hizo Fernández?_ dijo el quinceañero a los mellizos _ Contrató a un nuevo mesero_
_ Bueno eso no tiene nada de malo_ argumentó Emilia
_ ¡Ese no es el problema!, El problema es que ese nuevo mesero es ¡Agustín Garcés!_
Los mellizos se quedaron paralizados al escuchar ese nombre, incapaces de decir una sola palabra, por otra parte Sara repitió en voz baja el apellido del nuevo mesero “Garcés”, ese nombre le sonaba conocido, permaneció así hasta que logró recordarlo: él había sido el anterior tutor de los chicos y Kía.
_ Seguramente Mau no sabía de quien se trataba_ intentó defender a su primo
_ Si, ¿Cómo no?_ exclamó irónico _ Nos sacó de los orfanatos para regresarnos con ese diablo, ¡Tu primo es un asco de persona!_
_ ¿Estás seguro que era él?_ insistió Emi
_ ¡Sí!, ¡Vayan por los chicos, tenemos que hablar!_ ordenó Arturo a sus amigos.

Kía se encontraba en el ático de su casa, ese que habían pintado hacia un par de meses, era su espacio, su lugar para pensar, para recordar y para pasar los momentos más románticos junto a Chaim. Ese verano lo habían pasado juntos arreglando el lugar, colgando las series de luces, los cuadros y colocando los almohadones en su lugar. Tenían tantos recuerdos compartidos y muchos más por crear juntos. Esa tarde era especial, era su aniversario por cuatro meses de noviazgo; los mejores de su vida. Lo vio atravesar su jardín frontal, sabía que tocaría la puerta, entonces su padre abriría y le diría que lo esperaba arriba, entonces el subiría a alcanzarla.
_ He llegado, princesa_ anunció el joven mostrando una canasta
_ ¿Picnic en el ático?_
_ Y ¿Por qué no?_ sonrió _ Tengo todo lo necesario, y tus padres ya se apuntaron_
Era extraño pero Chaim  se había vuelto un miembro más de la familia, era el tercer hijo de los Vélez, y realmente se sentía más a gusto con ellos que con su propia familia en el palacio, ese era su lugar y no lo cambiaría por nada.

Cuando Mauricio regreso a su suite en el hotel se encontró con sus siete chicos sentados en los sillones de la sala con expresiones de gran seriedad. Sin darle aviso alguno, Arturo lo tomó del brazo y lo hizo sentarse de un empujón sobre el sillón individual. Después como si se tratara de un interrogatorio policiaco, se puso frente a él y lo examino con firmeza.
_ ¿Por qué lo hiciste?, ¿Quieres enviarnos de regreso con él?_ cuestionó el quinceañero
_ ¿De qué me hablas?_  exclamó Mauricio confundido _ ¿Se volvieron locos?_ intentó levantarse pero Arturo lo devolvió a su lugar empujándolo nuevamente
_ ¡Contrataste al señor Garcés!_ reclamó Martín
_ ¿Señor Garcés?_ se preguntó _ Me suena conocido_
_ Te refrescaré la memoria: Agustín Garcés, el nuevo mesero y el hombre que nos explotó a mas no poder_ dijo el mayor de los chicos mirándolo desafiante
Entonces Mau logró unir todas las piezas en su mente, jamás había imaginado que se tratara de la misma persona, en especial porque Agustín había sido enviado al hotel por el señor Palacios en persona. Nunca cuestionaba cuando su jefe enviaba a alguien, lo aceptaba sin más remedio, como había hecho cuando lo asignaron como tutor de los chicos.
_ No lo contraté yo, fue el señor Palacios quien lo envió_ explicó
_ ¿Por qué contrataría a un hombre con antecedentes penales?_ infirió Emilia
_ Él hace ciertas “obras de caridad”… como lo fui yo y ustedes_
_ ¿Puedes echarlo?_ preguntó Oscar
_ Lamentablemente no, si lo envía el señor Palacios, tengo que justificar rigurosamente un despido_ respondió _ Chicos, tranquilícense, no dejaré que les haga daño_
  
Un estudio de modas parece más interesante cuando imaginas como será que cuando te encuentras en el interior, para Julián, el tiempo pasaba demasiado lento en la oficina de Florencia. Estaba aburrido, lo único que veía era a personas pasar de un lado a otro del pasillo, deteniéndose a charlar y mostrándose unas a otras un montón de dibujos de gente demasiado flaca según lo que él podía ver. Intentó entretenerse de todas las formas posibles, pero ninguna resultaba lo suficientemente entretenida.
_ ¡Estate quieto de una buena vez!_ le gritó Florencia desesperada
_ Estoy aburrido, ¿Por qué no puedo ir al hotel con los chicos mientras tú estás aquí?_
_ Porque no_ respondió enojada _ Mira, puedes ir a cualquier lugar del edificio, ¿Por qué no vas a ver dónde puedes jugar y regresas en una hora?_
El niño asintió y se puso de pie de un salto, salió de la oficina y fue en busca de alguna aventura.

Mauricio entró al restaurante, ahí estaba el hombre del que hablaban los chicos, llevaba dos semanas trabajando ahí, pero jamás cuestionó su origen; si el señor Palacios lo enviaba, simplemente aceptaba y ya. Lo observó con atención, el chef Pablo había dado buenas referencias de él, pero con solo recordar el tatuaje en el tobillo de Martín, sintió que debía sacarlo del hotel de cualquier manera, no dejaría que dañara a los chicos.



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