Tomó sus cuadernos y los guardó en su mochila, uno a uno,
pero se detuvo, pues uno de ellos; de pastas azules; no le pertenecía.
Seguramente Fernando lo había olvidado en su casa. Lo abrió para corroborar su
teoría, pero se equivocó, la portada tenía otro nombre escrito: José Arturo
Méndez Longoria. ¡Longoria!, ¡LONGORIA!
¡Esa era la clave de todo!, ¡Había descubierto el
misterio!
Estaba contento, el regalo que el ratón de los dientes le
había dejado era bueno, era el primer diente que perdía y a cambio obtuvo un
billete lo suficientemente grande para comprar helado para él, Lucía y Benja
cuando los viera en el hotel.
_ Mamá, ¿Iremos hoy al hotel?_ preguntó con ilusión
_ No. Agus quedo hoy de venir a comer con nosotros_
respondió Flor _Quizá vayamos mañana_
_ ¿Tú y Garcés son novios?_
Flor se ruborizó, aún no habían decidido que título darse
entre ellos. Solo sabían que existía un sentimiento reciproco que los unía más
allá de una amistad.
_ Ayúdame a cocinar, enano_ le indicó a su hijo
Julián formó una sonrisa, consiente de la respuesta que
había dado su madre adoptiva: ella tenía novio.
Tuvo que esperar hasta el mediodía para que la suite
estuviera relativamente sola. Su tío se había marchado a trabajar y Ezequiel al
parecer iría a ver a Emilia. Ese era el momento perfecto para enfrentarla y
debía aprovecharlo. Entró en la recamara que su tío compartía con ella y la
encontró sentada al borde de la cama con las manos apoyadas sobre las rodillas,
mirando a la ventana.
_ ¿Mi tío sabe que tienes un hijo?_ preguntó recargándose
en el marco de la puerta
Esmeralda volteó a ver al chico rubio con una expresión
de confusión
_ ¿De qué me hablas?_ dijo sorprendida
_ Mi tío, Tomás, ¿Sabe que tienes un hijo de quince años
que vive en el hotel?... Y por si no he sido lo suficientemente claro: ¿Sabe
que tu hijo es Arturo?_
Ella se puso pálida ante el enfrentamiento del
adolescente.
_ ¿De dónde sacaste eso?_
_ ¡Es tan obvio!, ¡No sé cómo no lo vi antes!... ¡Tienen
el mismo apellido!_
_ Eso no significa nada, existen apellidos muy comunes
como el mío_ dijo poniéndose de pie
_ Sí, pero también tiene tus ojos_ respondió Leo
avanzando hacia ella
_ Yo era su mamá, pero ya no más. Por eso no es necesario
que Tomás lo sepa_ respondió Esmeralda colocándose frente al chico _ Y te pido
que no se lo menciones_
Leonardo quedó en blanco ante aquella respuesta,
totalmente confundido, sin saber exactamente qué era lo que debía hacer a
continuación, así que no hizo nada.
Faltaban cinco minutos para que su turno iniciara y ella
aún no llegaba. La impaciencia lo consumía, pues esa tarde recibiría la respuesta
a su propuesta. Quizá había sido demasiado acelerado preguntarle de esa manera
algo tan importante, pero estaba desesperado, el tiempo se le acababa. La vio
llegar corriendo, con su cabello castaño bailando con el viento del otoño.
Mientras la veía acercarse, recordó su primer encuentro: ella mojada al
interior de la fuente, después su primer día de clases y su desprecio, y
finalmente su primer beso al interior del ascensor. La amaba y quería que fuera
para siempre.
_ Chaim_ dijo ella
Él intento robarle un beso, pero ella lo esquivó.
_ No puedo hacerlo, lo siento_ sentenció Kía
Ezequiel la observó detenidamente. Estaban cara a cara y
sabía que era momento de aclarar todo. Él estaba enamorado de ella, no tenía la
menor duda, pero no sabía si ese sentimiento era reciproco.
_ Volví con Enrique_ confesó Emi con timidez _ Espero que
no me odies por eso_ suspiró
Un golpe duro para su primera ilusión, sin embargo, no
podía odiarla
_ No lo haré_ dijo con sinceridad _Es probable que con el
tiempo lo olvide, pero siempre serás mi mejor amiga_ sonrió con cierta tristeza
_ ¿Amigos?_ preguntó
_ ¡Los mejores!_ respondió ella
Se odio en ese momento por no confesarle antes lo que
sentía, odio a su amigo por volver y sobretodo odio el hecho de saber que no lo
olvidaría.
_ ¿Está el callejerito?_ preguntó su novio sin saludarla
_ Está en su cuarto, con Oscar_ respondió ella con
extrañeza _ ¿Por qué?_ cuestionó confundida
_ Tengo que hablar con él_ dijo avanzando hacia la puerta
del cuarto de los varones
_ ¡Espera!_ lo frenó tomándolo por el brazo _ ¿Acaso no
iremos al cine?, ¿Qué ocurre, Leo?_
El chico rubio soltó un suspiro. Sabía que no podía
ocultarle información a su novia o al menos no en ese momento en que se ponía
insistente.
_ Descubrí algo sobre Esmeralda y tiene que ver con el
callejerito_ explicó vagamente
_ ¿Ya lo sabes?_
_ ¿¡Lo sabías!?_ exclamó sorprendido _ ¡Lo sabías y no me
lo dijiste!_ gritó
Estaba enojado. Molesto ante el hecho de que su novia le
ocultara algo tan importante como el secreto de la que podría ser su futura
tía.
_ ¿Qué ocurre aquí?_ preguntó Arturo saliendo de su
habitación
_ Tengo que hablar contigo_ respondió Leo tomando al
quinceañero del brazo para sacarlo de la suite.
Sin importar las amenazas del aprendiz, él no estaba
dispuesto a rendirse. Martín extendió las hojas del currículo de Rodrigo.
Estaba dispuesto a descubrir cada uno de los misterios que ocultaba ese hombre.
Nadia, como siempre, lo acompañaba incondicionalmente. Por otra parte, Nicolás;
con sus extraños motivos personales; hacía un gran trabajo como detective
novato.
_ Nos falta mucha más información personal_ comentó
Martín, se tomaba muy enserio su papel de líder.
_ Si, pero, ¿Cómo la conseguimos?_ preguntó Nico
_ Es momento de ir más lejos_ sonrió el niño _ Debemos
entrar nuevamente a su suite, pero buscaremos únicamente en su habitación. Ahí
es donde las personas guardan sus secretos más íntimos_ indicó a su equipo
Los dos adolescentes se detuvieron en medio del salón
Real; Leonardo habría preferido el salón Joya, pero una convención de dentistas
se lo impidió. Llevaba a Arturo del brazo, el quinceañero forcejeaba para
liberarse del agarre del mayor de los Lagos.
_ ¡Suéltame!_ exclamó Arturo con enfado
_ Necesito hablar contigo, callejerito_ comentó Leonardo
soltando al muchacho
_ ¡Tú y yo no tenemos nada de qué hablar!_ dijo el
quinceañero avanzando hacía la salida
_ Es sobre Esmeralda_
Arturo se frenó en seco, dio media vuelta y avanzó hasta
donde se encontraba el chico rubio
_ ¿Qué pasa con ella?_ preguntó intrigado
_ Sé que ella es tu mamá_ respondió con firmeza _ Y
quiero ayudarte_
_ ¡¿Qué?!_
_ Mira, yo perdí a mi madre cuando era muy pequeño… y no
puedo creer que Esmeralda te dé la espalda… ¡Es ilógico!_
_ Bien, ella es así_ suspiró y tomó asiento sobre el
escenario del salón _ Ya no soy parte de su vida_
_ Tampoco puedo permitir que una mujer así salga con mi
tío_ dijo Leonardo sentándose a su lado _ Debemos desenmascararla en la cena de
esta noche_
_ ¿Has planeado algo?_
_ Si, déjame contarte_
Mientras tanto, Mauricio hablaba con su novia en el
interior de su oficina. Aún debían aclarar el hecho de que Estrella había
permitido a un muchacho entrar a la habitación de Emi sin tener ninguna
autorización.
_ ¿Por qué lo hiciste?_ preguntó con voz seria
_ Ellos salieron la otra vez, pensé que había algo entre
ellos_ respondió Estrella _ Solo quería ayudarlos_
_ ¿Lo conoces al menos?, ¿Sabes quién es ese chico?_
insistió Mauricio
_ No… pero…
_ ¡Pero nada!, ¡No puedes dejar que un chico desconocido
entre a la suite, mucho menos al cuarto de las chicas!_
_ ¡Tienen 13 años, no pasaría nada!_ se cruzó de brazos
_ Prefiero no arriesgarme y te voy a pedir, por favor,
que no vuelvas a tomar decisiones sobre los chicos sin consultarme antes_ dijo
con firmeza
Esa era quizá la primera discusión que tenían después de
tres meses de salir juntos; o al menos la primera que se volvía tangible, pues
Estrella había aguantado las ganas de discutir con su novio en un sinfín de
ocasiones
_ Bien_ respondió cortante
En ese momento la puerta de la oficina se abrió de golpe,
Franco asomó la cabeza al interior, vio a la pareja con expresiones serias e
intentó volver a cerrar.
_ Ya abriste la puerta, así que mejor dime: ¿Qué ocurre?_
comentó Mauricio aun molesto
_ Ammm… lo que pasa es…
_ ¡Habla de una vez!_ empezaba a perder la paciencia
_ Los tíos de Lucía están en mi oficina, vinieron a
visitarme…. Y quieren verla_
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