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Leo, ya casi es invierno, me estoy congelando… ¿No podríamos hablar mañana?_
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No, Sara… Esto es complicado…
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¿Vamos a terminar?... Si es así, está bien, solo dilo_
Esas
palabras le llegaron como cuchillos al corazón, parecía tan indiferente, tan
fría al hablar, que simplemente parecía que no valía la pena luchar.
Olvidó
todo lo que tenía para decirle, todas esas palabras sobre el amor y el perdón,
las dejó de lado.
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Si, quiero terminar_ soltó sin siquiera notar lo que estaba diciendo
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Bien, terminamos_ concluyó ella dando media vuelta
Quedó
paralizado, viendo cómo se alejaba, quería decir algo, detenerla, pero no lo
hizo. Solo la miro y cuando estuvo lo suficientemente lejos, se soltó a llorar
lleno de tristeza y de ira, acababa de cometer la mayor tontería de su vida.
Bajaron
al lobby para volver a casa después de cenar, sin embargo se detuvieron en el
lobby sentando al niño justo en medio de ellos. Julián los observaba
detenidamente, quizá tratando de averiguar lo que estaba ocurriendo.
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Enano, sobre tu hermano…
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No quiero hablar de eso_ lo interrumpió _ Mis papás murieron, nunca los voy a
conocer y mi hermano me abandonó… No quiero saber nada más sobre los Garcés_
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Julián, tu hermano no te abandonó_ dijo Flor
_
Se fue sin despedirse… me abandonó_
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¿No quieres saber nada de tu familia?_ insistió ella
El
niño vaciló por unos segundos.
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¿Cuándo es mi cumpleaños?_
Flor
se detuvo a recordar, acarició el cabello del pequeño y finalmente respondió.
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25 de diciembre, naciste en navidad_
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¿Por qué mi medallita decía “Julian. A” si se supone que me llamo Valentín?_
Flor
sonrió.
_
Tu mamá se llamaba Juliana, esa medallita era suya y en la joyería escribieron
mal su nombre_
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¿Cómo es que llegué al orfanato si mis padres murieron en el incendio?... El
director me dijo que me encontraron en la puerta del orfanato_
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Eso no lo sé, enano. No tengo todas las respuestas_
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¿Estás bien?_ preguntó
_
Si, no quiero saber más de ellos. Soy Julián y ustedes son mis papás… aunque es
bueno tener un cumpleaños_ sonrió y los abrazó con fuerza
Se
alegró de saber que no habían perdido su cariño, pues para él y para Flor, ese
niño era su hijo.
Entró
a su habitación lleno de rabia, su cobardía o quizá su falta de preparación
para esas situaciones lo había hecho perder a la única novia real que había
tenido. Estaba enojado consigo mismo. Sara era su apoyo en los momentos
difíciles, su isla de paz en medio de la tempestad y acababa de perderla.
Golpeó
con todas sus fuerzas la pared y lanzó por los aires los objetos que se
encontraban sobre su cómoda.
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¿Te volviste loco, riquillo?_ preguntó Arturo entrando a su habitación
_
¡Fuera de aquí!_ gritó lanzándole un almohadón de su cama
El
quinceañero logró esquivar el proyectil y acercarse más a él.
_
¿Quieres calmarte?, ¡Vas a romper todo!_ exclamó colocándose de frente a él
Era
más alto que Arturo, sin duda podía vencerlo si intentaba pelear con él. No
quería ver a nadie en ese momento, así que empujó al quinceañero.
_
¿Qué te pasa?_ cuestionó el chico
No
le prestó atención y siguió con su torbellino destructivo arrasando con todo en
su habitación, al menos así fue hasta que sintió todo el peso de Arturo
tacleándolo sobre su cama.
_
¿Qué diablos te pasa?_ gritó el quinceañero enfurecido
_
¡Corté con Sara!_ respondió con el mismo tono al tiempo que empujaba a su
oponente para que cayera al suelo
_
¿Por qué?_ cuestionó Arturo levantándose del piso
Hasta
ese momento fue consciente de que había tirado al chico que tenía el brazo
lastimado, pero no le dio importancia.
_
Porque soy un idiota_ respondió intentando contener las lagrimas
_
Concuerdo con eso, pero ¿Por qué terminaste con ella?_
Quiso
golpearlo, pero sabía que tenía razón. Era un idiota y un cobarde.
Era
media noche, desde el regreso de los chicos tenía esa costumbre de levantarse a
esa hora para ver cómo estaban. Quizá se estaba volviendo sobreprotector con
ellos, o quizá solo le gustaba verlos dormir y pensar que podían llegar a ser
tranquilos.
Abrió
la puerta de su cuarto y se detuvo en el umbral, en la sala se encontraba
Martín, sentado en el sillón con la mirada clavada en la ventana.
Se
acercó en silencio, se sentó a su lado y lo abrazó con fuerza. El niño
correspondió el abrazo, sujetándolo con fuerza, como aquella vez en que lo
había ayudado a superar sus pesadillas.
_
No puedo creer que no lo veré nunca más_ sollozó sujetándolo con fuerza _
Siempre creí que volvería por mí_
Lo
abrazó con más fuerza, se sentía devastado por verlo así.
Durante
las últimas semanas acostumbraban llevar a Sara con ellos, pero ahora sentía
brutalmente su ausencia al dirigirse a la escuela. Se preguntó si Chaim se
sentiría de esa forma al ver a Kía, aun cuando sabía que sus situaciones eran
distintas. Kía era quien había dejado a Chaim y por un motivo justificable,
mientras que él, había dejado a Sara por mera cobardía.
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Habla con ella_ le dijo Arturo cuando bajaron del auto
_
¿Y qué le digo?_
_
La verdad: que eres un idiota_
Quería
golpearlo, hacer que se tragara sus palabras, pero tenía toda la razón. ¿Tanto
le costaba enfrentar una discusión que había preferido dejar a su primera novia
formal?
Era
momento de dejar de actuar como siempre lo hacía, de hacer las cosas
diferentes, porque simple y sencillamente, Sara era una chica diferente.
Leo
no era el único con asuntos pendientes por resolver: él también tenía que
aclarar un tema con Candela. Le parecía tan absurdo encontrarse atrapado en
medio de ese triángulo amoroso, siendo que la única persona que le interesaba
era Kía.
_
¿Puedo hablar contigo?_ preguntó acercándose a Candela
Ella
asintió observándolo atentamente
Fueron
a uno de los bancos de la escuela para poder platicar más tranquilos.
_
Cande… Hay algo que quiero preguntarte_ comenzó a decir _ Escuché que yo…
bueno… que yo te gusto… ¿Es cierto?_
Ella
se ruborizo y bajo la mirada.
_
Necesito saberlo, Cande, ¿Yo te gusto?_ insistió
_
Si_ respondió ella en voz baja _ Desde que llegaste al hotel_ confesó
Lanzó
un suspiro.
_
Cande_ tomo su mano _ Yo te quiero, te adoro, pero no te veo de esa forma… tú eres
mi amiga, nada más_ explicó
La
vio bajar la mirada nuevamente.
_
Perdón que lo diga así, Cande, pero la única chica que me interesa es Kía… y
quiero dejarlo muy claro… Tú eres mi amiga y espero podamos seguir así_
Esos
días parecían marchar bastante bien para él, estaba iniciando una relación con
la mujer más bella del hotel, además esa mañana había recibido una llamada del
señor Palacios que lo alegró bastante. Se acercó a Estrella y le plantó un
beso.
_
Perdón por interrumpirlos, pero necesito hablar contigo_ dijo Fernández tocando
su hombro
_
Ya vuelvo_ comentó a Estrella para después seguir al gerente
Entraron
juntos a la oficina y tomaron asiento.
_
Rodrigo, no sé cómo decirte esto, así que simplemente seré directo: estás
despedido_ decretó
_
¿QUÉ?_
NOTA: Estos días no he escrito tanto como me gustaría, tengo demasiadas ocupaciones y vivo a prisa, pero procuro no abandonar esta historia y estoy trabajando en los capítulos finales. Con el propósito de tenerlos listos (y muy bien hechos) haré otro corte en la historia, en el capítulo 85 y volveré con los últimos capítulos en Mayo.
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