martes, 25 de septiembre de 2018

Capítulo 17:CASA LLENA




_ Tenemos que terminar_ explicó con la mirada clavada en el piso
_ ¿Qué?, ¿Por qué?_
_ Rod, esto no está funcionando_ comentó _ Casi no nos vemos y yo…
_ Sigues enamorada de Fernández, ¿Cierto?_
Estrella guardó silencio y vio los mechones de su rizado cabello castaño cubrir su rostro.
_ No digas más…
Dio media vuelta y volvió a su lugar de trabajo. Fernández le había robado todo: su novia, su empleo, su congreso… ¡Debía pagar por ello!

Desde la llegada de Julián al apartamento, se despertaba todos los días a media noche para comprobar que su hijo estaba bien. Abrió la puerta con delicadeza y entonces escuchó los sollozos del pequeño. Se acercó a la cama del infante.
_ Enano…
_ Mamá, ¿Qué haces aquí?_ preguntó el niño sentándose en su cama
Julián tenía los ojos rojos de tanto llorar y una fila de lágrimas desfilaba por sus mejillas. Instintivamente lo abrazó y besó el cabello castaño del pequeño.
_ No me gusta verte llorar_ comentó
_ Perdón mamá_ dijo el niño limpiando sus mejillas con su antebrazo _ Ya no lo haré_
_ No, no… está bien que llores, estás triste y debes expresarlo… solo desearía que ya no estuvieras triste_
_ Lo extraño mucho_ sollozó
Lo abrazó más fuerte, ella también lo extrañaba, pero debía enseñarle a su hijo a ser fuerte y seguir adelante.

Mau intentaba por todos los medios posibles mantener la cordura, lo cierto era que la suite le parecía cada vez más pequeña, preparar desayuno para tanta gente era toda una hazaña.
_ ¡Cuidado!_ exclamó Martín cuando Ezequiel casi lo golpea con una bandeja llena de panqueques
_ Bueno, ¿Qué quieres?... ¡No hay más espacio!_ respondió el menor de los Lagos
_ ¿Qué hay para desayunar, familia?_ preguntó Edgar entrando a la suite
Desde año nuevo, no dejaba de visitarlos, sin importar cuantas veces lo echara de su suite o del hotel. Molesto se acercó a él.
_ ¡Ya te dije que no puedes venir!_ dijo empujando al muchacho a la puerta
_ Tranquilo, hermano, solo vengo a ver a Emi_
_ ¿Para qué?_ cuestionaron Ezequiel y Oscar a la par
_ ¿Tú eres el hermano, no?_ comentó Edgar dirigiéndose a Oscar _ ¿No podrías ayudarme con ella?_
_ ¡Ni lo sueñes!_ exclamó el músico _ ¡Yo no te ayudaré a estar con mi hermana!_
_ Si, no eres digno de ella_
_ ¿Y tú quién eres?_
_ El que te va a sacar de aquí_ dijo empujándolo
Oscar y Ezequiel finalmente lograron sacar a Edgar de la suite. Al parecer esos dos hacían un buen equipo.
_ ¡Me tienen harto!_ gritó Leonardo saliendo de su habitación _ ¡Apenas cumpla los dieciocho, me voy de aquí!_ le dijo antes de marcharse
A veces también quería huir, el espacio en su hogar era completamente reducido.

Por lo general el cuarto de las chicas era mucho más tranquilo, solo que esa mañana, las cosas no parecían ser exactamente así. Sara esperaba poder salir pronto del hotel, pues tenía que continuar con su sesión fotográfica.
_ ¿Dónde lo conociste?_ le preguntó Paula _ Porque la verdad es divino_
_ Sí, ¿De dónde sacaste a ese chico?_ continuó Emi _ Parece modelo_
<<Es modelo>>
_ No es nada que les importe_ dijo molesta _ Daniel es un amigo y punto_
_ Pues ese amigo puso celoso al ricachón_ comentó Lucía con una sonrisa
¿Celoso?... ¡No era posible!... Si Leonardo ni siquiera recordaba su existencia.

Una semana completa soportando lo mismo. Cada vez que debían subir al auto, Julián se resistía. Simplemente ya no sabía que más hacer con su hijo para ayudarlo.
_ Enano, Mau nos está esperando_
_ Podemos ir caminando_ respondió el niño _ Por favor, mamá_ suplicó
No podía seguir así. Levantó al infante en brazos y lo subió al auto. Julián seguía forcejeando, pero finalmente logró que se sentara en el asiento trasero.

Le gustaba mucho visitar la suite de Fernández, sin embargo notaba la preocupación de su gerente ante las constantes peleas de los chicos, sin duda, la falta de espacio les estaba cobrando factura.
_ ¡Fuera de aquí!_ gritó Paula empujando a Martín fuera de su cuarto _ ¡Ve a tu habitación!_
_ Eso haría pero Ezequiel y Oscar están ahí peleando con Arturo_ respondió el niño de mala gana
_ ¡Ya déjenme en paz!_ exclamó Arturo saliendo del cuarto de los varones
_ Eso te ganas por traidor_ dijo Ezequiel lanzando una almohada al quinceañero
_ Peleen justamente_ comentó Sergio contratacando
_ ¡Basta!_ gritó Mauricio _ ¡Se van a sus cuartos ahora!_
_ Yo no voy a estar con estos_ se quejó Martín _ Me tienen cansado con sus peleas_
_ Y a mí me tienen cansado con las suyas_ exclamó furioso _ Ustedes dos_ dijo señalando a los quinceañeros _ Vayan a mi cuarto y no salen de ahí hasta la hora de la cena, y ustedes a sus cuartos_ añadió señalando al resto de los presentes _ ¡Vamos!_ gritó apresurándolos
Los chicos obedecieron un poco de mala gana.
_ ¿Problemas de convivencia?_ cuestionó observando a Mauricio
_ Demasiados_ respondió dejándose caer sobre el sillón _ Creo que tenerlos tan juntos hace que se quieran matar_
La puerta de la suite se abrió en ese momento, Florencia y Julián entraron a la suite. El niño corrió a saludar al gerente.
_ ¡Mau!, ¡Mau!_ exclamó el niño abrazándolo con fuerza
_ ¿Qué pasa, enano?_ preguntó el gerente
_ Costó mucho traerlo_ respondió Florencia _ ¿Podemos hablar?_
_ Si quieren cuido a los chicos y van a la oficina_ se ofreció
Incluso él se daba cuenta que hacía falta un sitio para tener un poco de privacidad.
_ O si quieren, pueden esperar un poco para hablar y reúnen a los chicos_ dijo _ Fernández, ¿Recuerdas que te dije que los reyes magos trajeron un regalo para ti?_
Mauricio asintió un poco confundido.
_ Reúnan a los chicos, en un rato les enseño el regalo_ sonrió divertido

Leonardo no entendía porque tenía que estar ahí, no entendía porque insistían en involucrarlo en los asuntos de esa familia. Estaba cansado de estar en ese lugar, de tener que compartir habitación y de tener que soportar a todas esas personas.
_ ¿Para qué tenemos que estar todos?_ cuestionó molesto _ ¿Acaso no entienden que odio estar aquí?_
_ Nosotros también odiamos que estés aquí_ respondió Sara
_ ¡Basta!, ¡Descansen ya de pelear!_ exclamó Fernández
_ Chicos, sé que están muy ajustados de espacio aquí_ comenzó a decir el dueño del hotel
_ No se puede ni respirar_ comentó con fastidio
_ Puedes irte cuando quieras_ bufó Arturo
_ No nos caería mal que algunos se fueran_ añadió Oscar mirando al quinceañero
_ ¡Basta!_ volvió a gritar Mauricio
_ Vamos al siguiente piso y les muestro el regalo_ indicó el señor Palacios
De inmediato se pusieron de pie y caminaron en la dirección que el dueño del hotel les indicaba. Finalmente pararon frente a una de las suites del cuarto piso.
_ Este es su regalo, Fernández_ dijo el señor Palacios entregando una tarjeta a su tutor

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