jueves, 12 de enero de 2017

Capítulo 65: LA ILUSIÓN DE ESTRELLA

_ ¿Cómo me llamaste?_
_ Papá_ respondió un poco apenado _ Eres novio de mi mamá… ¿Te puedo decir así?_
_ ¡No!_ exclamó molesto
_ ¿Por qué no?_ insistió un tanto temeroso
_ Porque no soy tu papá, soy tu hermano_ gritó
_ ¿Qué?_ preguntó el niño confundido
_ Nada, enano. Garcés está de mal humor porque no durmió bien_ intervino Arturo _ Yo te acompaño a la escuela_ concluyó tomando la mochila de su pequeño amigo

Casi dos semanas habían pasado desde el momento de la ruptura y aún le costaba creerlo. Desde entonces era como si hubiera dejado de existir, no solo para Mauricio, sino también para los chicos. Los vio salir del hotel con sus uniformes y mochilas, bromeando y corriendo porque se les hacía tarde.
_ Deja de torturarte así_ comentó Rodrigo acercándose a ella _ No te das cuenta que eres demasiado hermosa como para opacar tu belleza con esa mueca triste_
_ No puedo evitarlo, los extraño a todos_ explicó
_ ¿Sigues enamorada de Fernández?_ preguntó curioso
_ No lo sé, pero me mata ver cómo me han hecho de lado_
Rodrigo llevo la palma de su mano a su mentón, mostrando una pose pensativa.
_ ¿Extrañas a los chicos pero no a Fernández?_
_ Extraño la ilusión de tener esa vida. Todos juntos, felices_
_ Entonces solo extrañas la ilusión, no realmente a él_ comentó
_ Puede ser, no lo sé_
_ ¿Sabías que a veces la realidad puede ser mejor que una ilusión?_ sonrío coqueto

Durante el recreo quería estar con su hermana pero ella parecía no querer separase de Ezequiel ni un solo instante y lo respetaba; sabía perfectamente lo mucho que hace falta tener alguien cuando uno de los que quieres se va para siempre. Se sentó en un banco, dispuesto a comer su emparedado de jamón.
_ Hola_ escuchó una voz conocida detrás de él
Volteo, se trataba de Amanda con una gran sonrisa.
_ Ho-hola_ respondió nervioso
_ ¿Puedo hacerte compañía?_
_ Claro_
La chica con toda su belleza se sentó a su lado, haciéndolo sentir más nervioso que nunca en su vida.
_ Es raro verte solo_ comentó ella _Siempre te veo con tu hermana y ese otro chico; el que Matías odia tanto_ sonrío ligeramente
_ Yo también lo odio_
Estaba feliz, le costaba disimularlo. Al fin estaba hablando con ella, una charla casual.
_ Oye, ¿Podrías ayudarme con algo?_
_ Seguro_ sonrió
_ ¿Puedes darle esto a Arturo?_ preguntó entregándole una carta _ No le digas que yo te la di. Quiero mantener un poco el misterio_
Al instante sintió como sus ilusiones se derrumbaban de golpe. Tomó la carta al tiempo que un cuchillo imaginario atravesaba su pecho.
_ Muchas gracias_ dijo ella viéndolo con esos hermosos ojos verdes que jamás serían suyos.

Los chicos volvieron de la escuela, los más pequeños habían decidido hacer su tarea en el lobby. Desde su sitio de trabajo podía ver perfectamente a Martín, Nadia, Lucía y Benjamín con sus libretas y lápices.
_ Creí que no ibas a torturarte más_ comentó Rodrigo acercándose a ella
_ Son tan divinos… y ahora ni me hablan_ respondió con tristeza
Rodrigo miro su reloj y después volteo a verla.
_ Esta es tu hora de comida, y la mía también. ¿Vamos juntos?_

Lo más difícil de una ruptura parecía ser lidiar con los recuerdos. Nunca antes había vivido una experiencia así, pues sus relaciones anteriores no habían tenido ninguna relevancia. La gran parte de ellas habían sido con princesas, y de manera obligada por su padre. Llevo a todas las princesas de los reinos cercanos con la esperanza de que desposara a alguna, pero tras sus negativas, finalmente el rey se cansó de los caprichos de su hijo y acordó un matrimonio para él.
Apenas conocía el nombre de su prometida, jamás la había visto y tampoco le importaba conocerla, por eso había huido. Pensó que Kía aceptaría ser su reina, pero se había equivocado.
_ Date prisa, principito_ lo apuró su jefe
Él se vio obligado a volver a la realidad, a su fría soledad, a su empleo que ahora no tenía sentido, a su vida tan vacía sin Kía.
_ ¿Estás bien?_ le preguntó Candela colocándose a su lado
_ ¡No!_ exclamó el joven príncipe _ Estoy un poco harto de todo_
_ ¿Estás así por Kía?_
_ Si. Bueno, ella era el motivo para quedarme… Fue por ella que hice vida aquí, ya sabes, la escuela, el trabajo… Mi padre no me apoya igual desde que empecé a salir con ella_
_ Quizá es parte del destino. Tal vez, ella no era la indicada para ti_
Chaim se encogió de hombros con ese aire tan majestuoso suyo; aun con el uniforme laboral podía notarse la clase en él. Le encantaba, desde siempre y ahora ambos eran solteros, quizá, solo quizá, existiera una posibilidad para su amor.

Los vio caminar juntos hacía la salida del hotel. De pronto le parecía algo natural, demasiado familiar, incluso le parecían adorables: Mauricio y Flor avanzando por la recepción acompañados por Arturo, Julián y Paula. Hacían una bella familia. Probablemente ese era su destino. Solo que ella anhelaba esa vida, esa era su gran ilusión.
Lanzó un suspiro profundo al ver como se despedían, un beso en la mejilla, seguramente pronto volverían, destrozando su corazón en mil pedazos.
_ Si te vuelvo a ver triste, juro que lloraré_ le dijo Rodrigo tocando ligeramente su mejilla _ Tú sonrisa es lo que le da vida a la recepción, no dejes que se apague_ le dedico una sonrisa
_ No puedo sonreír al verlos, ahora formarán una familia hermosa_ respondió con tristeza
_ Podrías formar tu propia familia_
Volteó a verlo.
_ Yo podría ayudarte, si tú quieres_
Le fue imposible no sonreír.   Rodrigo se estaba esforzando realmente en ayudarla a sanar, a sobrellevar el dolor y a volver a soñar.
_ Bueno, no quiero asustarte. Así que podemos iniciar con una cita… Mañana en un lugar especial_
_ ¿Estás tratando de conquistarme?_ preguntó incrédula
_ Lo estoy. Esa es tu ilusión_ dijo señalando a Mauricio y Paula que volvían caminando por el lobby _ Tú eres la mía_
Estrella sintió un pequeño giro en su estómago, tal vez era posible que una nueva ilusión se estuviera formando al interior de su ser.

A la mañana siguiente, iba malhumorado; una vez más su hermana lo hacía a un lado para estar con Ezequiel. Los dejó adelantarse y decidió esperar a las pequeñas, al menos Paula y Lucía no lo ignorarían tan cínicamente.
_ ¡Dense prisa, chicas!_ gritó sentándose en uno de los sillones del lobby 

Jugaba con el cierre de su mochila, distraído en sus pensamientos. Levantó la vista esperando ver a Estrella en la recepción, pero en lugar de eso, se encontró con otro rostro conocido, pero que no deseaba ver: César. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario