martes, 18 de julio de 2017

Capítulo 99: VOLVIENDO A CASA

_ Pásame la miel_ pidió Oscar a su hermana
_ Toma_ dijo Emi entregando la botella de maple _ ¿Aún queda leche?_ preguntó
_ ¿Acaso ninguno recuerda que día es hoy?_ cuestionó indignada
_ Lu, ¿Estás bien?_ preguntó Sara
_ ¡No!_ exclamó molesta _ Están sentados desayunando como si nada… ¿Acaso no recuerdan que hoy era el cumpleaños de Mónica?_
Vio que la rebanada de pan de Martín caía de su mano a su plato y que Paula dejaba de servir su jugo.
_ ¡Son unos insensibles!_ dijo enojada poniéndose de pie
Estaba a punto de marcharse cuando Mauricio la atrapó en un abrazo.
_ Chicos… ¿Les gustaría volver a su vieja casa?... Podría llevarlos si gustan_
Lo observó sorprendida.
_ ¿Nos llevarías también al cementerio a verla?_ preguntó con voz triste
_ Por supuesto, Lu. Le diré al enano y Arturo si quieren acompañarnos_

El camino había sido silencioso, tranquilo, demasiado para su gusto. Le agradaba cuando los chicos hacían ruido, platicaban, reían mientras avanzaban en el auto, pero esta vez no. Ahora iban callados, centrados en el camino, en los autos, árboles y negocios que dejaban atrás.
_ Es aquí_ señaló Lucía haciéndolo frenar
Siempre había imaginado que la antigua casa de los chicos era casi tan pequeña como su suite, pero se sorprendió al ver una construcción de dos pisos y un enorme jardín delantero.
_ Los rosales están muy descuidados_ comentó Paula con cierta tristeza
Estacionó el auto y bajo.
_ ¿Tienen la llave?_ preguntó observando a detalle aquella casa abandonada
_ No, pero Mónica siempre guardaba una copia entre sus amadas gardenias_ comentó Emi avanzando hacía una jardinera
Escuchó la puerta del auto de Flor cerrarse detrás de él. El resto de los chicos bajó también.
_ Mónica se infartaría si viera esto_ dijo Oscar observando el pasto del jardín _ Amaba las plantas_ explicó
Durante casi un año había escuchado a los chicos hablar de Mónica, pero hasta ese momento no había sido capaz de imaginar sus vidas antes de llegar al hotel.
Entraron a la casa, encontrándose con una sala amplia, con sillones suficientes para los siete chicos. Mucho más amplia que su pequeño sofá y mesa de centro.
_ ¡Iré a mi cuarto!_ exclamó Martín
Pronto los chicos se encontraban subiendo las escaleras, dejándolos solos en esa inmensa sala. Sintió la mano de Flor tomar la suya.
_ ¿Estás bien?_ le preguntó
_ Eso creo_ confesó

Apenas cruzó la puerta, sintió una punzada en el pecho. La habitación de Mónica seguía intacta, todo estaba tal como ella lo había dejado. La cama, el espejo, su cepillo, todo menos ella.
Se sentó sobre la cama y aspirando su aroma, se soltó a llorar.
_ Pau, ¿Qué pasa?_ preguntó Flor acercándose a ella
_  Lo había olvidado… su cumpleaños_ dijo entre llanto _ Desde que volvimos al hotel es como si nos hubiéramos olvidado de ella. Soy una mala persona, he dejado de recordarla_
Sintió como la abrazaba.
_ No, no es así. Solo han seguido adelante… No conocí a Mónica pero estoy segura que ella quisiera que siguieran con sus vidas y sobre todo, que sean felices_
Respondió el abrazo y agradeció tenerla en su vida. Quizá ella y Mau eran los ángeles que Mónica había enviado para cuidarlos.

Dos camas individuales y una pantalla eran lujos que él no podría pagarle a los chicos, de hecho ese cuarto parecía tener el tamaño de su sala, comedor y cocina juntos.
_ ¿De quién es la patineta?_ preguntó señalando un rincón del cuarto
_ De Arturo_ respondió Oscar _ Creo que debería llevársela_
La habitación estaba claramente dividida en dos, un sector en colores rojos, azules y naranjas con guitarras y balones dibujados por doquier y otra en tonos verdes, amarillos y blanco con notas musicales.
_ Me gusta la decoración_ comentó
_ Mónica lo hizo. Era excelente pintora y creo que era algo así como una decoradora de interiores_
Era claro, toda la casa parecía sacada de una revista de decoración. Buena jardinera, buena decoradora, buena persona… con ella los chicos lo tenían todo. ¿Qué tenían con él?

El cumpleaños de Mónica. Hacía un año lo habían festejado en grande, con una fiesta en el jardín invitando a todos los vecinos. Ahora esa vida le parecía muy lejana, esos días eran solo un recuerdo borroso en su mente. Decidió no volver a esa casa, porque la extrañaba, porque estaba cansado de sentirse triste, porque deseaba arrancar todo su pasado.
_ Nunca pude pasar un cumpleaños con ella_ comentó Kía
_ Bueno, ya sabes cómo era… Le gustaba hacerlo en grande_ respondió sentándose en el piso del ático
_ Me hubiera gustado pasar más tiempo con ella_
Lanzó un suspiro. A él también le hubiera gustado.
_ ¿Qué ocurre contigo?_ preguntó su amiga _ Y no me refiero a Mónica, sino a que sé que algo más pasa_
Kía lo conocía muy bien. Todos esos años juntos los habían vuelto unidos.
_ Y dime la verdad, si mientes lo sabré_
_ Kía, no quiero hablar de eso…
_ ¡Dime!_ exigió _ Sé que algo pasó… Tú no golpearías a Fernando sin un motivo y sé que cuando estás triste, lo expresas siendo agresivo_
_ Mi mamá volvió a huir_ confesó finalmente _ Los Lagos y yo acordamos no decirle a nadie…
_ Pero, Mau…
_ ¡A nadie!_ exclamó _ Así que te pido que guardes el secreto. Le diremos a Mau cuando Leo cumpla los 18_
_ Pero…
_ Ya está decidido y si eres mi amiga en verdad, me apoyarás_ sentenció

Si estar en la casa había sido difícil, llegar al cementerio era un verdadero reto. Ver a los chicos conteniendo las lágrimas frente a la tumba de su antigua tutora le partía el corazón.
_ ¿Qué hacemos ahora?_ preguntó Martín
_ Esperaba que Arturo dijera algunas palabras, pero no vino_ explicó Lucía
_ ¿Puedo hablar yo?_ cuestionó
La niña asintió, cediéndole la palabra.
_ Mónica, no te conocí, pero tengo mucho que agradecerte. Me diste el mejor regalo de todos: a estos siete revoltosos. La verdad no sé cómo eran contigo, pero a mí me tienen todo el día corriendo. Se meten en problemas, desobedecen, algunos incluso quebrantan la ley de vez en cuando _ volteó a ver a Martín _ Pero son lo mejor que me ha pasado. Te agradezco por cuidarlos y salvarlos. Y porque de alguna manera, gracias a ti es que ahora están en mi vida_
_ Y en la mía_ añadió Flor
_ Prometo que los seguiremos cuidando, así que puedes estar tranquila. Están en buenas manos_

Decidió no acompañarlos, pues sentía que era una visita que tenían que hacer solos. Nunca conoció a la tal Mónica, ni quería arruinar un momento tan íntimo, por eso prefirió quedarse y pasar tiempo con Leo.
_ Me parece extraño ir al cementerio, yo nunca visito a mis padres_ comentó
_ Yo si, pero solo en ocasiones especiales… así que los entiendo_ dijo Leo
_ Oye… cambiando abruptamente de tema… ¿Tienes cita para la cena de año nuevo?_ preguntó coqueta
_ Iré con la más hermosa mujer_ contestó con una sonrisa pícara
Se encontraba a punto de besarlo cuando fueron interrumpidos por la voz chillona y empalagosa de Olivia.
_ ¡Hola Lagos!, ¡Hola Sandra!_ exclamó la rubia
_ Sara_ la corrigió
_ Si, lo siento_ dijo con desinterés_ ¿Están libres?... Papá me dio un poco de dinero para gastar, pero no tengo idea a dónde ir… ¿Me acompañarían a conocer la ciudad?_
_ ¡Claro!_ exclamó Leo haciendo que su estómago se revolviera de ira
_ ¡Perfecto!_ sonrió Olivia tomándolos de los brazos _ ¡Vayamos de fiesta!_
Aún no sabía cómo, pero tenía algo en claro. ¡Quería a esa rubia lejos del hotel y de su novio!


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