sábado, 1 de julio de 2017

Capítulo 95: ECOGRAFÍA

Los observó, intentando que la ira que sentía no se apoderara de ella, pues ver a Leo con esa rubia le hacía hervir la sangre.

Después de una tarde ajetreada, finalmente había caído rendido. Lo arropó y cerró la puerta de la habitación.
_ Sigue distante conmigo_ dijo resignado
_ Ya te habla, pasa tiempo contigo y hasta aceptó jugar un rato contigo_ comentó Flor
_ Sé que es un avance, pero… quiero reparar el daño que le hice, a él y al resto de los chicos_ confesó _ Flor, ¿Qué puedo hacer?_
_ Lo que les hiciste no es fácil de olvidar y les pusiste condiciones para que te perdonen… inicia por dejar de condicionarlos_ sugirió

El desayuno era siempre el momento más ajetreado del día, lograr que seis chicos estén listos a tiempo. Era su turno de preparar el desayuno y se sentía a punto de colapsar.
_ ¿Hay más leche?_ preguntó Lucía abriendo el refrigerador
_ Si, en la parte de arriba_ respondió al tiempo que intentaba quitar del fuego la sartén
_ ¿Hay problema si nos unimos al desayuno?_ preguntó Arturo entrando a la suite
_ Claro que no_ dijo Emi haciendo un espacio para su mejor amigo en la mesa
Dos chicos más en el desayuno. Le gustaba tenerlos ahí, pero a veces era demasiado para él.
_ Vinimos a ver que preparaste_ comentó Guillermo entrando a la suite junto a Franco
_ Chicos, tengo que hablar con ustedes_ anunció el subgerente tomando asiento _ ¡Le pediré matrimonio a Alma!_
_ ¡Eso es grandioso!_ exclamó Paula con una enorme sonrisa _ ¿Cuándo le entregaras el anillo?_
_ En la fiesta de fin de año, y quiero que ustedes me ayuden_
_ Cuenta con nosotros_ dijo Sara emocionada
_ ¡No puedo esperar a ver la cara de Nico cuando le cuente!_ comentó Paula
_ No, no, no pueden decirle ni a Nico ni a Alma, ¿Entendido?... Tiene que ser una sorpresa_
_ ¿Y cómo quieres que te ayudemos?_ cuestionó Martín
_ Les cuento cuando regresen de clases, ¿Vale?_
_ Y hablando de eso chicos, se les hace tarde_ comentó apresurándolos

Después del duro golpe de enterarse de la muerte de su padre, se había aislado, pero ahora se encontraba un poco mejor, más preparado para   salir al mundo nuevamente.
_ ¿Estás seguro?_ le preguntó Nadia observándolo atentamente
_ Si, quiero encontrarla_ respondió _ Si tengo una hermana menor, quiero conocerla_
_ Pero está en Europa_  reprochó su amiga
_ Por esa misma razón, nuestra siguiente misión es poder ir a Europa_ explicó animado

Ahora que había terminado su relación con Ezequiel, le resultaba más cómodo estar con él, como en los viejos tiempos, sabiendo que nada ni nadie se podría interponer jamás en su amistad. Sin embargo, aún tenía un tema pendiente: Matías.
_ ¿Por qué no sales con él?_  preguntó Ezequiel al verla tan atenta a los movimientos del muchacho mientras jugaba futbol
_ Es insoportable_ respondió _ Es un ególatra, arrogante y un idiota_
_ Pero así te gusta_
_ No quiero meterme en más líos… mira, lastimé a Kike y a ti por no tener en claro mis sentimientos, no quiero que lo mismo pase con Matías. Tengo que poner en claro todo_ explicó
_ En eso tienes razón_
_ ¿No te molesta que hablemos de esto?_
_ Emi, ya te lo dije, eres mi amiga y así me gusta que sea… ser novios fue un error y solo quiero que seas feliz_ dijo abrazándola _ Así que si te gusta ese idiota de allá, yo te apoyaré para que estés con él_

Regresó a la suite ligeramente más tarde de su horario habitual, en gran parte porque había asistido a realizarse la ecografía, tenía curiosidad sobre el sexo del bebé. Sin embargo aún no se armaba de valor para descubrirlo. Pidió que lo escribieran en un sobre. Esperaba poder leerlo en compañía de su hijo.
Entró a la habitación solo para encontrarse con una escena nada agradable: Arturo tenía a Leonardo acorralado contra la pared, aprisionando su cuello con el brazo enyesado y el otro listo para soltar un puñetazo, mientras Ezequiel intentaba inútilmente calmarlos.
_ Te lo advertí, Lagos_ dijo el quinceañero furioso
_ ¡Déjame en paz, callejerito!_ gritó Leonardo empujándolo, haciéndolo caer sobre su brazo roto _ Es mi amiga, solo eso_
_ Sara estaba llorando, ¿Qué le hiciste?_ preguntó Arturo capturando al rubio por el cuello de su camisa
Le sorprendió la fuerza del muchacho, que a pesar de ser diez centímetros más bajo que Leo, podía enfrentarlo de esa forma.
_ ¡Basta, ya!_ exclamó Ezequiel deteniendo el puño de su hermano _ ¿Le hiciste algo a Sara?_ cuestionó
_ ¡No!_ respondió el rubio molesto
_ Entonces ve a hablar con ella y dejen de pelear_ dijo el menor de los Lagos
Arturo soltó al rubio, quien se retiró lanzando un  bufido.
El quinceañero se dirigió a su cama y se dejó caer sobre ella sin decir una sola palabra.
_ ¿Acaso no podías intervenir?_ preguntó Ezequiel interceptándola en el marco de la puerta.
Solo entonces se dio cuenta que no había hecho nada, los había dejado pelear, con el peligro de que su hijo volviera a lesionarse. Pero, ¿Cómo podía defenderlo si ella era quién lo había lastimado en primer lugar?
_ Arturo…
_ Hola, mamá… Aquí está el boleto para el show de mañana_ dijo el chico entregándole un pedazo de papel
_ ¿Qué pasó con Leo?_
_ No tiene importancia_ respondió _ Iré a dejarle sus boletos a Mau y los chicos_ dijo poniéndose de pieLos observó, intentando que la ira que sentía no se apoderara de ella, pues ver a Leo con esa rubia le hacía hervir la sangre.

Después de una tarde ajetreada, finalmente había caído rendido. Lo arropó y cerró la puerta de la habitación.
_ Sigue distante conmigo_ dijo resignado
_ Ya te habla, pasa tiempo contigo y hasta aceptó jugar un rato contigo_ comentó Flor
_ Sé que es un avance, pero… quiero reparar el daño que le hice, a él y al resto de los chicos_ confesó _ Flor, ¿Qué puedo hacer?_
_ Lo que les hiciste no es fácil de olvidar y les pusiste condiciones para que te perdonen… inicia por dejar de condicionarlos_ sugirió

El desayuno era siempre el momento más ajetreado del día, lograr que seis chicos estén listos a tiempo. Era su turno de preparar el desayuno y se sentía a punto de colapsar.
_ ¿Hay más leche?_ preguntó Lucía abriendo el refrigerador
_ Si, en la parte de arriba_ respondió al tiempo que intentaba quitar del fuego la sartén
_ ¿Hay problema si nos unimos al desayuno?_ preguntó Arturo entrando a la suite
_ Claro que no_ dijo Emi haciendo un espacio para su mejor amigo en la mesa
Dos chicos más en el desayuno. Le gustaba tenerlos ahí, pero a veces era demasiado para él.
_ Vinimos a ver que preparaste_ comentó Guillermo entrando a la suite junto a Franco
_ Chicos, tengo que hablar con ustedes_ anunció el subgerente tomando asiento _ ¡Le pediré matrimonio a Alma!_
_ ¡Eso es grandioso!_ exclamó Paula con una enorme sonrisa _ ¿Cuándo le entregaras el anillo?_
_ En la fiesta de fin de año, y quiero que ustedes me ayuden_
_ Cuenta con nosotros_ dijo Sara emocionada
_ ¡No puedo esperar a ver la cara de Nico cuando le cuente!_ comentó Paula
_ No, no, no pueden decirle ni a Nico ni a Alma, ¿Entendido?... Tiene que ser una sorpresa_
_ ¿Y cómo quieres que te ayudemos?_ cuestionó Martín
_ Les cuento cuando regresen de clases, ¿Vale?_
_ Y hablando de eso chicos, se les hace tarde_ comentó apresurándolos

Después del duro golpe de enterarse de la muerte de su padre, se había aislado, pero ahora se encontraba un poco mejor, más preparado para   salir al mundo nuevamente.
_ ¿Estás seguro?_ le preguntó Nadia observándolo atentamente
_ Si, quiero encontrarla_ respondió _ Si tengo una hermana menor, quiero conocerla_
_ Pero está en Europa_  reprochó su amiga
_ Por esa misma razón, nuestra siguiente misión es poder ir a Europa_ explicó animado

Ahora que había terminado su relación con Ezequiel, le resultaba más cómodo estar con él, como en los viejos tiempos, sabiendo que nada ni nadie se podría interponer jamás en su amistad. Sin embargo, aún tenía un tema pendiente: Matías.
_ ¿Por qué no sales con él?_  preguntó Ezequiel al verla tan atenta a los movimientos del muchacho mientras jugaba futbol
_ Es insoportable_ respondió _ Es un ególatra, arrogante y un idiota_
_ Pero así te gusta_
_ No quiero meterme en más líos… mira, lastimé a Kike y a ti por no tener en claro mis sentimientos, no quiero que lo mismo pase con Matías. Tengo que poner en claro todo_ explicó
_ En eso tienes razón_
_ ¿No te molesta que hablemos de esto?_
_ Emi, ya te lo dije, eres mi amiga y así me gusta que sea… ser novios fue un error y solo quiero que seas feliz_ dijo abrazándola _ Así que si te gusta ese idiota de allá, yo te apoyaré para que estés con él_

Regresó a la suite ligeramente más tarde de su horario habitual, en gran parte porque había asistido a realizarse la ecografía, tenía curiosidad sobre el sexo del bebé. Sin embargo aún no se armaba de valor para descubrirlo. Pidió que lo escribieran en un sobre. Esperaba poder leerlo en compañía de su hijo.
Entró a la habitación solo para encontrarse con una escena nada agradable: Arturo tenía a Leonardo acorralado contra la pared, aprisionando su cuello con el brazo enyesado y el otro listo para soltar un puñetazo, mientras Ezequiel intentaba inútilmente calmarlos.
_ Te lo advertí, Lagos_ dijo el quinceañero furioso
_ ¡Déjame en paz, callejerito!_ gritó Leonardo empujándolo, haciéndolo caer sobre su brazo roto _ Es mi amiga, solo eso_
_ Sara estaba llorando, ¿Qué le hiciste?_ preguntó Arturo capturando al rubio por el cuello de su camisa
Le sorprendió la fuerza del muchacho, que a pesar de ser diez centímetros más bajo que Leo, podía enfrentarlo de esa forma.
_ ¡Basta, ya!_ exclamó Ezequiel deteniendo el puño de su hermano _ ¿Le hiciste algo a Sara?_ cuestionó
_ ¡No!_ respondió el rubio molesto
_ Entonces ve a hablar con ella y dejen de pelear_ dijo el menor de los Lagos
Arturo soltó al rubio, quien se retiró lanzando un  bufido.
El quinceañero se dirigió a su cama y se dejó caer sobre ella sin decir una sola palabra.
_ ¿Acaso no podías intervenir?_ preguntó Ezequiel interceptándola en el marco de la puerta.
Solo entonces se dio cuenta que no había hecho nada, los había dejado pelear, con el peligro de que su hijo volviera a lesionarse. Pero, ¿Cómo podía defenderlo si ella era quién lo había lastimado en primer lugar?
_ Arturo…
_ Hola, mamá… Aquí está el boleto para el show de mañana_ dijo el chico entregándole un pedazo de papel
_ ¿Qué pasó con Leo?_
_ No tiene importancia_ respondió _ Iré a dejarle sus boletos a Mau y los chicos_ dijo poniéndose de pie
Lo comprobó una vez más, no era parte de la vida de esos tres adolescentes.

 Cada vez esas llamadas se volvían más insoportables. Las discusiones con su padre aumentaban de intensidad y terminaba cada vez más molesto después de colgar. Faltaban solo dos meses para su cumpleaños número 18, el día que debía ascender al trono y tomar el lugar de su padre como rey de su país.
El problema era que no deseaba ser rey, quería su vida actual, o quizá de unos meses atrás, cuando estaba junto a Kía, su gran amor.
_ No puedo hacerlo_ dijo dejándose caer sobre la cama de su habitación

Observarlo le generaba sentimientos encontrados, siempre lo veía tan feliz en compañía de sus amigos. Le hacía cosquillas a ese niño pequeño de piel morena; no conocía su nombre; y esa otra pequeña lo despeinaba haciéndolo reír.
_ ¿Quieren escuchar nuestra canción para mañana?_ preguntó Ezequiel mostrando su guitarra
_ No podrán vencernos_ alardeó otro de los chicos. ¿Cuál era su nombre?, ¿Omar?
Solo sabía que era el hermano de Emilia.
_ Los derrotaremos_ sonrió Emi
_ Dejen de fanfarronear y empiecen a tocar_ dijo otra de las chicas, de unos 11 o 12 años
Ezequiel comenzó a rasguear las cuerdas de su guitarra y la voz de su hijo empezó a sonar. Miro en otra dirección, Leonardo y Sara parecían estar molestos, no pasó mucho tiempo hasta que el señor Fernández y su novia se acercaron a ellos.
Lanzó un suspiro al aire y se retiró de la suite, sabiendo que ese no era su lugar.
Entró al ascensor y espero a que las puertas se cerraran, entonces abrió el sobre.
Lo comprobó una vez más, no era parte de la vida de esos tres adolescentes.

 Cada vez esas llamadas se volvían más insoportables. Las discusiones con su padre aumentaban de intensidad y terminaba cada vez más molesto después de colgar. Faltaban solo dos meses para su cumpleaños número 18, el día que debía ascender al trono y tomar el lugar de su padre como rey de su país.
El problema era que no deseaba ser rey, quería su vida actual, o quizá de unos meses atrás, cuando estaba junto a Kía, su gran amor.
_ No puedo hacerlo_ dijo dejándose caer sobre la cama de su habitación

Observarlo le generaba sentimientos encontrados, siempre lo veía tan feliz en compañía de sus amigos. Le hacía cosquillas a ese niño pequeño de piel morena; no conocía su nombre; y esa otra pequeña lo despeinaba haciéndolo reír.
_ ¿Quieren escuchar nuestra canción para mañana?_ preguntó Ezequiel mostrando su guitarra
_ No podrán vencernos_ alardeó otro de los chicos. ¿Cuál era su nombre?, ¿Omar?
Solo sabía que era el hermano de Emilia.
_ Los derrotaremos_ sonrió Emi
_ Dejen de fanfarronear y empiecen a tocar_ dijo otra de las chicas, de unos 11 o 12 años
Ezequiel comenzó a rasguear las cuerdas de su guitarra y la voz de su hijo empezó a sonar. Miro en otra dirección, Leonardo y Sara parecían estar molestos, no pasó mucho tiempo hasta que el señor Fernández y su novia se acercaron a ellos.
Lanzó un suspiro al aire y se retiró de la suite, sabiendo que ese no era su lugar.

Entró al ascensor y espero a que las puertas se cerraran, entonces abrió el sobre.

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