_ Bien muchachos, no permitiere esto en mi equipo. Abran
sus mochilas y buscaré ese teléfono_
Arturo abrió su mochila sin mayor problema, sabía que él
no era el culpable. Por eso al ver que un teléfono celular caía de su mochila
cuando el entrenador pedía que la vaciara, quedó sumamente sorprendido.
Ezequiel observaba atento como su mejor amiga felicitaba
a las chicas del equipo, ella estaba en primer año, de modo que no podía ser la
capitana, pero sin duda lo sería en poco tiempo. Emi le parecía fascinante,
podría observarla todo el día. Era una magnifica jugadora, una espléndida
carpintera, una chica valiente, decidida, también era una amiga excelente y
sabía exactamente lo que quería. La admiraba.
_ Nos vemos mañana, chicas_ se despidió Emi avanzando
hacía las gradas
Él se puso de pie para ir a su encuentro. Entonces se dio
cuenta que a medida que se acercaban, su corazón latía más rápidamente y se
sentía sumamente nervioso. ¿Qué significaba eso?
Emi no era la clase de chica que él considerara linda, es
decir, tenía lo suyo, como su cuerpo atlético y unos ojos marrones grandes y
expresivos. Pero no era como Diana, que era hermosa en todos los sentidos.
_ Vamos Eze, si nos damos prisa podremos preparar un pay
de fresa_ sonrió la chica
Como si sus muchas cualidades no fueran suficientes,
también era buena cocinando. Ezequiel sintió como el estómago le daba vuelta
cuando ella volteo a verlo, tenía el cabello alborotado por la práctica,
llevaba puesto el uniforme de su equipo y gotas de sudor recorrían su rostro,
aun así, le pareció bellísima. Le gustaba. Definitivamente le gustaba.
_ ¿Qué esperas?_ insistió Emi
Incluso le gustaba que fuera tan mandada, que no
necesitara de otros para cuidarse. Le gustaba su mejor amiga.
Bruno miro decepcionado al chico. No había pasado ni una
semana desde la última vez que visitó el Rayo de Sol por un problema de
conducta de Arturo. Un robo. El robo de un teléfono por parte del quinceañero.
_ ¡Yo no lo hice!_ exclamó el muchacho
Bruno movió la cabeza en señal de desaprobación. Justo en
ese momento la puerta de la dirección se abrió, por ella entró Mauricio con una
expresión seria en el rostro.
_ Espera afuera, Arturo, tenemos que hablar con el señor
Fernández_ le indicó la directora
El chico obedeció. Salió con los puños cerrados y sin
siquiera mirar a su tutor. Sabía de antemano que estaba perdido.
Paula vio cómo su mejor amigo entraba al hotel, se
dirigía a la enfermería para ver a Alma. En ocasiones se lamentaba de que
estudiaran en colegios distintos, le gustaría poder pasar más tiempo con él. No
era posible que Nico estuviera enamorado de ella, es decir pasaban las tardes
juntos y la pasaban de maravilla, pero solo eso. A ella no le gustaba Nicolás,
era apuesto y no podía negarlo, pero no lo veía más que como un amigo.
_ ¡Espera!_ gritó Pau frenando a su amigo
_ ¿Qué quieres?_ preguntó él con enfado
_ Hablar contigo, no me gusta que estés enojado conmigo_
explicó
_ Sabes que Rodrigo no me agrada y solo pasas todo el día
hablando de él_
La niña inspiró profundo, armándose de valor para su
siguiente pregunta.
_ ¿Yo te gusto?_
Nico la observó con sorpresa y desconfianza.
_ ¡No!_ exclamó sin saber exactamente si decía la verdad
o no _ Solo que cuando hablan de él, me da dolor de estómago. No lo soporto_
De cierta forma Paula se sentía aliviada, aunque también
un poco decepcionada.
_ Prometo que ya no hablaré tanto de él_ dijo _ Si tú me
aseguras que seguimos siendo amigos_
_ Eres mi mejor amiga y eso nadie lo va a cambiar_
respondió Nico con una sonrisa
La puerta de la dirección se abrió casi media hora más
tarde. La escuela ahora parecía desierta, el perfecto escenario para escuchar
su condena. En cuanto vio salir a su tutor supo que lo siguiente que escucharía
sería un sermón y una sentencia, pero no fue así. Mauricio se veía enojado, de
eso no había la menor duda, sin embargo no se detuvo a hablar con él.
_ Vámonos, Arturo_ ordenó avanzando con paso firme
El quinceañero lo siguió completamente confundido.
Subieron en silencio al auto gris de Mauricio.
_ ¿Debo empacar?_ preguntó Arturo_ ¡Porque yo no tome ese
maldito teléfono!_ grito con enojo
_ Lo sé_ respondió Mauricio
El chico volteó a verlo sorprendido, estaba seguro que lo
regañaría, que le daría un sermón, que lo castigaría.
_ ¿Qué?_
_ Sé
que tú no eres un ladrón. Si hubiera sido una pelea, lo entendería, te conozco
y sé que eres explosivo, especialmente en las últimas semanas, pero jamás
robarías_ explicó al tiempo que ponía el motor en marcha _ Pero ellos no
escuchan. Lo máximo que pude logar es que sigas en periodo de prueba, así que lo mejor
será que en los próximos dos meses no te metas en ningún lío_ sentenció
Las cenas en la suite de los Lagos eran ya una verdadera
reunión familiar, Tomás Lagos se sentaba al frente de la mesa, a su derecha
Esmeralda degustaba sus alimentos, también estaban presentes los hermanos Lagos
y sus acompañantes: Emilia y Sara.
_ Yo digo que es culpable_ comentó Leonardo
_ ¡Claro que no!_ exclamó Emi
_ Su padre era un ladrón. ¿No han escuchado ese dicho que
dice: “Hijo de tigre, pintito”?_ argumentó el mayor de los hermanos Lagos
Hablaban sobre el incidente de Arturo durante la práctica
del equipo. Sara había hecho un pequeño comentario, después de eso, la
conversación giró en torno a ese tema.
_ Eso no tiene nada que ver_ dijo Emilia
_ Tus padres eran músicos, y tú y tu hermano también lo
son. El padre de Arturo era basquetbolista y él también, entonces, si su padre
era ladrón…
_ ¡Arturo no es ningún ladrón!_ exclamó Sara con firmeza
_ Un hijo no tiene por qué repetir la historia de sus
padres, Leo_ intervino Esmeralda
Hablaban de su hijo y deseaba con todas sus fuerzas que
Arturo no siguiera ni los pasos de su padre, ni los de ella.
_ Así es_ añadió Tomás _ Cada uno forja su propio camino_
concluyó
Le encantaba ver como las líneas iban formando figuras y
llenaban de color la vestimenta de esos modelos de papel. La observaba mientras
pintaba, elegía los colores y dibujaba las texturas de las telas. Era
simplemente fascinante.
_ ¿Te gusta?_ preguntó Florencia mostrando un dibujo de
un joven usando un traje negro con saco sport y una corbata delgada del mismo
color
El niño asintió con una sonrisa.
_ Seguro que te verías muy apuesto con un traje así_
comentó ella despeinando ligeramente a Julián _ ¿Ya terminaste tu tarea?_
_ No tengo tarea_ respondió el pequeño avanzando hacia su
cuarto
_ Nada de eso, escuché a tus compañeros decir que había
tarea. Ve por tu cuaderno_ ordenó
_ Ya la terminé_ insistió el niño
_ ¡Julián, ve por tu cuaderno!_
Él obedeció un poco temeroso. Cuando Flor tuvo el
cuaderno en sus manos y empezó a hojearlo, se encontró con una serie de páginas
en blanco, o bien con algunos dibujos infantiles.
_ ¿Dónde están tus apuntes?_ preguntó con tono molesto
_ No tengo_ respondió el niño en voz baja
_ ¿Por qué?_ lo cuestionó con enojo
_ Aun no sé leer y escribir bien_ confesó finalmente
Florencia recordó entonces que antes de que Julián fuera
llevado al orfanato, su ex novio ayudaba al niño con sus lecciones.
_ Ve por el resto de tus útiles. Yo te ayudaré con tu
tarea_
La clase de biología parecía ser el escenario perfecto
para continuar con su plan. Una pelea en el laboratorio sería el broche de oro
para su idea. Solo bastaba con provocarlo un poco.
_ ¿Qué más se podía esperar del hijo de un ladrón?_
comentó Fernando al compañero que había perdido su teléfono el día anterior
_ No pensé que Arturo fuera así_ respondió el otro chico
_ Me decepcioné al saber que fue él_
_ ¡Yo no robé nada!_ exclamó el quinceañero desde la otra
mesa de trabajo
_ Claro, ¿Cómo no?_ dijo Fernando sarcástico _ Ya conoces
el dicho: “Hijo de tigre, pintito”… en tu caso sería: “Hijo de ladrón,
ladroncito”_
Eso fue suficiente para que el impulsivo muchacho soltara
un puñetazo sobre el ojo de su compañero.
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