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Te perdono por todo lo que hiciste en el hogar_ dijo el niño _ Pero no por
abandonarme_ volteó a ver a Flor _ ¿Podemos irnos, mamá?_ suplicó
Ella
asintió y se despidió.
Finalmente
solo quedaron ellos dos.
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Me odian_
_
Tienen suficientes motivos_ comentó por lo bajo
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Ya lo sé… pero, el enano…
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¿Por qué lo abandonaste?_ cuestionó con voz firme
_
¡No lo abandoné!_ gritó _ Es solo que…
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Te perdono_ los interrumpió Lucía
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¿Qué dijiste?_ preguntó Agustín incrédulo
_
Que te perdono. La pasamos muy mal en el hogar, pero gracias a eso nos
conocimos y eres hermano de Julián, eso te vuelve parte de la familia, ¿No?_
Desde
su regreso a casa, no había dicho una sola palabra. Estaba triste, podía
notarlo en su mirada. Lo arropó y se sentó a su lado en su cama.
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¿Estás bien?_ preguntó a pesar de que ya conocía la respuesta
Él
no dijo nada.
_
Enano, Agus está haciendo lo que puede_
_
No quiero verlo_ dijo con tristeza _ Me abandonó… Mis papás están muertos y mi
hermano me abandono_ exclamó con la voz a punto de quebrársele _ Siempre quise
encontrar a mi familia… pero ahora desearía no saber quiénes son_
_
Julián…
_
Ni siquiera me llamó Julián_ exclamó ya con lágrimas en los ojos
_
Enano, tienes un hermano. Y te aseguro que Agus te quiere, solo que se asustó…
pensó que no lo querrías por lo que les hizo a ti y a los chicos_
_
Yo lo perdoné por eso hace mucho_ confesó _ Me gustaba cuando estábamos los
tres_
_
Él no quería que lo vieras como un padre, sino como hermano_
_
¿Se fue porque una vez le dije papá?_
_
Es complicado, enano… lo único que debes saber es que Agus, Mau, los chicos y
yo te queremos mucho y todos somos tu familia_ dijo dándole un beso en la
frente _ Ahora descansa_
Lucía
dormía en el sillón de la sala, finalmente el sueño la había vencido. Él la
levantó en brazos y la llevó a su cuarto, para después volver a la sala con
Agustín.
_
Tienen suerte de haberlo encontrado_ comentó Garcés
_
No, yo tuve suerte de que me encontraran_ lo corrigió _ Disculpe, pero me
cuesta mucho verlo y no golpearlo_
_
Me imagino, los chicos le habrán contado todo lo que pasaron conmigo_
_
Si… ¿Un tatuaje?, ¿En serio?... ¡Son chicos, no ganado!_
_
Lo sé, fue idea de César… traté de evitar que llevará al enano a hacérselo,
pero él intentó escapar en su segunda noche en casa y César enloqueció, lo
llevó de inmediato con el tatuador_
_
¿Qué hay de ese tal César?, ¿Quién es?, ¿Qué busca?_
_
Él era amigo de infancia de Flor y yo, cuando crecimos se volvió mi mano
derecha en el hogar. Era el encargado de la disciplina… Odia a los chicos,
especialmente al enano_
_
¿Por qué?_
_
El enano fue la gota que derramó el vaso… el hogar ya colgaba de un hilo por la
llegada de Mónica y después encontré a Julián… ya sospechaba que podía ser mi
hermanito, así que era más considerado con él. César odiaba que me ablandara
con el enano, por eso lo castigaba con más fuerza… En una ocasión discutimos
por el castigo que le aplicó: lo encerró en el sótano. Estuvo ahí media hora,
cuando me enteré bajé a sacarlo. Se había desmayado del susto_
_
Por eso le teme a la obscuridad_ comentó
_
No, no… su miedo es de mucho más atrás… pero ese no es el punto. Discutimos,
peleamos y fue durante esa pelea que la policía irrumpió en la casa,
encontraron a Julián desmayado en el sótano y a los chicos llegando con su
cuota del día. Nos arrestaron y bueno… lo demás ya lo conoce_ explicó _ Por eso
detesta al enano, lo considera culpable de que nos atraparan_
_
¿Debo preocuparme por él?_
_
Espero que no… Me encargaré de mantenerlo lejos de los chicos. Se lo prometo_
Sirvió
el desayuno, notando un volante que salía de la mochila de Arturo, lo tomó y lo
leyó.
_
Show de talentos… ¿Qué es esto?_ preguntó a su hijo
_
Un evento de la escuela antes de las vacaciones de invierno… pensaba
presentarme tocando algo, pero con la mano así no puedo_
Sintió
una punzada de culpa al pensar que la causa de ese brazo roto era precisamente
ella.
_
Yo podría tocar… eso sí… ¡Tú cantas!_ se ofreció Ezequiel
_
Suena bien_ respondió el quinceañero tomando un poco de pan de la cesta
_
Espantarás a todos, callejerito_ comentó Leo
_
¡Cállate, riquillo!_
Al
menos dos veces al día los escuchaba discutir por algo… parecía ser que no
lograrían llevarse bien nunca.
_
Podrías ir a escucharnos, ma_ comentó con una sonrisa
Pensó
en todos los eventos de la vida de Arturo que se había perdido, en todas esas
ocasiones en las que seguramente la necesito y no estuvo, ahora podía estar,
pero no estaba segura de estar preparada para acompañarlo.
Durante
las últimas dos semanas había estado comiendo regularmente con Amanda durante
el recreo, le gustaba y le gustaba demasiado, solo que nunca se atrevía a
decírselo, en lugar de eso se sentaba a escucharla hablar y hablar sobre lo
magnifico que le resultaba Arturo.
_
¿Crees que pueda ir hoy al hotel?... Me encantaría toparme accidentalmente con
tu sexy “casi hermano mayor”_ comentó con una sonrisa
_
Si, puedes ir cuando gustes_ respondió sin dejar de mirarla
Se
odiaba por ser tan tímido o tan cobarde como para no decirle lo que le pasaba
con ella.
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