martes, 6 de junio de 2017

Capítulo 88: AJUSTES

_ Te perdono por todo lo que hiciste en el hogar_ dijo el niño _ Pero no por abandonarme_ volteó a ver a Flor _ ¿Podemos irnos, mamá?_ suplicó
Ella asintió y se despidió.
Finalmente solo quedaron ellos dos.
_ Me odian_
_ Tienen suficientes motivos_ comentó por lo bajo
_ Ya lo sé… pero, el enano…
_ ¿Por qué lo abandonaste?_ cuestionó con voz firme
_ ¡No lo abandoné!_ gritó _ Es solo que…
_ Te perdono_ los interrumpió Lucía
_ ¿Qué dijiste?_ preguntó Agustín incrédulo
_ Que te perdono. La pasamos muy mal en el hogar, pero gracias a eso nos conocimos y eres hermano de Julián, eso te vuelve parte de la familia, ¿No?_

Desde su regreso a casa, no había dicho una sola palabra. Estaba triste, podía notarlo en su mirada. Lo arropó y se sentó a su lado en su cama.
_ ¿Estás bien?_ preguntó a pesar de que ya conocía la respuesta
Él no dijo nada.
_ Enano, Agus está haciendo lo que puede_
_ No quiero verlo_ dijo con tristeza _ Me abandonó… Mis papás están muertos y mi hermano me abandono_ exclamó con la voz a punto de quebrársele _ Siempre quise encontrar a mi familia… pero ahora desearía no saber quiénes son_
_  Julián…
_ Ni siquiera me llamó Julián_ exclamó ya con lágrimas en los ojos
_ Enano, tienes un hermano. Y te aseguro que Agus te quiere, solo que se asustó… pensó que no lo querrías por lo que les hizo a ti y a los chicos_
_ Yo lo perdoné por eso hace mucho_ confesó _ Me gustaba cuando estábamos los tres_
_ Él no quería que lo vieras como un padre, sino como hermano_
_ ¿Se fue porque una vez le dije papá?_
_ Es complicado, enano… lo único que debes saber es que Agus, Mau, los chicos y yo te queremos mucho y todos somos tu familia_ dijo dándole un beso en la frente _ Ahora descansa_

Lucía dormía en el sillón de la sala, finalmente el sueño la había vencido. Él la levantó en brazos y la llevó a su cuarto, para después volver a la sala con Agustín.
_ Tienen suerte de haberlo encontrado_ comentó Garcés
_ No, yo tuve suerte de que me encontraran_ lo corrigió _ Disculpe, pero me cuesta mucho verlo y no golpearlo_
_ Me imagino, los chicos le habrán contado todo lo que pasaron conmigo_
_ Si… ¿Un tatuaje?, ¿En serio?... ¡Son chicos, no ganado!_
_ Lo sé, fue idea de César… traté de evitar que llevará al enano a hacérselo, pero él intentó escapar en su segunda noche en casa y César enloqueció, lo llevó de inmediato con el tatuador_
_ ¿Qué hay de ese tal César?, ¿Quién es?, ¿Qué busca?_
_ Él era amigo de infancia de Flor y yo, cuando crecimos se volvió mi mano derecha en el hogar. Era el encargado de la disciplina… Odia a los chicos, especialmente al enano_
_ ¿Por qué?_
_ El enano fue la gota que derramó el vaso… el hogar ya colgaba de un hilo por la llegada de Mónica y después encontré a Julián… ya sospechaba que podía ser mi hermanito, así que era más considerado con él. César odiaba que me ablandara con el enano, por eso lo castigaba con más fuerza… En una ocasión discutimos por el castigo que le aplicó: lo encerró en el sótano. Estuvo ahí media hora, cuando me enteré bajé a sacarlo. Se había desmayado del susto_
_ Por eso le teme a la obscuridad_ comentó
_ No, no… su miedo es de mucho más atrás… pero ese no es el punto. Discutimos, peleamos y fue durante esa pelea que la policía irrumpió en la casa, encontraron a Julián desmayado en el sótano y a los chicos llegando con su cuota del día. Nos arrestaron y bueno… lo demás ya lo conoce_ explicó _ Por eso detesta al enano, lo considera culpable de que nos atraparan_
_ ¿Debo preocuparme por él?_
_ Espero que no… Me encargaré de mantenerlo lejos de los chicos. Se lo prometo_

Sirvió el desayuno, notando un volante que salía de la mochila de Arturo, lo tomó y lo leyó.
_ Show de talentos… ¿Qué es esto?_ preguntó a su hijo
_ Un evento de la escuela antes de las vacaciones de invierno… pensaba presentarme tocando algo, pero con la mano así no puedo_
Sintió una punzada de culpa al pensar que la causa de ese brazo roto era precisamente ella.
_ Yo podría tocar… eso sí… ¡Tú cantas!_ se ofreció Ezequiel
_ Suena bien_ respondió el quinceañero tomando un poco de pan de la cesta
_ Espantarás a todos, callejerito_ comentó Leo
_ ¡Cállate, riquillo!_
Al menos dos veces al día los escuchaba discutir por algo… parecía ser que no lograrían llevarse bien nunca.
_ Podrías ir a escucharnos, ma_ comentó con una sonrisa
Pensó en todos los eventos de la vida de Arturo que se había perdido, en todas esas ocasiones en las que seguramente la necesito y no estuvo, ahora podía estar, pero no estaba segura de estar preparada para acompañarlo.

Durante las últimas dos semanas había estado comiendo regularmente con Amanda durante el recreo, le gustaba y le gustaba demasiado, solo que nunca se atrevía a decírselo, en lugar de eso se sentaba a escucharla hablar y hablar sobre lo magnifico que le resultaba Arturo.
_ ¿Crees que pueda ir hoy al hotel?... Me encantaría toparme accidentalmente con tu sexy “casi hermano mayor”_ comentó con una sonrisa
_ Si, puedes ir cuando gustes_ respondió sin dejar de mirarla

Se odiaba por ser tan tímido o tan cobarde como para no decirle lo que le pasaba con ella. 

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