jueves, 19 de octubre de 2017

Capítulo 120: BÚSQUEDA

_ No hay nadie aquí arriba, vamos con Arturo_ dijo Mau rodeándola con el brazo
Bajaron y buscaron al quinceañero, pero no había rastro de él.
_Por aquí_ señaló Mauricio hacía una puerta abierta
La puerta daba a unas escaleras, donde la luz no llegaba en absoluto.
_ ¿Qué es este lugar?_ preguntó
_ Es el sótano donde César nos encerraba como castigo_ respondió Arturo abriéndose paso entre los escombros _ Pensé que estarían aquí_
La piel se le erizó al imaginar a su hijo ahí encerrado y no pudo evitar recordar la anécdota que Agustín le había contado, de esa ocasión en la que Julián había sido encerrado ahí y debido al miedo, se desmayó.
 _ ¡Tenemos que encontrarlo!_ exclamó alterada
_ No están aquí_ dijo Arturo con impotencia _ No tengo idea de dónde pueda estar_
_ Llamaré al señor Palacios, para ver cómo están los chicos y avisarle que iremos de regreso_ comentó Mauricio subiendo las escaleras
_ ¿Estás bien?_ preguntó acercándose al quinceañero
A pesar de que existía muy poca luz, podía notar que él no se encontraba muy bien, lo notaba en su voz y en la postura de su silueta.
_ Debí cuidarlos mejor_ exclamó _ Se los llevaron y mientras tanto yo estaba en mi suite de niño rico jugando videojuegos_
_ No es tu culpa… eres un adolescente… no tienes la responsabilidad de cuidarlos todo el tiempo_ dijo abrazándolo
_ Le prometí a Mónica que los cuidaría_ comentó a punto de llorar
_ Y los has cuidado bien, pero ahora es responsabilidad mía y Mau cuidarlos_ lo abrazó con más fuerza _ Vamos_ dijo encaminándolo a las escaleras

Se encontraba ya listo para su cita doble, sin embargo ni Martín ni Nadia habían llegado al sitio acordado.
_ ¿Dónde están?_ preguntó Kía
_ No lo sé… pero podemos ir al cine tú y yo, ¿No?_
_ ¡No!_ exclamó ella _ Chaim… sé que es difícil, pero debemos dejar de frecuentarnos_
_ Creí que estaba bien, tú me invitaste en navidad a tu casa_ comentó molesto
_ Si, pero es porque a mis padres les agradas y después de todo, te quiero… pero creo que es momento de seguir nuestros caminos… me… me gusta un chico_ dijo con timidez _ Veré cómo funcionan las cosas… quizá tal vez… podamos iniciar una relación… Y tú te irás a tu país en unos días_
No iba a regresar, había renunciado al trono, por ella. Pero no se lo dijo, guardo silencio y asintió.
_ Si, seguiremos nuestros caminos_ concluyó bajando la mirada.

Estaba desesperado, aunque trataba de mantener la calma. El hecho de no saber nada de ellos lo estaba volviendo loco. Colgó el teléfono y espero a que Flor y Arturo regresaran.
_ Vamos, los chicos nos esperan_ comentó al verlos
_ No es posible que no tengamos idea de dónde están_ exclamó Arturo
Concordaba con él.
El teléfono de Flor comenzó a sonar y le extraño que contestara sin siquiera mirar el número.
_ ¡Ahora no!, ¡No es un buen momento!... ¿Por qué?... Por qué César se llevó a Julián y Lucía_ exclamó su novia al teléfono
_ ¿Es Garcés?_ preguntó Arturo
_ Si…
El quinceañero arrebató el teléfono a Flor.
_ ¿Dónde está?... ¡Habla hijo de…
_ ¡Arturo!_ lo reprendió
_ Si, si… ¡Claro que ubico el despacho!... entiendo… bien… Gracias_ colgó el teléfono _ Ya sé dónde podrían estar_ comentó el quinceañero _ Vamos_ exclamó corriendo de regreso a la casa hogar

Llevaban un buen rato discutiendo, ninguno de los dos estaba dispuesto a ceder.
_ ¡No dejaré que me lleven a prisión por una venganza contra un niño!_ exclamó Rodrigo
_ Lo que hagas con la enana no me importa, pero a ese mocoso no lo devuelves ni por todo el oro del mundo_ gritó
_ En ese caso, abandono está misión_ concluyó Rodrigo _ Estás solo en esto_
Rodrigo salió por uno de los túneles, dejándolo con los dos niños aún dormidos.
_ ¿Dónde estamos?_ preguntó Julián empezando a despertar
_ Déjame responder a tu pregunta, cachorrito_ sonrió divertido

Entró corriendo al despacho de Garcés, corrió el escritorio con brusquedad y se dirigió al librero, comenzó a tirar cada libro que encontraba.
_ ¿Qué haces?_ cuestionó Mauricio
_ Sigo las instrucciones de Garcés_ respondió _ Ayúdenme a tirar todos los libros_ 
Mau y Flor se miraron extrañados, pero lo ayudaron
Uno de los libros que Flor intentó tirar, no cayó al piso, en lugar de ello, abrió un compartimento en la pared.
_ ¡Es ahí!, ¡Vamos!_ exclamó
Era un túnel, una especie de pasadizo. Ahora entendía porque era tan difícil encontrar a Garcés y a César cuando ellos vivían ahí.
_ ¿A dónde lleva esto?_ cuestionó Flor
_ No tengo idea, Garcés solo dijo que seguramente estaban aquí_ respondió sin dejar de avanzar

Estaba asustado, no había persona que le causara más pavor que César, esa persona que desde que lo conoció solo lo había maltratado.
_ Mau vendrá por nosotros_ dijo Lucía
_ Si, y mi mamá también_ añadió
_ ¿Tu mamá?... Pero si tú no tienes padres, ni nombre, ni ¡Nada!_ le gritó
Se encontraban atados en un par de sillas, les era imposible moverse y aunque no sabían dónde se encontraban, presentía que nadie los podría escuchar por más que gritaran.
_ Y es justamente por eso que a nadie le importara si un niño sin nombre y sin historia, desaparece_
Se sintió asustado, sabía perfectamente que César lo odiaba y no se detendría para hacerle daño.
_ ¡Mi mamá y Mau vendrán a salvarnos!_ exclamó
_ Nadie vendrá a salvarlos… ¿A quién le van a importar dos huerfanitos?... Especialmente, ¿A quién le va a importar un niño sin nombre?_ dijo colocándose frente a frente con él
_ ¡Si tengo nombre!_ reclamó
_ Tiene dos nombres_ añadió Lucía
_ ¿Dos nombres?... ¿Ahora resulta que el niño sin historia tiene dos nombres?_ se burló César _ Pues ninguno de los dos importará cuando el cachorrito no vuelva a ser visto_
Estaba aterrado, pero no quería que él lo notara, así que intento mantenerse firme ante tal amenaza.
_ Creo que están aquí_ escuchó la voz de Arturo
_ ¡Están aquí, nos encontraron!_ exclamó Lucí aliviada

Apenas escuchó la voz del quinceañero, supo que estaba en problemas. Se suponía que nadie conocía esa sección de la casa. No deseaba volver a la cárcel, pero no estaba dispuesto a abandonar su plan de venganza.

Se olvidó por completo de Lucía y desató la cuerda que sujetaba a Julián a su silla, levantó al niño sobre sus hombros y echó a correr por los túneles.  

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