martes, 24 de octubre de 2017

Capítulo 121: RESCATE

Apenas escuchó la voz del quinceañero, supo que estaba en problemas. Se suponía que nadie conocía esa sección de la casa. No deseaba volver a la cárcel, pero no estaba dispuesto a abandonar su plan de venganza.
Se olvidó por completo de Lucía y desató la cuerda que sujetaba a Julián a su silla, levantó al niño sobre sus hombros y echó a correr por los túneles. 

Seguía preocupada, cuando vieron el final del túnel, ese pequeño cuarto en el que se escuchaba la voz de su hijo, corrió a su encuentro.
_ ¡Viniste!_ exclamó Lucía formando una sonrisa
_ ¡Lu!_ Mau corrió a abrazarla
_ Lu, ¿Dónde está el enano?_ preguntó aun alterada
_ César se lo llevó_ dijo la niña _ Se lo llevó por allá_ dijo
_ Quédense con Lu, iré por él_
_ ¡Espera!_ la detuvo Mau _ Voy contigo_
_ No_ respondió _ Quédate con ellos… conozco a César de toda la vida, sé que puedo arreglarlo_  explicó y echó a correr en la dirección que le señalaba Lucía

La llamada de Mauricio había generado sentimientos encontrados en todos, a él le generaba calma, pues aunque le agradaba cuidar de los chicos, le costaba estar a cargo de todos ellos a la vez.
_ ¿Cuánto van a tardar?_ cuestionó Paula
_ Dijo que ya venían_
_ ¿Dónde van a buscar a los enanos ahora?_ preguntó Martín
_ No lo sé, chicos… pero tranquilos, los encontraran_ respondió
_ Vamos a cenar_ indicó Emi
_ Si, seguro que les quedó muy rica la cena_ añadió Oscar
_ Vamos_ dijo tomando a ambos niños de las manos
No sabía cómo Mauricio podía con ese trabajo, y le aterraba no estar listo para afrontar el solo la responsabilidad de un hijo.

La abrazaba con mucha fuerza, tenía miedo de perderla nuevamente. Regresaron al despacho de la casa, con la niña aún asustada.
_ Así que ahí es a dónde iba Garcés cuando no lo encontrábamos_ comentó Lucía
_ Si, enana… Esos dos tenían muchos secretos_ dijo Arturo
_ Lleva a Lu al auto, debo ir con Flor_ indicó al quinceañero
_ Yo voy contigo_ intentó detenerlo
_ Cuida a Lu_ repitió
_ Ven, enana_ dijo Arturo sosteniendo la mano de su pequeña amiga
_ ¡No vayas!_ suplicó la niña _ ¡César es muy malo!_
_ Por eso debo ir a cuidar a Flor y al enano_ dijo _ Todos estaremos bien, lo prometo_ añadió abrazándolos a ambos

Corría a toda prisa, llevando al niño a cuestas. No volvería a la cárcel, le había costado demasiado salir y aunque no sabía quién lo perseguía, podía sentir que se acercaba rápidamente.
_ ¡Mau!, ¡Mau!, ¡Aquí estoy!_ gritaba Julián
_ ¡Cállate, mocoso!_ exclamó pellizcando al niño
_ ¡Basta, César!_ escuchó una voz que le resultaba familiar _ ¡Suéltalo!_
_ ¡Mamá!_ exclamó Julián
Se frenó de golpe y dio media vuelta, ahí se encontraba su mejor amiga.
_ ¿Flor?_ cuestionó sorprendido
_ ¡Mamá!, ¡Ayúdame!_ suplicó Julián
_ ¿Mamá?_ repitió
Dejó caer al niño al suelo, haciendo que se golpeara un brazo con fuerza. Julián lanzó un grito de dolor y vio como ella se intentaba acercar para ayudarlo.
Levantó al infante y lo sujeto con fuerza frente a él, rodeando el pecho y cuello del pequeño con su brazo.
_ ¿Tú eres su madre?_ cuestionó
_ Si, es mi hijo_ respondió Flor buscando la forma de acercarse
_ Así que el cachorrito encontró a su familia_ comentó sujetando al niño con más fuerza
_ César, suéltalo _ repitió Flor
_ ¿Tienes idea de cuantas cosas me ocurrieron por culpa de tu hijo?... ¡Agus y yo estuvimos en la cárcel por culpa de este mocoso!_ exclamó colocando más fuerza alrededor del cuello del infante
_ ¡No le hagas daño!_ suplicó ella
_ ¿Cómo es que tienes un hijo?_ cuestionó liberando un poco de presión
_ Lo adopté_
Flor intentaba acercarse, pero cada vez que ella daba un paso, ejercía más fuerza sobre el cuello de Julián, haciéndolo quedar sin aire. Flor retrocedió.
_ Por favor, suéltalo. Es mi hijo_
_ Puedes adoptar otro_
_ Si lo lastimas, te denunciaré y volverás a prisión_
_ No me harías eso, somos amigos_
_ Por eso mismo te pido que lo sueltes. Julián es mi hijo y también es el hermano de Agustín_
_ ¿Su hermano?... ¿Así que tú eres el Garcecito?_ preguntó mirando al niño _ Entonces Agus y su tío me lo agradecerán_
Aplicó aún más fuerza, Julián ya no podía respirar.

_ ¡Suéltalo!... César, si lo dejas ir, prometo no denunciarte… Por favor…

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