_ ¿Extrañas tu trabajo?_ preguntó Nadia asomándose por
encima del hombro de su amigo
_ Si, un montón_ respondió Martín
_ Yo también extraño tenerte en la cocina_ terció el Chef
Pablo
_ Y yo_ añadió una voz familiar para el niño, la voz de
Agustín Garcés
Martín volteó a verlo con sorpresa y angustia.
_ ¿Qué pasa, Tincho?, ¿No te da gusto verme?_
_ ¡No!_ gritó escudándose detrás del Chef
_ Has crecido bastante_ continuó Agustín
_ Vuelve a tu trabajo Agustín, no tienes nada que hacer
aquí_ dictó el chef indicando su autoridad dentro de la cocina.
Finalmente el día había terminado, el aprendiz no era tan
malo después de todo. Tuvo que explicarle a Rodrigo todo lo relacionado al
funcionamiento del hotel. Ahora se encontraba preparando la cena, Estrella no
tardaba mucho en llegar y quería que todo estuviera perfecto.
_ Hola, ¿Qué hay para cenar?_ preguntó Guillermo entrando
a la suite como si fuera su propia casa, tal como acostumbraba
_ Pollo frito y verduras al vapor_ respondió Mauricio
_ Bueno, no te quiebras la cabeza con el menú, ¡Eh!_ se
burló _ Oye, necesito un poco de ayuda, los gemelos nacen en tres meses… y yo
me estoy volviendo loco de preocupación_ dijo Guille sentándose en el sillón
El teléfono del gerente empezó a vibrar en el interior de
su bolsillo, lo sacó de inmediato, tratando de no dejar caer la sartén. En la
pantalla se podía leer el nombre de Florencia, ¿Qué podía querer ahora?
Contestó el teléfono.
_ ¿Qué pasa Flor?_ preguntó _ Ahora no puedo, quede con
Estrella_ explicó _ ¿Enserio?_ siguió hablando mientras sacaba el pollo frito
del sartén con gran dificultad para no dejar caer el teléfono_ Esta bien, ya
entendí. Voy para allá_ colgó finalmente_ ¿Podrías cuidar a los chicos?_ se
dirigió a su mejor amigo _ Debo ir al apartamento de Flor_
_ Creí que cenarías con Estrella esta noche_
_ Y asi iba a ser_ respondió entrando al cuarto de los
chicos _ Pero algo paso con el enano, debo ir a verlo_ se colocó su chaqueta _
Le diré antes de irme, sé que me entenderá_
Guillermo se encogió de hombros, sabiendo que a ninguna
mujer le gusta que su hombre se reúna con su ex, pero tal vez su inexperto
amigo necesitaba aprenderlo por sí mismo. Le hizo una seña con la mano
indicándole que todo estaba bien, el cuidaría de los chicos, después de todo le
serviría de práctica para cuando los gemelos llegaran a su vida.
Mauricio abrió la puerta de su suite, al mismo tiempo que
un cansado Arturo ingresaba, aun vestido con el uniforme y con la mochila al
hombro.
_ Tu y yo vamos a hablar en cuanto regrese_ amenazó el
gerente del hotel
_ Deja los discursos para después Fernández_ espetó el
chico entrando a su habitación
El chef Pablo se quitó su filipina, el resto de la noche
seria su asistente quien se haría cargo de la cocina, él había terminado su
jornada finalmente. Se despidió de todos y salió en dirección al restaurante,
ahí se topó con Agustín Garcés, el nuevo mesero, lo detuvo por el brazo,
haciéndolo quedar frente a él.
_ Si quieres conservar tu empleo, más vale que te alejes
de Tincho y del resto de los chicos_ le dijo en voz baja _ Les llega a pasar
algo y te juro que usaré los cuchillos para cortar algo más que el asado_
Después de esas palabras en defensa de sus antiguos
pupilos, soltó al mesero y se retiró sin más.
_ ¿Tú eres Agustín Garcés?_ preguntó el joven avanzando
decidido hacia él
_ Si… ¿Y tú eres…
_ Chaim, y vengo a advertirte que si te acercas a los
chicos, ¡Serás historia!_ amenazó el príncipe, mientras observaba con
detenimiento al causante de los sufrimientos de su amada durante su infancia.
Aparcó en el estacionamiento del edificio, bajó del auto,
llevando en la mano el regalo que tenía para el pequeño, entro al complejo de
departamentos, subió hasta el octavo piso por el ascensor. Cuando las puertas
se abrieron la encontró esperándolo, se dedicaron un cordial y distante saludo.
_ ¿Qué es lo que ocurre?_ preguntó Mauricio
_ Lleva toda la tarde así_ respondió Florencia abriendo
la puerta del departamento _ Yo sinceramente no sé qué hacer_ le indicó que
pasará al cuarto del niño
Mau se acercó hasta la cama, donde Julián lloraba de
manera desconsolada. Se sentó a su lado, tratando de ser cauteloso.
_ ¿Qué tienes enano?_ preguntó acariciando el cabello
castaño del pequeño
El niño no respondió, simplemente se lanzó a los brazos
de su antiguo tutor, para abrazarlo con la mayor fuerza posible.
_ Te traje un regalo_ dijo mostrándole a Beto, el osito
de peluche que le había obsequiado unos meses atrás _ Tranquilo campeón_
depositó un beso en el cabello del niño.
_ Gracias por venir_ dijo Florencia entregando una taza
de café a su ex novio _ No sabía cómo calmarlo_ se sentó en el sillón
_ Deja ya este teatro_ exclamó Mauricio _ Solo deja que
me lleve al enano al hotel y todos estaremos felices_
Se encontraba molesto, nunca había visto a Julián llorar
de esa manera, y detestaba pensar que seguía con la irresponsable e insensible
Florencia fingiendo cuidarlo.
_ Se te olvida que Julián es mi hijo_ reprochó Flor _
Aunque, si te importa tanto el bienestar del enano, podrías darme un par de
consejos_ sonrió divertida por la idea
_ El primer consejo es que no vuelvas a arruinar una cita
con mi novia_ se puso de pie para dirigirse a la salida _ Y trátalo con un poco
de amor_ concluyó saliendo del apartamento, entonces se detuvo justo en la
entrada, se dio media vuelta para verla de frente _ ¡Ah!... Una cosa más, si lo
haces sufrir en lo más mínimo, me encargaré de que te quiten la custodia_
El quinceañero despertó a la mañana siguiente sin animo
alguno de asistir a la escuela, solo el pensar en la idea de ver a Candela
nuevamente con su novio, o tener que soportar a Leonardo todo el día, le
causaba dolor de cabeza.
_ ¡Levántate!, Tú y yo tenemos que hablar_ le dijo
Mauricio entrando al cuarto de los varones
_ No molestes Fernández_ el chico volvió a cubrirse con
las cobijas _ Hablamos después del cole, ¿Ok?_
_ Nada de “ok”, arriba adolescente malhumorado_ dictó con
firmeza
Arturo salió de su cama de mala gana, siguiendo a su
tutor hasta la sala. Sabía que le daría un sermón por haber llegado tarde el
día anterior, después del colegio había pasado toda la tarde en el
estacionamiento con Chaim, y más tarde, había dado un largo paseo por los
jardines del hotel.
_ ¡Basta de regaños, Fernández!_ exclamó el quinceañero
furioso _ Te recuerdo que no eres nadie para darme ordenes_ refunfuñó abriendo la
puerta de su habitación
_ Te recuerdo que si el trabajador social considera que
no se están adaptando bien a la vida en el hotel, volverás a la escuela
militar_
El chico se detuvo en seco, había olvidado ese pequeño
detalle. Sin duda no estaba dispuesto a volver a ese lugar, disfrutaba de la
vida en el hotel, al menos estaba con los chicos ahora.
_ Está bien, no volverá a pasar_ se resignó finalmente
_ Bien, y asegúrate de usar esto_ dijo lanzándole el
teléfono celular que le había regalado.
Era la hora del almuerzo, los mellizos comían en la
cafetería acompañados por Ezequiel, si bien Oscar y el menor de los Lagos
seguían sin llevarse bien, la convivencia entre ellos era obligatoria, pues
tenían a Emi en común.
_ Podríamos ir al cine hoy a la tarde, le pediré a
Esmeralda que nos lleve_ comentó Ezequiel
_ Yo paso, ya tengo bastante con verte diario en la
escuela_ dijo Oscar poniéndose de pie, al ver que Amanda había entrado a la
cafetería _ Los veré en clase_ concluyó para después salir a buscarla
Emilia y Ezequiel se quedaron, planeando su siguiente
salida. Su amistad se fortalecía cada vez más, disfrutaban mucho estando
juntos, eran prácticamente dos polos opuestos pero encontraban en el otro, su
complemento perfecto.
Reían divertidos ante una de las bromas de Emi, cuando la
chica sintió un líquido frío y espeso resbalar por su cabeza, una malteada de
fresa había sido derramada sobre ella.
_ Ahora estamos a mano, nena_ sonrió el chico de ojos
verdes con una clara expresión de satisfacción
_ Te metiste con la chica equivocada, Santillán_ comentó
Emi poniéndose de pie para verlo cara a cara _ Esto no se quedará así_ le
plantó un puñetazo en la mejilla sin dar aviso alguno de ello.
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