miércoles, 18 de noviembre de 2015

Capítulo 88: VISITAS

_ Dijiste que estaban divorciados_ comentó Arturo
_ Sí, pero después se volvieron a casar_ explicó
Tocaron a la puerta, Mauricio se apresuró a abrir, detrás de la puerta una pareja de mediana edad y a un nuevo capítulo en la formación de esta disparatada familia. Un hombre cuya edad sobrepasaba los cincuenta años, vestido con un traje gris y camisa azul cielo, sostenía en su mano derecha una maleta color verde y en la izquierda se unía a su mujer, una señora de cabello teñido en color negro, rizado, con las mejillas adornadas de rubor y los labios color carmín, vestía una traje sastre de falda color azul marino.
_ Bienvenidos, pasen por favor_ les indicó Mauricio  con la voz inundada de preocupación y nerviosismo
La formal pareja entró a la habitación que no habían visitado desde hacía tres años, cuando su hijo había sido nombrado el nuevo gerente del Royal, observaron a la mujer que los recibía con amabilidad, usando un vestido ajustado que hacia resaltar su escultural figura, dieron por hecho que ella era su futura nuera, miraron también al grupo de niños que se encontraba en el sillón más grande, amontonados para caber todos, lograron reconocer a su sobrina Malena, pero el resto eran completamente desconocidos para ellos.
_ Siéntense, tengo una historia que contarles_ Mauricio se atrevió a romper el incómodo silencio que se había formado en su sala de estar.

El viento era cálido, como lo es siempre en primavera, movía su rubio cabello de un lado a otro. Un año había pasado desde su última visita, se colocó en cuclillas y dejó las flores junto a la lápida. Leonardo estaba frente a la tumba de su padre. Tenía tan solo doce años cuando él había muerto y eran tan unidos que desde entonces sentía que había perdido una parte de sí mismo.
_ Todo va bien_ comentó el muchacho _ Escribí todo lo que ha pasado este año aquí_ sacó una carta y empezó a leerla.
Contaba en ella que terminaría sus estudios en secundaria, que asistiría al baile de graduación que ayudaba a organizar, hablaba sobre su rivalidad con Arturo y su amor por Sara, sobre el primer desdén que había sufrido su hermano y sobre lo mucho que aún lo extrañaba.
_ Feliz día papá_ se despidió.

Lorenzo Fernández permanecía perplejo ante la historia que su hijo les había contado. Los siete chicos extraños se encontraban inmóviles, esperando la reacción de los padres de su tutor. Finalmente uno de ellos, el más alto, delgado y con el cabello intensamente negro se puso de pie y avanzó hacia ellos.
_ Soy José  Arturo Méndez, mucho gusto_ extendió la mano para presentarse
_ ¿Estás loco Mauricio?_ exclamó el señor poniéndose de pie, ignorando por completo la mano extendida del quinceañero _ ¿Cómo pudiste aceptar algo así?_
_ ¡Cuidar siete niños que no son tuyos!... ¡Qué vergüenza para nuestra familia!_ añadió la señora Fernández
_ Perdón_ respondió Mauricio irónico _ ¡Se me olvidaba que en la familia se acostumbra no cuidar ni siquiera a los hijos propios!_ estaba molesto, se había puesto de pie y tenía los puños cerrados _ Los chicos son ahora mi familia y si quieren aceptarlo está bien, sino pueden irse_
_ ¡Claro!... como de costumbre vas a desconocer a tu verdadera familia, ¿no?_ lo retó su padre
_ Sara, llévate a los chicos. Ya es hora de que vayan a trabajar_
La chica asintió y obedeció a su primo, tomó a los dos más pequeños de la mano y los llevó a la puerta, indicando a los demás que la siguieran. Con un poco de resistencia finalmente salieron de la habitación.
_ ¡Yo quería saber que más van a decir!_ reclamó Martin cruzándose de brazos
_ No lo creo… esta discusión va en serio. Mau está muy enojado y mis tíos también_ dijo Sara _ Lo mejor será guardar distancia_

Estrella llevaba consigo las facturas correspondientes a la convención que recién había terminado, iba a mostrárselas al señor Fernández. Era la primera vez que visitaba la habitación 2 15 desde el día del beso, sus manos sudaban de nervios y las piernas le temblaban, no sabía cómo afrontaría el hecho de ver a su jefe cara a cara. Cuando se disponía a tocar a la puerta, esta se abrió con fuerza, Mauricio salió furioso.
_ ¡Si no quieren estar aquí, se pueden ir!_ gritó el gerente del hotel.
Mauricio vio a la recepcionista, cerró la puerta de su suite y lanzó un suspiro al aire para tranquilizarse, ahora estaba frente a la mujer que había besado una semana atrás, estando comprometido con otra. Estaba llegando a su límite.
_ ¿Está bien señor Fernández?_ preguntó Estrella
_ Si, disculpe que me vea en esta situación. Tengo visitas en casa_ explicó _ ¿Qué ocurre Estrella?_
_ Solo quiero entregarle estas facturas_ dijo dando un portafolio a su jefe. Lo miro por unos breves segundos, quería abrazarlo y ayudarlo a tranquilizarse, pero recordó que ellos no tenían relación alguna más allá de lo laboral, entonces dio un paso hacia atrás _ Puede revisarlas, debo volver a la recepción_ dio media vuelta con la intención de marcharse, se detuvo de pronto y volteo a ver a Mauricio _ Tenga paciencia con sus padres_ concluyó y retomo su camino.
El gerente del hotel se quedó pasmado en medio del pasillo, viendo como la mujer de sus sueños regresaba a su puesto de trabajo después de haberlo tranquilizado con un simple comentario.

El chef Pablo revisaba la cocción de una jugosa carne de arrachera, las noches de domingo el restaurante solía llenarse y él debía supervisar que todo estuviera en orden. Al otro lado de la cocina, notó algo inusual, un individuo que no pertenecía a su personal: Ezequiel estaba de pie junto a Emilia platicando mientras la chica picaba las verduras que acompañarían una ensalada de lechuga. Se acercó a ellos.
_ ¿Qué haces aquí Ezequiel?_ preguntó
_ Molesta a todos_ respondió Oscar quien servía una guarnición en un plato
_ Solo vine a darle un recado a Emi_ explicó el chico _ Bueno, nos vemos más tarde_ se despidió saliendo de la cocina.
Oscar observó a su contrincante salir, deseando poder lanzarle el puré de papa a la cara, cada día lo detestaba más.

La nueva oficina estaba casi lista, la puerta nueva era de madera y él se encontraba ahí sin entender porque su tutor lo había citado, pero también estaba ansioso por hacerle  diversas preguntas sobre sus visitantes.  Tocó a la puerta y espero que Mauricio le indicara que pasara. Ahí estaban una vez más, el quinceañero y el gerente sentados cara a cara, sin saber qué tipo de reunión podrían tener.
_ ¿Ya pensaste donde estudiaras la preparatoria?_ cuestionó Mauricio al mayor de sus chicos
_ No, las fichas para los exámenes de admisión se sacaban antes de que llegara al hotel, Mónica y yo habíamos sacado ficha para una preparatoria cercana a casa pero ahora no tiene caso que estudie allá_ Arturo se sorprendió por la pregunta, no lo había contemplado hasta el momento y le quedaba tan solo un mes más en la escuela secundaria.
_ Harás examen para ingresar a la preparatoria del Rayo de sol_ dijo el gerente mostrando en la pantalla de su laptop la ficha virtual con el nombre del chico.
El rostro del quinceañero se iluminó al escuchar la noticia, tendría la oportunidad de seguir en el campus de su escuela y estudiar junto a Sara, Kía, Chaim y Candela.
_ ¿Cuándo la sacaste?_
_ Una semana después de que llegaron_
Arturo quedó sin palabras, extremadamente sorprendido por el interés que su tutor había puesto en el. Al no saber qué decir, decidió cambiar el tema de conversación.
_ ¿Qué es lo que pasa con tus padres?, ¿Por qué dijeron que “añades” a otros a tu familia?_
_ Por Memo, por él y sus padres_ respondió _ Pero no quiero hablar sobre eso, ahora ve a trabajar_

Al llegar la noche, en la habitación 2 15 se vivía un clima tenso durante la cena, la mayoría de los chicos están ahí; exceptuando a Malena que había salido con Leonardo y Emi que estaba con Ezequiel; Florencia y la familia Fernández estaban ahí.
_ ¿Dónde piensas que vamos a dormir? ¡No compartiremos habitación con tus delincuentes juveniles!_ exclamó Lorenzo Fernández
_ Dormirán en una de las habitaciones del primer piso, y respeten a los chicos_
_ Pueden dormir en mi apartamento si gustan_ ofreció Florencia
Los Fernández aceptaron la propuesta de su futura nuera, quien parecía agradarles. Por lo que al terminar la cena se retiraron con ella, no sin antes dejar en claro su desprecio por los chicos, e incluso por Mike. Cuando finalmente salieron, Mauricio se dejó caer sobre el sillón, descansando al fin de toda esa presión. 
_ ¿Estás bien Mau?_ le preguntó Lucia sentándose a su lado _ Te ves muy cansado_
_ Lo estoy, tenerlos aquí me estresa mucho_ respondió _ No debí invitarlos_
_ Tranquilo, si pudimos contigo, seguro que podremos con ellos_ dijo Martin decidido
El gerente sonrió, el pequeño tenía razón, esos ocho revoltosos habían cambiado su mundo y los quería más que a nadie. Se puso de pie y cargó a Martin para después derribarlo sobre el sillón.
_ Atacó a uno de los nuestros, ¡A la carga mis valientes!_ gritó Arturo abalanzándose sobre su tutor, el resto de los chicos lo siguió, empezando a jugar entre ellos para vencer a Mauricio.

A la mañana siguiente, Florencia preparó el desayuno para sus suegros, quería lucirse con ellos, y hasta el momento lo había hecho bien. Sirvió una ración de huevos revueltos en el plato de Leonardo para después sentarse con ellos.
_ ¿Tú estás de acuerdo con que Mauricio cuide a eso mocosos?_
_ Me ha costado, pero nos estamos acoplando a ellos_
_ Deberías hacer algo para deshacerte de ellos, si quieres te podemos ayudar_ comentó la madre de Mauricio



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