miércoles, 25 de noviembre de 2015

Capítulo 91: PREPARANDOSE

_ Perdón que los interrumpa_ dijo Florencia quien al escuchar la conversación de sus futuros suegros había despertado su curiosidad sobre el asunto _ Mau no firmaría jamás esto, quiere demasiado a los chicos. Y yo estoy de acuerdo con la adopción_ concluyó tomando la hoja para dejar en claro que no permitiría que ellos se deshicieran de los chicos.
Quizá los Fernández no podrían sacar a los ocho menores de su vida, pero sin saberlo acababan de darle la pieza final del elaborado plan que ella empezaba a poner en acción.

Paula ajustó las agujetas de sus patines y entró a la pista, era recién su segunda clase pero había sido promovida al grupo de nivel intermedio. De pequeña había aprendido a patinar sobre hielo, cuando el almirante la había llevado por primera vez a una pista en su cumpleaños número 5,  desde entonces cada cumpleaños, premio, logro, etc., le pedía que la llevara, era extraño que al crecer en la costa tuviera ese gusto arraigado por patinar sobre hielo, pero estaba decidida a aprender patinaje artístico.
En las gradas Florencia observaba a la niña dar algunos giros sobre el hielo, su amiga le había pedido que fuera, debido a la sorpresa que le causaba el talento de su recién integrada alumna. Flor no podía negar que Paula era talentosa, pero sobre todo que amaba lo que estaba haciendo. Salió del lugar antes de que la niña pudiera notar su presencia, intentando acomodar las piezas sueltas de su intrincado plan.

A veces tener el día libre no resulta del todo agradable, en especial si todos tus amigos se encuentran ocupados y ese era precisamente el caso de Arturo, era sábado y no tenía con quien salir; Sara había ido al cine con Leonardo, Chaim y Kía salieron a pasear por la ciudad, los mellizos debían acompañar a Florencia en sus compras para la boda, Paula estaba en su clase de patinaje, y los más pequeños jugaban en el jardín del hotel. Mientras tanto él estaba solo y aburrido en la recepción del hotel, leía uno de los periódicos que se encontraban ahí. Se informaba sobre un robo al otro lado de la ciudad, sintió que alguien se sentaba a su lado, pero no le dio importancia alguna, seguramente era uno de los tantos huéspedes del hotel.
_ ¿Quieres ir a cenar con mi padre y conmigo esta noche?_
Arturo quedó sorprendido ante la pregunta, bajó el periódico para ver de quien se trataba, era Candela, quien la observaba suplicante.
_ Necesito que me hagas un favor_ continuó la chica _ Le dije a mi padre que iría contigo al baile_
_ ¡¿Por qué hiciste eso?!_ exclamó el quinceañero _ Tu iras con tu novio, ¿No?_
_ Si, iré con Fernando, pero mi padre no aprueba que salga con él_ explicó Candela _ Fer y yo fuimos novios hace un año, cuando terminamos mi padre me dijo que me alejara de él pero ahora estamos juntos otra vez, si le digo que iré con Fernando al baile, no me dejara ir. En cambio sí voy contigo, podré ir_
Arturo sintió una mezcla de decepción, tristeza y enojo cuando escuchó las palabras de Candela, ¿Cómo podía pedirle algo así? Ella era la chica de sus sueños, no quería ayudarla a salir con otro. Quería decirle de una vez por todas lo que sentía por ella, pero no se atrevía, quizá así debía de ser, tal vez debían ser sólo amigos, ella era feliz con Fernando y él seguramente podía encontrar el amor en otro lado.
_ Si, te ayudare_ concluyó el chico renunciando finalmente a su idea de un noviazgo con Candela.

Mientras tanto en una de las muchas tiendas de vestidos del centro de la ciudad, Florencia buscaba los vestidos que usarían sus damas de honor, los mellizos la acompañaban, cumpliendo el trato que habían hecho con Mauricio dos semanas atrás.  Emilia se paseaba entre los vestidos de noche que adornaban los pasillos de la tienda, bromeando con su hermano sobre cuál de ellos podría llevar al baile.
_ ¿Qué hacen?_ preguntó Florencia al ver a la chica jugueteando con un vestido de coctel color azul cielo
_ Emi fantasea con un vestido para el baile… aunque yo jamás le he visto usar un vestido_ explicó Oscar 
Y decía toda la verdad, Emilia no era una chica precisamente femenina, de hecho el estilo de Emi consistía en pantalones de mezclilla de corte recto, tenis converse, playeras de distintos colores y sudaderas estampadas de cierre al frente, en ciertas ocasiones usaba alguna gorra o boina. Un estilo deportista y casual.
_ ¿Cuándo será el baile?_
_ En tres semanas_ respondió Emilia
_ Bien, por hoy nos olvidaremos de estos vestidos. Hoy los llevare de compras, se lucirán en ese baile_ dijo Flor dejando a los mellizos completamente boquiabiertos.

Chaim se encontraba ayudando a su novia a empacar, en tan sólo una semana Kía se mudaría a su nuevo hogar, y a pesar de que estaría apenas a dos cuadras de distancia, le entristecía que dejara el hotel. Se detuvo un segundo a pensar lo mucho que había cambiado su vida, hacía apenas dos meses seguía siendo un príncipe engreído que escapaba del compromiso, nunca había trabajado en su vida y menos aún había asistido a un salón de clases, tampoco se había enamorado, ahora todo eso había pasado, incluso tocaba el saxofón en la banda que formó con sus amigos.
_ Ya está casi todo_  dijo Kía mientras introducía algunos libros dentro de una caja _ Gracias por ayudarme Chaim_
_ Por ti, haría cualquier cosa_ respondió el príncipe plantándole un beso _ Te amo_ susurró
_ Y yo a ti_ Kía le dio otro beso.

Nadia examinó la sala del departamento, le parecía tan emocionante estar ahí de forma clandestina, buscó alguna pista que pudiera ayudarles, pero no encontró nada. En la habitación Martín también inspeccionaba el lugar. Estaban en el apartamento de Florencia, aprovechando que ella estaba de compras y que los padres de Mauricio se encontraban en el hotel. El niño estaba decidido a probar que la novia de su tutor era malvada y así evitar la boda.
Finalmente encontró algo que llamó su atención, varios documentos en el cajón de la mesita de noche de Florencia, tenían el escudo del consejo tutelar membretado. Era la prueba que necesitaba, sin dudarlo por un segundo tomó las hojas sin darse el tiempo de leerlas e indicó a su amiga que era hora de marcharse. Y salieron del apartamento sin dejar rastro alguno de que alguna vez estuvieron ahí.

Lorenzo Fernández estaba sentado en el sillón de la habitación 2 15, veía como el más pequeño de los niños que su hijo cuidaba corría por toda la sala siendo perseguido por su perro. Hacían mucho ruido, entre los ladridos del cachorro y la risa del niño habían logrado colmarle la paciencia.
_ ¡Estate quieto mocoso!_ gritó poniéndose de pie y sosteniendo a Julián por los hombros con fuerza
_ ¡Te dije que los dejaras en paz!_ exclamó Mauricio saliendo del cuarto de los chicos _ No está haciendo nada malo_
_ ¡Estoy harto de estos escuincles!_ dijo soltando a Julián con brusquedad _ ¿Es él?_ preguntó Lorenzo a su hijo mientras señalaba al niño. Julián los observaba confundido sin saber de qué hablaban.
_ Lleva a Mike a pasear, enano_ indico Mauricio al más pequeño de sus chicos.
_ ¡No!_ respondió el niño cruzándose de brazos _ Quiero saber de qué hablan_
_ ¡Lo ves, es un insolente!_
Mau levantó al infante en brazos y lo llevó hasta la puerta, Julián luchaba por liberarse. Tan solo quería entender lo que estaba pasando. Su tutor no le había dicho aun que pensaba adoptarlo, quería que fuera una sorpresa y no quería que Leonardo lo echara a perder.
_ Enano, tengo que hablar con mi padre a solas_ explicó bajando al pequeño _ Ve a mi oficina y te alcanzo en un rato, ¿ok?_
El niño asintió un poco desanimado, detestaba que lo excluyeran así de las conversaciones,  en momentos como ese deseaba ser mayor y poder quedarse a escuchar sin problema.

Mauricio fue a su oficina tras otra discusión con su padre, por fortuna sus padres se irían al día siguiente y al fin tendría un poco de paz, entró y vio a Julián sentado en el sillón, intentaba distraerse formando figuras con los pies en la alfombra. Era pequeño, sus pies apenas tocaban el suelo, vestido con un short, playera a rayas y unos tenis rojos le pareció que era el niño protagonista de una caricatura parecida a “Daniel el travieso”. Se preguntó una vez más quienes podrían ser sus padres, pero eso no importaba más, en mes y medio, seria oficialmente su hijo. 
_ ¿Qué haces enano?_ le preguntó sentándose a su lado
_ Te estaba esperando_ respondió el niño _ ¿De que hablaba tu padre cuando pregunto si era yo?_
El gerente del hotel no sabía si era apropiado decirle la noticia en ese preciso momento, quizá debería esperar un poco más. Estaba a punto de responder la pregunta del pequeño con una excusa cuando la puerta de la oficina se abrió. Florencia y los mellizos entraron a la nueva oficina de Mauricio.
_ Hola mi amor_ saludo Flor a su novio
_ ¿Cómo les fue en sus compras?_ preguntó el gerente
_ ¡Genial!_ exclamó Emilia
_ Flor nos compró algunas cosas para el baile_ dijo Oscar
Martín llegó corriendo, llevando en la mano los documentos que había encontrado en el apartamento de Florencia, detrás de él, Lucia intentaba averiguar que tramaba su amigo.
_ ¡Mau!, Tienes que ver esto… ¡Tu novia es una bruja!_ gritó el niño mientras ondeaba los papeles al aire. 

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