Se detuvo en seco al ver una silueta conocida avanzar por
los jardines del hotel, a medida que se acercaba podía ver mejor sus facciones,
era ella, su fantasma, la persona que no había visto en años y que era solo
parte de sus recuerdos lejanos, era su madre.
Abrió los ojos como platos, no era posible que ella
estuviera ahí. Seguramente la estaba confundiendo, decidió acercarse, en
silencio, y así lo hizo.
_ ¡Arturo!_ escuchó que lo llamaban _ Te estoy buscando
muchacho_ dijo el aprendiz de Mauricio capturando su atención por un momento,
solo unos segundos, los mismos que sirvieron para que perdiera a su madre de
vista
_ ¿Qué quieres?_ gritó el quinceañero enojado _ ¿Para qué
me necesitas?_
_ Te quiero proponer un trato_ sonrió Rodrigo
_ ¡Joder!, ¡Yo no quiero hacer tratos contigo, De la
Cruz!_ gruñó enfadado y se marchó
Encima tenía que haberse encontrado al tarado de Rodrigo,
el ayudante de Fernández, quizá debió descargar su enojo con él.
Llegó al hotel, a la misma hora de siempre: las dos de la
tarde. Ese era el día en que ella y Chaim comían juntos. Él cocinaba y vaya que
sabía hacerlo muy bien, jamás hubiera imaginado que a un príncipe le enseñaran
a cocinar, suponía que tenía sirvientes para todo, pero Chaim había resultado
ser bastante autosuficiente. Cuando llegó al Royal se encontró con su novio en
la entrada, eso era extraño, siempre lo veía en el lobby o directamente en su
suite. Lo saludo con una enorme sonrisa y un beso.
_ ¿Qué haces aquí?_ preguntó después de ese beso
_ Decidí que hoy cambiáramos la rutina_ sonrió el
príncipe _ Te invito a desayunar fuera_
Kía lo miro con extrañeza, no era un día especial, ni
celebraban nada.
_ Gané buenas propinas esta semana, quiero consentirte
hoy_ dijo besando la mano de su novia
_ Dale, vamos a comer al restaurante_ dijo la chica _ El
Chef Pablo me hablo hace unos días de su nuevo platillo_
_ ¡No!_ exclamó el príncipe _ ¡Estoy cansado de la comida
del hotel!, Probemos otra cosa_ concluyó tomando la mano de Kía para guiarla a
otro lado.
Al día siguiente se aseguró de llagar a clases antes que
él, necesitaba saber que ocurría, porque no era en absoluto normal que Chaim
actuara de esa manera, el día anterior, cuando regresaron al hotel para que él
iniciara su turno, ella se ofreció a quedarse un rato a hacerle compañía, pero
su novio se negó, le dijo que no era necesario y terminó por hacer que volviera
a casa. Él nunca hacia eso, siempre se quedaba un rato, a veces lo ayudaba en
secreto a aparcar algún auto, lo cual era un completo riesgo, pues aun no sabía
manejar del todo, esas eran sus lecciones clandestinas.
Vio entrar a Sara al aula, ella se había convertido en
una de sus mejores amigas y seguramente tendría algunas respuestas para sus
preguntas.
_ Hola_ saludo nerviosa _ ¿Sabes si Chaim anda en algo
raro?_ soltó sin más
_ ¿Raro?, ¿A qué te refieres con eso?_ cuestionó Sara
_ No sé, hace días que evita que vaya al hotel, ¿Llegó
una chica nueva o algo así?_
Sara soltó una carcajada, no conocía a ningún chico tan
enamorado como el joven príncipe, jamás se fijaría en otra chica que no fuera
Kía.
_ Calma tu paranoia, Chaim no se fijara en nadie más_ la
tranquilizó
Esa tarde las pruebas para entrar a los equipos de la
escuela, en la cancha de futbol un grupo de estudiantes de secundaria
practicaba haciendo pases cortos con el balón, la mayoría de ellos eran de
segundo año, varios ya habían sido parte del equipo el año anterior y otros
cuantos aspiraban entrar recién. Uno de esos chicos era Matías, quién se
jactaba de ser un estupendo jugador.
_ ¿Puedo practicar con ustedes chicos?_ preguntó Emi
Matías se dio media vuelta, al verla formó una media
sonrisa, el aviso de su siguiente
jugada.
_ ¿Vas a dar la prueba para el equipo de varones?_ se
burló el chico
_ No, yo voy a ser la nueva capitana del equipo femenil_
respondió ella _ Y te apuesto que juego mejor que tú_ dijo muy segura de sí
misma
_ ¡Ve a jugar con tus muñecas y no molestes más, nena!_
_ ¿Tienes miedo, machito?_ lo retó _ Te apuesto lo que
quieras a que juego mejor que tú_
_ ¡Dale nena!, ¡Así aprendes que las mujeres no tienen
nada que hacer en el campo de futbol!_ exclamó arrogante lanzándole el balón
con una patada, tiro que Emi logró atrapar ágilmente con los pies
_ Bien, ahora me voy a la prueba_ se despidió _ Mañana te
haré ver tu suerte, machito_ concluyó levantando el balón en el aire para darle
una patada y lanzarlo con fuerza contra el estómago del chico
Las pruebas para el equipo de basquetbol, en las gradas
el quinceañero guardaba su ropa de deportes, había hecho su mayor esfuerzo para
ser elegido como parte del equipo, pero le resultaba difícil concentrase, desde
el día anterior, no podía sacarse esa imagen de la mente, ¿La habría
confundido?, Seguramente era así, después de todo, hacía 12 años que no veía su
mamá.
_ Arturo, necesito hablar contigo_ dijo Kía con gran
seriedad sentándose a su lado
El chico la miro interrogante, simplemente esperando a
que ella continuara con la conversación.
_ Es sobre Chaim_
continuó ella _ ¿Sabes si anda en algo raro?_
Arturo enarcó las cejas, no entendía en absoluto a que se
refería su amiga
_ Hace días que no quiere que me acerqué al hotel_
_ Si sé, pero es mejor que le hagas caso_ respondió el
chico cerrando su bolso _ Mantente lejos del hotel_ concluyó saliendo del
gimnasio sin dar más explicaciones
Por la tarde el quinceañero se acercó a su mejor amigo
para hablar de lo ocurrido con Kía después de las pruebas. Era necesario que le
advirtiera que ella había empezado a sospechar.
_ Gracias_ dijo Chaim una vez que Arturo termino de
contarle todo _ Pero dime, ¿Por qué es tan importante que no sepa que el Señor
Garcés está aquí?_
El chico se rascó un poco la cabeza, dudando si era
conveniente o no dar esa información al príncipe.
_ ¡Vamos!, Eres mi mejor amigo y ella es mi novia,
deberías decírmelo_ exclamó él con impaciencia
_ Supongo que lo sabrás en algún momento_ dijo Arturo con
resignación y empezó a narrar la historia de Kía.
Cuando ella tenía doce años, llegó al hogar del Señor
Garcés, era una chica endurecida por la vida, rebelde, terca como ninguna, sin
la menor idea de lo que eran los modales o el buen trato hacia los otros, una
completa chica problema.
La primera vez que recibió un castigo del señor Garcés,
intentó escaparse, obteniendo como único resultado un encierro en el sótano de
la casa durante tres días, sin comida ni agua, fue en esa ocasión que conoció a
Arturo, cuando el chico de entonces diez años le llevo un poco de comida de
forma clandestina. Ahí inició la revolución.
Kía logró convencerlo para que junto a los chicos se
unieran para luchar contra los castigos del señor Garcés, lo cual les trajo
infinidad de represalias, en especial a ella, que fue etiquetada como la
cabecilla del movimiento. No solo fue atacada por el señor Garcés y Cesar, su
ayudante, sino que también fue atosigada por los chicos más grandes que no
simpatizaban en absoluto con su idea revolucionaria.
Todos los chicos se iban del hogar al cumplir los 17
años, cuando el último de los opositores se marchó y Kía, con quince años y
miles de cicatrices; físicas y emocionales; por su lucha, fue la mayor en el
hogar, la verdadera guerra comenzó. Se volvió un torbellino imparable y con la
llegada de Mónica, ya nada podía detenerla de su objetivo.
Una
noche, buscando venganza por su último castigo que le había costado una lesión
en el tobillo, entró a la oficina de Agustín Garcés y encontró lo que jamás
imagino, la información sobre sus padres biológicos. Desde su llegada al hogar,
su tutor sabía quiénes eran sus padres, y de hecho vivían a solo dos cuadras de
distancia. Su odio se potencializó, tanto tiempo lejos de ellos y por culpa de una sola
persona.
Al día siguiente buscó a sus padres y desde entonces no
se había separado de ellos, ni abandonado su deseo de venganza, por lo cual sus
padres decidieron que sería mejor mudarse y que su hija permaneciera lejos de
cualquier problema que la presencia de Agustín Garcés pudiera causar a su
familia.
_ ¿Ahora entiendes?_ preguntó el quinceañero a su amigo _
Por eso Kía no debe saber nada sobre Garcés_
_ ¿Qué es lo que no debo saber sobre Garcés?_ dijo Kía
con determinación al tiempo que se paraba frente a su novio y su mejor amigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario