martes, 21 de junio de 2016

Capítulo 23: ULTIMATUM

_ Ya puede retirarse señor Echeverría_ índico la directora
El adolescente se retiró mostrándose amable frente a sus superiores
_ ¿Me permite hablar con el joven Méndez?_ pregunto Bruno a la encargada de dirigir el colegio
Ella asintió y los dejó solos
_ ¿Sabes lo que puede pasar si vuelves a pisar esta oficina?_
_ Me devuelven a la escuela militar_ respondió el chico de mala gana
_ Efectivamente: volverías a la escuela militar… entonces…
_ No debo meterme en más líos_ dijo enojado _ Aprendí mi lección y ahora me voy_ concluyó el quinceañero caminando hacia la puerta

Entro en el departamento con dificultad, llevaba al niño cargando en los brazos, pues se había quedado dormido en el camino de regreso. Julián se encontraba mucho mejor, pero obviamente cansado. Lo dejó sobre el sillón, para tomar un descanso, a pesar de ser tan pequeño, el niño resultaba pesado después de cargarlo por todo el camino.
Julián le resultaba extrañamente familiar, como si lo hubiera visto antes en otro lugar. Paso su mano por el cabello del infante, era de un color castaño claro, de un tono miel tostada.
_ ¿Dónde estamos?_ pregunto el niño despabilándose
_ En casa, enano. ¿Cómo te sientes?_
Julián se sentó en el sillón, terminando de despertar.
_ Mareado_ respondió
Tocaron a la puerta. Florencia se puso de pie y abrió la puerta, para recibir a Bruno, quien se presentó y pidió hablar con el niño.

Los dos niños se ocultaron detrás del sillón del lobby, debían evitar ser descubiertos en su nueva misión. Desde el momento en el que se habían conocido, no paraban de hacer averiguaciones. Martín y Nadia ahora espiaban al aprendiz de Mauricio, intentando averiguar los secretos de aquel misterioso hombre.
_ ¿Por qué lo seguimos?_ preguntó Nadia ocultándose detrás de una pila de maletas
_ Hay algo en él que no me agrada_ respondió Martín _ Quiero averiguar quién es en realidad_
_ Es un hombre guapo en realidad_
El niño puso los ojos en blanco, claramente fastidiado de escuchar comentarios de ese tipo sobre Rodrigo, todas parecían estar cautivadas con él en el Royal.
_ ¡Vamos!_ indico a su amiga al ver que su objetivo se movía.

El adolescente lanzó un bufido al escuchar las palabras de su tutor, estaba harto de escuchar el sermón que había durado al menos media hora; lo cual resultaba una eternidad.
_ Solo no quiero que te lleven de nuevo_ suspiro Mauricio como frase final
_ Tú me mandaste a ese lugar, no creo que te afecte hacerlo una vez más_ respondió Arturo enfadado _ Además, estaría mejor que viviendo contigo_
_ ¿Por qué regresaste entonces?_
_ Por los chicos_ dijo el quinceañero poniéndose de pie _ Porque si de mí dependiera, no te volvería a ver jamás, Fernández_ concluyo saliendo de la oficina del gerente
Mauricio sintió esas últimas palabras como un golpe en medio del estómago.  Le dolía saber que había perdido esa confianza y cariño que tanto le había costado forjar con aquel chico y estaba dispuesto a recuperarlo.

Oscar lanzó el teléfono celular a la cama, casi olvidando por completo que dicho objeto no le pertenecía. Chaim le había hecho el favor de prestarle el teléfono para que marcara una vez el número de Diana, pero nadie atendía. Estaba cansado de buscarla, de extrañarla, de quererla y decidió entonces que era momento de dejarla en el pasado.
Volvió a tomar el móvil y marcó el único número que había aprendido de memoria además del de su ex novia, el número de la bella Amanda.
_ Bueno, soy Oscar_ hizo una pausa para escuchar su voz y su risa _ Me preguntaba si tal vez, ¿Quisieras venir a cenar conmigo mañana por la noche?_

El trabajador social se había marchado hacía un par de horas, no dijo mucho, salvo que Florencia debía estar más atenta a esas “enfermedades misteriosas”, puesto que por lo que investigo en la escuela, lo más probable era que Julián sufriera de acoso escolar y por eso evitaba ir a clases. Además de eso, solo dijo que continuara con las visitas regulares de Mauricio y los chicos.
Flor llevó una taza de chocolate a la habitación del infante, donde Julián se encontraba ya bañado y con pijama sentado sobre su cama. Le entregó la bebida al pequeño y se sentó a su lado, inmediatamente el niño se recargo en su hombro y ella lo rodeo con el brazo.
_ ¿Te gusta vivir aquí?_ le preguntó Florencia
_ S… si, tú no eres tan mala después de todo. Gracias por cuidarme hoy_
Ella no dijo nada, era la primera vez que hablaba realmente con el pequeño y no sabía cómo responder ante tan tierno agradecimiento. Así que clavó la vista en el piso, a varios centímetros del suelo, los pies del niño colgaban desde el borde de la cama, notó que en su tobillo derecho se formaba una figura: una especie de línea negra que formaba una “G”.
_ ¿Qué es eso?_ señaló al tobillo de Julián
_ Un tatuaje_ el niño bajo la mirada
Flor bajo de la cama y se hincó para ver mejor la figura. Era un niño de cinco años con un tatuaje, algo muy difícil de creer, supuso que era solo uno de esos tatuajes temporales, de los que se pegan con agua, pero cuando pasó su dedo sobre la piel del pequeño y lo vio formar en su rostro una expresión de dolor, supo que era verdadera tinta debajo de su piel.
_ ¿Quién te lo hizo?, ¿Fue cuando vivías en las calles?_ se colocó a la altura del niño para verlo a los ojos
_ Fue cuando entre a la casa hogar del señor Garcés, todos los chicos tienen uno_ respondió el pequeño con tristeza
Flor hizo una cuenta mental, probablemente Julián no había cumplido los cuatro años cuando había ingresado al hogar de su amigo Agustín. Entonces no pudo resistirlo más y abrazo al infante.

Los primeros rayos del sol iluminaban su rostro, ella se sentó a su lado, observándolo. Lo amaba inmensamente y apenas podía creer que realmente estuvieran juntos. Se inclinó lentamente hasta estar frente a frente con su amado, entonces le dio un beso fugaz en los labios.
Mauricio despertó. La admiró. Y le devolvió el beso.
_ Buenos días, hermosa_ sonrió mientras se incorporaba en su cama
_ Buenos días_ le devolvió la sonrisa _ Estaba pensando que lleváramos hoy a los chicos al parque de diversiones_
_ ¡Excelente!, Llamaré a Flor_ dijo tomando el teléfono _ Seguro que al enano le encantará_
Estrella hizo un esfuerzo por no mostrarse molesta mientras su amado marcaba a su ex novia. Lo cierto era que empezaba a cansarse de que se mantuvieran tanto en contacto, aun cuando sabía que Julián era el único nexo entre los dos.

El chico miro en todas direcciones, asegurándose de que nadie conocido pudiera encontrarse cerca del perímetro. Al menos ninguno de sus amigos lo vería, Fernández los había llevado al parque de diversiones y Chaim estaba trabajando en el estacionamiento. Vio a Rodrigo acercarse. Volvió a registrar la zona con la mirada. Nada. Estaba a salvo.
_ Aquí tienes la información sobre tu madre_ dijo el aprendiz de gerente entregándole un folder

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