_ ¿Ahora entiendes?_ preguntó el quinceañero a su amigo _
Por eso Kía no debe saber nada sobre Garcés_
_ ¿Qué es lo que no debo saber sobre Garcés?_ dijo Kía
con determinación al tiempo que se paraba frente a su novio y su mejor amigo.
El niño entró en la oficina de su tutor, Mauricio estaba
ahí, sentado en su escritorio, explicando a su aprendiz algún nuevo dato para
el trabajo como gerente. Rodrigo no le agradaba, no sabía muy bien porque, pero
ese sujeto le causaba desconfianza.
_ ¿Puedo hablar contigo?_ preguntó a Mau _ En privado_
añadió observando despectivamente al aprendiz de gerente
_ Los dejaré solos_ dijo Rodrigo poniéndose de pie
Salió de la oficina, no sin antes despeinar un poco al
pequeño y dedicarle una sonrisa. Vaya que lo detestaba.
_ ¿Qué pasa Tincho?_
Martín se plantó firme frente al escritorio
_ Quiero continuar con la búsqueda de mi padre, ¿Me
ayudaras?_
Mau esperaba que después del verano el niño hubiera
olvidado el asunto, pero no podía culparlo, después de todo, se trataba de su
padre.
_ Claro que si_ dijo suplicando en su interior encontrar
algún indicio de Marcos Campos.
Kía estaba hecha una fiera, sentía la sangre hirviendo su
interior, todo lo que quería era que Arturo y Chaim la liberaran, para así
entrar al hotel y destruir con sus propios puños al malvado hombre que la había
mantenido lejos de su familia durante años.
_ Cálmate amor_ suplico Chaim
_ ¡Me calmaré cuando lo mate!_ gritó la chica
_ No puedes hacerlo_ dijo Arturo _ Yo también lo odio,
pero no podemos meternos en líos por él_
Ella relajo lo músculos, sabía que su mejor amigo tenía
razón, pero en cuanto tuviera oportunidad, tomaría venganza contra el hombre
que la mantuvo lejos de su familia durante años.
Al día siguiente, después de clases, Ezequiel se
encontraba en el patio de la escuela, seguro de que algo acabaría mal en todo
ese asunto de la apuesta. Todo el día había intentado que Emi renunciara a ese
absurdo reto, pero era inútil, ella estaba decidida a humillar a Matías a toda
costa. Incluso intento hablar con Oscar, para que él la convenciera, sin
embargo el chico le dijo que no lo ayudaría, que ella era así y nada la haría
cambiar de opinión.
Emi estaba lista, habían decidido hacer el juego uno
contra uno en una parte del patio escolar, una cancha pequeña para solo dos
jugadores, un par de botellas señalaban el límite de cada una de las canchas y
un grupo de estudiantes de secundaria se encontraba reunido a su alrededor.
Oscar colocó el balón en medio de la improvisada cancha y
dejo que los contrincantes dieran inicio al partido. En seguida la chica se
apropió de la bola, haciendo hábiles jugadas burlando a su oponente hasta
llegar a la cancha, para anotar el primer gol del partido, un golpe bajo para
el orgullo masculino de Matías.
El primero en llegar a los cinco goles sería el ganador,
y Emi estaba decidida a lograrlo, sin permitir que su engreído contrincante
anotara un solo gol, no lo logró, pues Matías logró meter dos goles, sin
embargo ella fue la ganadora indiscutible tras veinte minutos de juego.
_ ¡Gané!_ exclamó ella una vez que el balón cruzó por
quinta vez la portería contraria
Matías formó una enorme sonrisa en su rostro y empezó a
reír
_ ¿De qué te ríes tonto?_ preguntó enojada ante su
reacción, debería estar llorando su derrota contra una chica _ Acabo de
ganarte_
_ Es divertido pensar que hiciste todo esto solo para
llamar mi atención_ dijo el chico divertido _ Creo que sé lo que pedirás ahora
como pago de la apuesta_ peino su cabello castaño con sus dedos_ ¿A dónde
iremos en nuestra cita?_ una sonrisa arrogante se formó en su rostro
Emi se acercó a él, rodeo el cuello del muchacho con sus
brazos, reduciendo el espacio entre ellos, entonces, levantó su rodilla, hasta
golpear la zona vulnerable de su compañero.
_ ¡Idiota!_ soltó la chica con una sonrisa _ Esto fue
para demostrarte que las mujeres somos grandiosas jugando al futbol, no es cosa
de género, sino de talento y tú no lo tienes_
Un abucheó tomo fuerza entre los estudiantes, si la
derrota no había sido suficiente para humillar a Matías, ese golpe y ese
comentario, terminarían el trabajo. El chico se encontraba doblado por el dolor,
aun cuando se esforzaba en ocultarlo, era bastante evidente.
_ Te diré mañana que es lo que quiero como pago de la
apuesta_ concluyó Emi tomando su balón, después de eso se unió a su hermano y
su mejor amigo para marcharse con ellos y dejar al adolorido chico a merced de
las burlas de sus compañeros.
Estaba sentado en el lobby del hotel, convenciéndose a sí
mismo que lo que había visto era solo una ilusión visual, no había manera en
que fuera ella realmente, ¿Qué haría su madre en el Royal? No le dijo a nadie
sobre lo que vio el domingo anterior, porque no estaba seguro de que fuera algo
real. Decidió ir al lobby precisamente para terminar de convencerse, si veía a
todos los huéspedes entrar y salir del hotel sin verla, sería una confirmación
de que su mente le había hecho una mala jugada. Los primeros veinte minutos que
pasó ahí, fingió estar leyendo un libro, y no encontró nada. Estaba bien con
los resultados de su investigación de campo, así que se dispuso a retirarse,
entonces la vio nuevamente. Su madre se despedía de Estrella mientras
abandonaba el edificio.
Se puso de pie de un salto y salió apresurado a su
encuentro, pero cuando estuvo fuera del hotel, no logró verla por ningún lado.
Le preguntó a Chaim una mujer había recogido su auto, pero este le dijo que no.
Ahora sabía que ella estaba ahí y necesitaba encontrarla.
_ ¿Qué le pedirás a Santillán como pago?_ preguntó
Ezequiel poniendo el disco en el interior de X-Box
_ Ya lo verás mañana_ sonrió Emi con satisfacción _ Ese
machito aprenderá a respetar_ presionó el botón de inicio para su juego
Ezequiel volteó a verla, era una chica tan diferente de
las demás, sabía jugar al futbol mejor que cualquiera, en los juegos de guerra
era una estratega imposible de vencer, sus creaciones en el taller de
carpintería eran siempre las más bellas, tenía calificaciones altas y lo más
importante, no le tenía miedo a nada.
_ Supongo que me sorprenderás, siempre lo haces_ le
dedico una enorme sonrisa e inicio a jugar también
Mauricio dudo al tomar el móvil, no debía llamarla, era
su ex novia y lo que hacía era completamente bajo y cruel: usar a un niño de
tan solo cinco años como carnada. Pero lo cierto era que adoraba a ese pequeño,
de todos los chicos, era Julián con quien probablemente había formado un lazo
más cercano, con él y con Arturo; antes de que el quinceañero lo odiara.
No soportó más y marcó a Florencia, quedaron en verse esa
noche en el departamento de su ex. Pensó en pedirle a Estrella que lo
acompañará, pero sonaba a una idea totalmente inapropiada. Entonces, como si la
hubiera evocado con el pensamiento, su novia entró a su oficina.
_ ¿Qué planes tienes para esta noche, Mau?_ preguntó
ella. Le había costado tanto trabajo empezar a llamarlo por su nombre en lugar
de decirle “Sr. Fernández” pero ahora lo hacía con fluidez
El gerente se rasco la cabeza, sin saber muy bien cómo
explicar su extraña cita en casa de Florencia.
_ ¿Me acompañarías a visitar a Julián?_ dijo con la voz
salpicada de nerviosismo
_ Seguro, pero, ¿Quién cuidara a los chicos?_
Ella había aceptado sin protestar, sin dramas ni
complicaciones, quizá por eso la amaba tanto.
_ Yo podría hacerlo_ intervino Rodrigo, quien recién
entraba en la oficina
Mauricio enarco las cejas. No sabía si confiar o no en su
aprendiz.
Miro a Estrella en busca de respuestas.
_ Entonces, te veo saliendo del trabajo_ dijo ella
plantándole un beso a su novio _ Gracias Rod_ se despidió del nuevo mientras
salía de la oficina
_ ¿Rod?_ cuestionó el gerente
_ Es un diminutivo para Rodrigo_ se encogió de hombros _
Descuide, yo los cuidaré bien_
Florencia se preparaba para recibir a Mauricio, y para su
desgracia también a Estrella. ¿Cómo iba a resistir verlos juntos? Después de
todo, aún sentía algo por Mauricio, no sabía si era amor o una obsesión, pero
deseaba estar con él nuevamente, por eso había adoptado a Julián, para tener
una excusa para tenerlo cerca e intentar recuperar su relación.
_ ¿Qué cenaremos hoy?_ preguntó Agustín entrando al
departamento
Flor dio un salto al escuchar su voz, si Mauricio lo veía
ahí, tendría serios problemas
_ ¡Nada!_ respondió enojada _ Necesito que te vayas ahora
mismo_ empezó a guiarlo hacia la salida
_ ¿Qué pasa?_
Ellos eran amigos desde la infancia, no era lógico que
intentara echarlo.
_ Mau vendrá a cenar, ¡No puedes estar aquí!_
Agustín lo sabía, así que no tenía más remedio que
marcharse. Colocó su mano en el picaporte, a la vez que el timbre sonaba. Los
invitados ya habían llegado.
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