lunes, 6 de junio de 2016

Capítulo 18: EL PARTIDO DE FUTBOL

_ ¿Ahora entiendes?_ preguntó el quinceañero a su amigo _ Por eso Kía no debe saber nada sobre Garcés_
_ ¿Qué es lo que no debo saber sobre Garcés?_ dijo Kía con determinación al tiempo que se paraba frente a su novio y su mejor amigo.

El niño entró en la oficina de su tutor, Mauricio estaba ahí, sentado en su escritorio, explicando a su aprendiz algún nuevo dato para el trabajo como gerente. Rodrigo no le agradaba, no sabía muy bien porque, pero ese sujeto le causaba desconfianza.
_ ¿Puedo hablar contigo?_ preguntó a Mau _ En privado_ añadió observando despectivamente al aprendiz de gerente
_ Los dejaré solos_ dijo Rodrigo poniéndose de pie
Salió de la oficina, no sin antes despeinar un poco al pequeño y dedicarle una sonrisa. Vaya que lo detestaba.
_ ¿Qué pasa Tincho?_
Martín se plantó firme frente al escritorio
_ Quiero continuar con la búsqueda de mi padre, ¿Me ayudaras?_
Mau esperaba que después del verano el niño hubiera olvidado el asunto, pero no podía culparlo, después de todo, se trataba de su padre.
_ Claro que si_ dijo suplicando en su interior encontrar algún indicio de Marcos Campos.

Kía estaba hecha una fiera, sentía la sangre hirviendo su interior, todo lo que quería era que Arturo y Chaim la liberaran, para así entrar al hotel y destruir con sus propios puños al malvado hombre que la había mantenido lejos de su familia durante años.
_ Cálmate amor_ suplico Chaim
_ ¡Me calmaré cuando lo mate!_ gritó la chica
_ No puedes hacerlo_ dijo Arturo _ Yo también lo odio, pero no podemos meternos en líos por él_
Ella relajo lo músculos, sabía que su mejor amigo tenía razón, pero en cuanto tuviera oportunidad, tomaría venganza contra el hombre que la mantuvo lejos de su familia durante años.

Al día siguiente, después de clases, Ezequiel se encontraba en el patio de la escuela, seguro de que algo acabaría mal en todo ese asunto de la apuesta. Todo el día había intentado que Emi renunciara a ese absurdo reto, pero era inútil, ella estaba decidida a humillar a Matías a toda costa. Incluso intento hablar con Oscar, para que él la convenciera, sin embargo el chico le dijo que no lo ayudaría, que ella era así y nada la haría cambiar de opinión.
Emi estaba lista, habían decidido hacer el juego uno contra uno en una parte del patio escolar, una cancha pequeña para solo dos jugadores, un par de botellas señalaban el límite de cada una de las canchas y un grupo de estudiantes de secundaria se encontraba reunido a su alrededor.
Oscar colocó el balón en medio de la improvisada cancha y dejo que los contrincantes dieran inicio al partido. En seguida la chica se apropió de la bola, haciendo hábiles jugadas burlando a su oponente hasta llegar a la cancha, para anotar el primer gol del partido, un golpe bajo para el orgullo masculino de Matías.
El primero en llegar a los cinco goles sería el ganador, y Emi estaba decidida a lograrlo, sin permitir que su engreído contrincante anotara un solo gol, no lo logró, pues Matías logró meter dos goles, sin embargo ella fue la ganadora indiscutible tras veinte minutos de juego.
_ ¡Gané!_ exclamó ella una vez que el balón cruzó por quinta vez la portería contraria
Matías formó una enorme sonrisa en su rostro y empezó a reír
_ ¿De qué te ríes tonto?_ preguntó enojada ante su reacción, debería estar llorando su derrota contra una chica _ Acabo de ganarte_
_ Es divertido pensar que hiciste todo esto solo para llamar mi atención_ dijo el chico divertido _ Creo que sé lo que pedirás ahora como pago de la apuesta_ peino su cabello castaño con sus dedos_ ¿A dónde iremos en nuestra cita?_ una sonrisa arrogante se formó en su rostro
Emi se acercó a él, rodeo el cuello del muchacho con sus brazos, reduciendo el espacio entre ellos, entonces, levantó su rodilla, hasta golpear la zona vulnerable de su compañero.
_ ¡Idiota!_ soltó la chica con una sonrisa _ Esto fue para demostrarte que las mujeres somos grandiosas jugando al futbol, no es cosa de género, sino de talento y tú no lo tienes_
Un abucheó tomo fuerza entre los estudiantes, si la derrota no había sido suficiente para humillar a Matías, ese golpe y ese comentario, terminarían el trabajo. El chico se encontraba doblado por el dolor, aun cuando se esforzaba en ocultarlo, era bastante evidente.
_ Te diré mañana que es lo que quiero como pago de la apuesta_ concluyó Emi tomando su balón, después de eso se unió a su hermano y su mejor amigo para marcharse con ellos y dejar al adolorido chico a merced de las burlas de sus compañeros.

Estaba sentado en el lobby del hotel, convenciéndose a sí mismo que lo que había visto era solo una ilusión visual, no había manera en que fuera ella realmente, ¿Qué haría su madre en el Royal? No le dijo a nadie sobre lo que vio el domingo anterior, porque no estaba seguro de que fuera algo real. Decidió ir al lobby precisamente para terminar de convencerse, si veía a todos los huéspedes entrar y salir del hotel sin verla, sería una confirmación de que su mente le había hecho una mala jugada. Los primeros veinte minutos que pasó ahí, fingió estar leyendo un libro, y no encontró nada. Estaba bien con los resultados de su investigación de campo, así que se dispuso a retirarse, entonces la vio nuevamente. Su madre se despedía de Estrella mientras abandonaba el edificio.
Se puso de pie de un salto y salió apresurado a su encuentro, pero cuando estuvo fuera del hotel, no logró verla por ningún lado. Le preguntó a Chaim una mujer había recogido su auto, pero este le dijo que no. Ahora sabía que ella estaba ahí y necesitaba encontrarla.

Esa noche Emi cenó en la suite de los Lagos, desde que Enrique y Diana se habían marchado del hotel, estaba todo el tiempo con Ezequiel, eran grandes amigos, pues se entendían el uno al otro, a pesar de ser completamente opuestos. Nada la haría más feliz que ver a Oscar y Ezequiel siendo amigos, pero parecía un sueño realmente imposible de lograr, ellos no se soportaban en absoluto. Después de la cena, subió con su mejor amigo a su habitación, para jugar una partida de su videojuego favorito antes de marcharse.
_ ¿Qué le pedirás a Santillán como pago?_ preguntó Ezequiel poniendo el disco en el interior de X-Box
_ Ya lo verás mañana_ sonrió Emi con satisfacción _ Ese machito aprenderá a respetar_ presionó el botón de inicio para su juego
Ezequiel volteó a verla, era una chica tan diferente de las demás, sabía jugar al futbol mejor que cualquiera, en los juegos de guerra era una estratega imposible de vencer, sus creaciones en el taller de carpintería eran siempre las más bellas, tenía calificaciones altas y lo más importante, no le tenía miedo a nada.
_ Supongo que me sorprenderás, siempre lo haces_ le dedico una enorme sonrisa e inicio a jugar también

Mauricio dudo al tomar el móvil, no debía llamarla, era su ex novia y lo que hacía era completamente bajo y cruel: usar a un niño de tan solo cinco años como carnada. Pero lo cierto era que adoraba a ese pequeño, de todos los chicos, era Julián con quien probablemente había formado un lazo más cercano, con él y con Arturo; antes de que el quinceañero lo odiara.
No soportó más y marcó a Florencia, quedaron en verse esa noche en el departamento de su ex. Pensó en pedirle a Estrella que lo acompañará, pero sonaba a una idea totalmente inapropiada. Entonces, como si la hubiera evocado con el pensamiento, su novia entró a su oficina.
_ ¿Qué planes tienes para esta noche, Mau?_ preguntó ella. Le había costado tanto trabajo empezar a llamarlo por su nombre en lugar de decirle “Sr. Fernández” pero ahora lo hacía con fluidez
El gerente se rasco la cabeza, sin saber muy bien cómo explicar su extraña cita en casa de Florencia.
_ ¿Me acompañarías a visitar a Julián?_ dijo con la voz salpicada de nerviosismo
_ Seguro, pero, ¿Quién cuidara a los chicos?_
Ella había aceptado sin protestar, sin dramas ni complicaciones, quizá por eso la amaba tanto.
_ Yo podría hacerlo_ intervino Rodrigo, quien recién entraba en la oficina
Mauricio enarco las cejas. No sabía si confiar o no en su aprendiz.
Miro a Estrella en busca de respuestas.
_ Entonces, te veo saliendo del trabajo_ dijo ella plantándole un beso a su novio _ Gracias Rod_ se despidió del nuevo mientras salía de la oficina
_ ¿Rod?_ cuestionó el gerente
_ Es un diminutivo para Rodrigo_ se encogió de hombros _ Descuide, yo los cuidaré bien_

Florencia se preparaba para recibir a Mauricio, y para su desgracia también a Estrella. ¿Cómo iba a resistir verlos juntos? Después de todo, aún sentía algo por Mauricio, no sabía si era amor o una obsesión, pero deseaba estar con él nuevamente, por eso había adoptado a Julián, para tener una excusa para tenerlo cerca e intentar recuperar su relación.
_ ¿Qué cenaremos hoy?_ preguntó Agustín entrando al departamento
Flor dio un salto al escuchar su voz, si Mauricio lo veía ahí, tendría serios problemas
_ ¡Nada!_ respondió enojada _ Necesito que te vayas ahora mismo_ empezó a guiarlo hacia la salida
_ ¿Qué pasa?_
Ellos eran amigos desde la infancia, no era lógico que intentara echarlo.
_ Mau vendrá a cenar, ¡No puedes estar aquí!_
Agustín lo sabía, así que no tenía más remedio que marcharse. Colocó su mano en el picaporte, a la vez que el timbre sonaba. Los invitados ya habían llegado.




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