domingo, 27 de diciembre de 2015

Capítulo 103: LA TRAMPA

La idea de casarse en una semana cruzó su mente, aun no estaba seguro de lo que estaba haciendo, pero se tranquilizó enseguida, después de todo, las cosas estaban de maravilla en sus vidas. Aunque ninguno sabía que todo cambiaría radicalmente al día siguiente.

Estrella entró en la oficina, con el alma destrozada, ese sería su penúltimo día en el hotel, firmaría su carta de renuncia esa mañana y entregaría oficialmente su puesto al día siguiente. Se sentía sumamente triste de tener que despedirse del gerente, en especial después de esos momentos que habían compartido juntos. Cuando Mauricio la vio entrar la observó en silencio, resignado a su partida, a vivir sin ella.
_ ¿Ya tiene otro empleo?_ preguntó Mauricio mientras entregaba la carta de renuncia
_ Tengo un par de opciones_ respondió tomando el lapicero _ ¿Usted ya tiene quien cuide a los chicos en su ausencia?_
_ Franco, Alma y Memo se turnaran_ hizo una pausa _ No te vayas, no hace falta_
_ No hace falta que este aquí_ concluyó entregando la hoja firmada _ Les deseo a usted y a Flor que sean muy felices juntos_ dio media vuelta y salió
Mauricio se levantó de su silla, decidido a alcanzarla, no podía dejarla ir, no sabía cómo ni porque quería detenerla, sin embargo estaba seguro que no podía quedarse de brazos cruzados ante su partida. Justo cuando abría la puerta se topó con Arturo, el chico parecía estar muy ansioso.
_ Mau, hoy se publican los resultados del examen_ dijo el chico _ ¿Podemos revisar juntos?_
_ Si, solo esperame un momentito_ respondió Mau caminando nuevamente hacia la salida
_ ¡Mau, otra cosita!_ lo detuvo _ Estoy listo_ dijo nervioso _ Para… saber lo de…
_ Entiendo Arturo, regresando revisamos todo ¿ok?_
El quinceañero asintió en silencio, después vio a su tutor salir apresurado.

El gerente logró alcanzar a Estrella, estaba acomodándose en su puesto de trabajo, a un lado de ella, los mellizos y Ezequiel charlaban en los sillones del lobby. Siguió adelante sin prestarles gran importancia, estaba a punto de encontrarse con Estrella nuevamente  cuando su mejor amigo lo abordó a mitad de la recepción. Le molestó que lo detuviera cuando estaba tan decidido, pero seguramente tenía algo importante que decirle.
_ Mau necesito que me ayudes, ¡No sé cómo cuidar un bebé!_ dijo Guillermo alterado _ ¿Qué haré cuando nazca?_
_ ¡Memo yo tampoco sé!, ¡Ahora estoy ocupado, hablamos más tarde!_ se desesperó _ Tengo que hablar con Estrella_
_ Disculpe, ¿Usted es el señor Fernández?_ los interrumpió un hombre vestido con un traje gris Oxford
_ Si, ¿Qué ocurre?_
_ ¿Conoce usted a Sara Montero, Arturo Méndez, Oscar y Emilia Guzmán, Paula Valdez, Martín Campos, Lucia Pérez y al menor identificado como Julián?_
_ Si, ellos viven conmigo_ respondió _ Ellos son Emi y Oscar_ señaló _ ¿Qué pasa con ellos?_
_ Vinimos a ejecutar la orden, ¡llévenselos!_ ordenó a un grupo de policías que lo acompañaba
Dos de ellos avanzaron en dirección a los mellizos que aun charlaban con el menor de los Lagos, los tomaron desprevenidos, sujetándolos con fuerza y empujándolos hacia la salida.
 Mauricio enojado se acercó a detenerlos, reclamando que ellos estaban a su cargo.
_ Solo cumplimos con nuestro deber, usted envió un oficio diciendo que no podía cuidarlos más y que dejaba su custodia al consejo tutelar_ explicó el hombre mostrando un oficio con la firma de Mauricio Fernández al final de la hoja
_ ¡Yo no ordene nada!_ reclamó _ ¡Suéltelos!_
_ Su firma está aquí, estamos autorizados para hacerlo_ insistió _ ¡Los demás deben estar en la habitación 2 15, vayan por ellos!_
_ ¿Qué está pasando Mau?_ preguntó Guillermo intentando frenar a los oficiales que se llevaban a los mellizos
Los dos chicos lloraban y pataleaban, mientras Ezequiel, enfurecido hacia lo que podía para que liberaran a su amiga.
_ ¡Traidor!_ gritó Oscar
_ ¡Embustero, solo te querías librar de nosotros!_ lo secundó Emi
_ Chicos yo no… _ quiso explicarles pero se detuvo en mitad de frase _ ¡Memo, ve a la suite! Ahí están los chiquitos, ¡No dejes que se los lleven!_
El gerente vio como dos oficiales se llevaban a su prima y a Leonardo que no paraba de reclamarles y golpearlos para que soltaran a su novia, se acercó a ellos, dispuesto a hacer todo lo que estuviera en sus manos para evitar que se llevaran a Sara y a los mellizos.

Lucia jugaba con su nueva muñeca, mientras veía a Julián y Martin correr de un lado a otro de la sala siendo perseguidos por su cachorro Mike. Florencia estaba con ellos, preparaba galletas en la cocina, miraba su reloj una y otra vez, preguntándose en qué momento iniciaría su malévolo plan. Tocaron a la puerta y ella abrió, fingiendo sorpresa al ver a los hombres que se llevaban a los niños, incluso suplicándoles que los dejaran.
Los tres pequeños pusieron resistencia cuando los capturaron, pero después de que el hombre de traje gris mostrara la orden con la firma de Mauricio, dejaron de luchar. Fue tal su impresión y su decepción, que se rindieron. Julián, quien llevaba en las manos el osito de peluche que su tutor le había regalado, lo dejó caer al piso, intentando resistir para no soltarse a llorar en ese momento.
_ ¡Déjelos!_ suplicó Guillermo _ Esto ha sido una confusión_
_ No Guille, Fernández nos engaño_ dijo Paula a quien recién sacaban de su habitación, tenía la voz quebrada y los ojos cristalinos, estaba a punto de romper en llanto
Se los llevaron a todos, los niños marchaban como si estuvieran condenados a muerte, su mundo, su felicidad, se había desplomado, ya no les quedaba nada.
Guillermo salió de la habitación, dedicando una mirada de profundo desprecio hacia la prometida de su mejor amigo, que con un llanto fingido lamentaba la partida de los niños.

Arturo estaba impaciente, su tutor tardaba demasiado, quería saber los resultados del examen, pero más aún quería conocer la información que Mauricio había encontrado sobre su madre. Sentado frente al escritorio, jugueteaba con un lapicero, imaginado lo que posiblemente había hecho su mamá en el transcurso de esos años. La puerta se abrió de golpe, Mauricio entró agitado, detrás de él iban tres oficiales, no entendía lo que estaba ocurriendo, dos de esos hombres lo tomaron por la fuerza.
_ ¡Suéltelo!_ gritó Mauricio
_ ¿Qué ocurre Mau?_ preguntó el chico
_ Iras al juzgado de menores, tenemos una orden de tu tutor_ explicó uno de ellos
El hombre trajeado entró a la oficina y le mostró el oficio, Arturo observo la firma al final del documento, era de Mauricio. Sintió mucha ira, tanta que de no haber estado sujetado por aquellos hombres, se habría lanzado a golpes contra el gerente del hotel.
_ ¡Eres un traidor Fernández!_ gritó enfurecido
Mauricio notó el dolor en los ojos del muchacho, en cuanto lo escucho llamarlo “Fernández” nuevamente supo que algo se había roto, toda la confianza que el chico tenía en él se había esfumado, ahora lo odiaba.
_ Son todos, es hora de irnos_ indicó el hombre de traje
_ Fue una confusión, ¡No puede llevárselos!_ suplicó Mauricio _ Si se supone que yo di la orden, yo puedo retirarla ¿No?_ insistió con la voz a punto de quebrársele _ Déjelos aquí_
_ Aun si quisiera recuperar la custodia de los menores, no podríamos hacerlo… Vi la habitación en la que viven, demasiado pequeña para nueve personas, además el trabajo infantil es un delito_ explicó _ No se preocupe, estarán en buenas manos_ concluyó

Mauricio entró a su suite, encontró a Beto tirado en el piso, ese osito, el mismo que Julián llevaba a todos lados. Lo tomó y sentándose en su sillón, se soltó a llorar. Quería que volvieran, que estuvieran ahí dando vueltas. Mike salió de su escondite, debajo de la mesa, chillaba y se recostó a sus pies. Él seguía llorando, incapaz de entender lo que había ocurrido, recordando el odio con el que Arturo había reaccionado.
_ ¿Cómo estás?_ preguntó Guillermo entrando a la habitación
En tantos años de amistad, eran muy pocas las veces que Guille lo había visto llorar, pero nunca así, con tanto dolor, tan lleno de tristeza. Lo abrazó con fuerza.
_ ¿Quién pudo tenderme una trampa así?_ reclamó enfurecido _ ¿Por qué meterse con los chicos?_
Entonces recordó todo: los únicos documentos del consejo tutelar que había firmado eran los de la adopción de Julián, los mismos que Martin le había enseñado cuando culpaba a Florencia. Se levantó de su asiento y limpió sus lágrimas. Sin decir una palabra salió de su habitación, decidido a hacer justicia.


_ ¿Cómo estás?_ preguntó Guillermo entrando a la habitación
En tantos años de amistad, eran muy pocas las veces que Guille lo había visto llorar, pero nunca así, con tanto dolor, tan lleno de tristeza. Lo abrazó con fuerza.
_ ¿Quién pudo tenderme una trampa así?_ reclamó enfurecido _ ¿Por qué meterse con los chicos?_
Entonces recordó todo: los únicos documentos del consejo tutelar que había firmado eran los de la adopción de Julián, los mismos que Martin le había enseñado cuando culpaba a Florencia. Se levantó de su asiento y limpió sus lágrimas. Sin decir una palabra salió de su habitación, decidido a hacer justicia.



Primero que nada, espero que hayan pasado una muy hermosa navidad con sus seres queridos, segundo, falta solo un capítulo para el gran final y lo publicaré el día 31 de diciembre, para cerrar este año, No se lo pueden perder

No hay comentarios:

Publicar un comentario