La idea de casarse en una semana cruzó su mente, aun no
estaba seguro de lo que estaba haciendo, pero se tranquilizó enseguida, después
de todo, las cosas estaban de maravilla en sus vidas. Aunque ninguno sabía que
todo cambiaría radicalmente al día siguiente.
Estrella entró en la oficina, con el alma destrozada, ese
sería su penúltimo día en el hotel, firmaría su carta de renuncia esa mañana y
entregaría oficialmente su puesto al día siguiente. Se sentía sumamente triste
de tener que despedirse del gerente, en especial después de esos momentos que
habían compartido juntos. Cuando Mauricio la vio entrar la observó en silencio,
resignado a su partida, a vivir sin ella.
_ ¿Ya tiene otro empleo?_ preguntó Mauricio mientras
entregaba la carta de renuncia
_ Tengo un par de opciones_ respondió tomando el lapicero
_ ¿Usted ya tiene quien cuide a los chicos en su ausencia?_
_ Franco, Alma y Memo se turnaran_ hizo una pausa _ No te
vayas, no hace falta_
_ No hace falta que este aquí_ concluyó entregando la
hoja firmada _ Les deseo a usted y a Flor que sean muy felices juntos_ dio
media vuelta y salió
Mauricio se levantó de su silla, decidido a alcanzarla,
no podía dejarla ir, no sabía cómo ni porque quería detenerla, sin embargo
estaba seguro que no podía quedarse de brazos cruzados ante su partida. Justo
cuando abría la puerta se topó con Arturo, el chico parecía estar muy ansioso.
_ Mau, hoy se publican los resultados del examen_ dijo el
chico _ ¿Podemos revisar juntos?_
_ Si, solo esperame un momentito_ respondió Mau caminando
nuevamente hacia la salida
_ ¡Mau, otra cosita!_ lo detuvo _ Estoy listo_ dijo
nervioso _ Para… saber lo de…
_ Entiendo Arturo, regresando revisamos todo ¿ok?_
El quinceañero asintió en silencio, después vio a su
tutor salir apresurado.
El gerente logró alcanzar a Estrella, estaba acomodándose
en su puesto de trabajo, a un lado de ella, los mellizos y Ezequiel charlaban
en los sillones del lobby. Siguió adelante sin prestarles gran importancia,
estaba a punto de encontrarse con Estrella nuevamente cuando su mejor amigo lo abordó a mitad de la
recepción. Le molestó que lo detuviera cuando estaba tan decidido, pero
seguramente tenía algo importante que decirle.
_ Mau necesito que me ayudes, ¡No sé cómo cuidar un
bebé!_ dijo Guillermo alterado _ ¿Qué haré cuando nazca?_
_ ¡Memo yo tampoco sé!, ¡Ahora estoy ocupado, hablamos
más tarde!_ se desesperó _ Tengo que hablar con Estrella_
_ Disculpe, ¿Usted es el señor Fernández?_ los
interrumpió un hombre vestido con un traje gris Oxford
_ Si, ¿Qué ocurre?_
_ ¿Conoce usted a Sara Montero, Arturo Méndez, Oscar y
Emilia Guzmán, Paula Valdez, Martín Campos, Lucia Pérez y al menor identificado
como Julián?_
_ Si, ellos viven conmigo_ respondió _ Ellos son Emi y
Oscar_ señaló _ ¿Qué pasa con ellos?_
_ Vinimos a ejecutar la orden, ¡llévenselos!_ ordenó a un
grupo de policías que lo acompañaba
Dos de
ellos avanzaron en dirección a los mellizos que aun charlaban con el menor de
los Lagos, los tomaron desprevenidos, sujetándolos con fuerza y empujándolos
hacia la salida.Mauricio enojado se acercó a detenerlos, reclamando que ellos estaban a su cargo.
_ Solo cumplimos con nuestro deber, usted envió un oficio
diciendo que no podía cuidarlos más y que dejaba su custodia al consejo
tutelar_ explicó el hombre mostrando un oficio con la firma de Mauricio
Fernández al final de la hoja
_ ¡Yo no ordene nada!_ reclamó _ ¡Suéltelos!_
_ Su firma está aquí, estamos autorizados para hacerlo_
insistió _ ¡Los demás deben estar en la habitación 2 15, vayan por ellos!_
_ ¿Qué está pasando Mau?_ preguntó Guillermo intentando
frenar a los oficiales que se llevaban a los mellizos
Los dos chicos lloraban y pataleaban, mientras Ezequiel,
enfurecido hacia lo que podía para que liberaran a su amiga.
_ ¡Traidor!_ gritó Oscar
_ ¡Embustero, solo te querías librar de nosotros!_ lo
secundó Emi
_ Chicos yo no… _ quiso explicarles pero se detuvo en
mitad de frase _ ¡Memo, ve a la suite! Ahí están los chiquitos, ¡No dejes que
se los lleven!_
El gerente vio como dos oficiales se llevaban a su prima y
a Leonardo que no paraba de reclamarles y golpearlos para que soltaran a su
novia, se acercó a ellos, dispuesto a hacer todo lo que estuviera en sus manos
para evitar que se llevaran a Sara y a los mellizos.
Lucia jugaba con su nueva muñeca, mientras veía a Julián
y Martin correr de un lado a otro de la sala siendo perseguidos por su cachorro
Mike. Florencia estaba con ellos, preparaba galletas en la cocina, miraba su
reloj una y otra vez, preguntándose en qué momento iniciaría su malévolo plan.
Tocaron a la puerta y ella abrió, fingiendo sorpresa al ver a los hombres que
se llevaban a los niños, incluso suplicándoles que los dejaran.
Los tres pequeños pusieron resistencia cuando los
capturaron, pero después de que el hombre de traje gris mostrara la orden con
la firma de Mauricio, dejaron de luchar. Fue tal su impresión y su decepción,
que se rindieron. Julián, quien llevaba en las manos el osito de peluche que su
tutor le había regalado, lo dejó caer al piso, intentando resistir para no
soltarse a llorar en ese momento.
_ ¡Déjelos!_ suplicó Guillermo _ Esto ha sido una
confusión_
_ No Guille, Fernández nos engaño_ dijo Paula a quien
recién sacaban de su habitación, tenía la voz quebrada y los ojos cristalinos,
estaba a punto de romper en llanto
Se los llevaron a todos, los niños marchaban como si
estuvieran condenados a muerte, su mundo, su felicidad, se había desplomado, ya
no les quedaba nada.
Guillermo salió de la habitación, dedicando una mirada de
profundo desprecio hacia la prometida de su mejor amigo, que con un llanto
fingido lamentaba la partida de los niños.
Arturo estaba impaciente, su tutor tardaba demasiado,
quería saber los resultados del examen, pero más aún quería conocer la
información que Mauricio había encontrado sobre su madre. Sentado frente al
escritorio, jugueteaba con un lapicero, imaginado lo que posiblemente había
hecho su mamá en el transcurso de esos años. La puerta se abrió de golpe,
Mauricio entró agitado, detrás de él iban tres oficiales, no entendía lo que
estaba ocurriendo, dos de esos hombres lo tomaron por la fuerza.
_ ¡Suéltelo!_ gritó Mauricio
_ ¿Qué ocurre Mau?_ preguntó el chico
_ Iras al juzgado de menores, tenemos una orden de tu
tutor_ explicó uno de ellos
El hombre trajeado entró a la oficina y le mostró el
oficio, Arturo observo la firma al final del documento, era de Mauricio. Sintió
mucha ira, tanta que de no haber estado sujetado por aquellos hombres, se
habría lanzado a golpes contra el gerente del hotel.
_ ¡Eres un traidor Fernández!_ gritó enfurecido
Mauricio notó el dolor en los ojos del muchacho, en
cuanto lo escucho llamarlo “Fernández” nuevamente supo que algo se había roto,
toda la confianza que el chico tenía en él se había esfumado, ahora lo odiaba.
_ Son todos, es hora de irnos_ indicó el hombre de traje
_ Fue una confusión, ¡No puede llevárselos!_ suplicó
Mauricio _ Si se supone que yo di la orden, yo puedo retirarla ¿No?_ insistió
con la voz a punto de quebrársele _ Déjelos aquí_
_ Aun si quisiera recuperar la custodia de los menores,
no podríamos hacerlo… Vi la habitación en la que viven, demasiado pequeña para
nueve personas, además el trabajo infantil es un delito_ explicó _ No se
preocupe, estarán en buenas manos_ concluyó
Mauricio entró a su suite, encontró a Beto tirado en el
piso, ese osito, el mismo que Julián llevaba a todos lados. Lo tomó y
sentándose en su sillón, se soltó a llorar. Quería que volvieran, que
estuvieran ahí dando vueltas. Mike salió de su escondite, debajo de la mesa,
chillaba y se recostó a sus pies. Él seguía llorando, incapaz de entender lo
que había ocurrido, recordando el odio con el que Arturo había reaccionado.
_ ¿Cómo estás?_ preguntó Guillermo entrando a la
habitación
En tantos años de amistad, eran muy pocas las veces que
Guille lo había visto llorar, pero nunca así, con tanto dolor, tan lleno de
tristeza. Lo abrazó con fuerza.
_ ¿Quién pudo tenderme una trampa así?_ reclamó
enfurecido _ ¿Por qué meterse con los chicos?_
Entonces recordó todo: los únicos documentos del consejo
tutelar que había firmado eran los de la adopción de Julián, los mismos que
Martin le había enseñado cuando culpaba a Florencia. Se levantó de su asiento y
limpió sus lágrimas. Sin decir una palabra salió de su habitación, decidido a
hacer justicia.
_ ¿Cómo estás?_ preguntó Guillermo entrando a la
habitación
En tantos años de amistad, eran muy pocas las veces que
Guille lo había visto llorar, pero nunca así, con tanto dolor, tan lleno de
tristeza. Lo abrazó con fuerza.
_ ¿Quién pudo tenderme una trampa así?_ reclamó
enfurecido _ ¿Por qué meterse con los chicos?_
Entonces recordó todo: los únicos documentos del consejo
tutelar que había firmado eran los de la adopción de Julián, los mismos que
Martin le había enseñado cuando culpaba a Florencia. Se levantó de su asiento y
limpió sus lágrimas. Sin decir una palabra salió de su habitación, decidido a
hacer justicia.
Primero que nada, espero que hayan pasado una muy hermosa navidad con sus seres queridos, segundo, falta solo un capítulo para el gran final y lo publicaré el día 31 de diciembre, para cerrar este año, No se lo pueden perder
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