Quedaron solos nuevamente, después de una noche de
silencio y distancia, sin saber que decirse, sin saber qué hacer. Mauricio la
abrazó y sin decir una sola palabra la besó. Ella correspondió el beso en un
principio, pero después se apartó bruscamente.
_ Tómelo como un beso de despedida_ concluyó dando media
vuelta para salir de la oficina, dejándolo con ganas de un beso más, con el
corazón acelerado y la mente confundida.
La clase de historia recién había terminado y los alumnos
ya empezaban con el alboroto matutino, en la preparatoria nunca faltan
historias que contar a los compañeros sobre lo que sucedió la tarde anterior,
preguntas sobre la siguiente clase o suplicas para conseguir la tarea. Y en
esos días, cuando el semestre estaba llegando a su fin, el ámbito social era
siempre más importante que el académico, estaban en medio de los exámenes
finales pero después de eso, seria momento de festejar en la tardeada de fin de
semestre y todos estaban ansiosos por asistir, todos excepto Sara.
_ Será el primer baile al que asisto fuera del palacio_
comentó Chaim a su novia
_ No es un baile, es una tardeada. Es un evento informal,
así que no se te ocurra venir de traje y corbata_ le advirtió Kía
_ ¿Vendrás con Leo a la tardeada?_ preguntó el príncipe a
su amiga
_ No, la tardeada es el mismo día que el baile y quisiera
ir con él_ respondió _ Pero no me ha invitado aun… supongo que no quiere que lo
acompañe_ dijo desanimada
Chaim pensó rápidamente como animarla, y sabia justo como
hacerlo, estaba a punto de decirle algo cuando el profesor de ciencias entró al
aula, impidiéndole siquiera empezar su frase, puesto que el catedrático estaba
atrasado en sus clases y no quería perder ni un momento para exponer el tema
frente a los alumnos. Los tres adolescentes retomaron sus asientos y se
concentraron en escuchar a su docente.
A mediodía, cuando llegó la hora del almuerzo, Arturo se
dedicó a pintar las decoraciones para el baile, faltaba tan sólo una semana y estaba
todo casi listo para el gran día. Observó al otro lado del gimnasio, Susana, su
cita para el baile, hacia un diagrama sobre como acomodar las luces y el
escenario. Era guapa, pero no se comparaba a Candela y a pesar de que era una
gran chica, no estaba emocionado por ir con ella al baile.
Vio a Sara entrar al gimnasio, caminaba en dirección a
Leonardo, quien probaba algunas canciones en el equipo de audio junto a una de
sus compañeras. Dejó de inmediato lo que estaba haciendo y corrió hacia su
amiga.
_ ¿Qué haces aquí?_ la interceptó
_ Vengo a ver a Lucas… ¡Falta una semana para el baile y
no me ha invitado aun!_ exclamó
_ Escucha lo que te digo, deja de perseguirlo, sentirá
que lo estás presionando_
_ ¿Por qué te metes en esto?, Tu no soportas a Leo_ dijo
la chica observando a su novio por encima del hombro de Arturo. Estaba con esa chica,
la misma con la que estaba la última vez, la que lo había llamado “Leoncito”,
¿Existiría algo entre ellos?
_ Porque no soporto verte así por ese tonto_ respondió el
quinceañero _ Ahora ve con tus compañeros y no pienses más en eso_ concluyó
Sara salió del gimnasio, no sin antes echar una última
mirada a Leonardo y aquella chica con la que reía, tal vez lo estaba perdiendo
y con esa idea rondándole la cabeza regreso a su salón.
Después de comer, la habitación 2 15 quedaba siempre
vaciá, con los chicos trabajando, Sara haciendo proyectos escolares en la
oficina de Franco y Mauricio trabajando en su oficina, pero esa tarde era
diferente. Mauricio estaba ahí, cerrando un trato por internet con una empresa
para hospedar a sus socios durante un congreso que habría en la ciudad, Arturo
también estaba en casa, estudiando sus lecciones de gramática para el examen
próximo.
_ Sé que lo de mi oficina fue idea tuya_ dijo Mauricio al
mayor de sus chicos
_ ¿De qué hablas?, Yo no tengo la culpa de que olvidaras
tus llaves y tu teléfono_ se defendió
_ Si eres responsable de que Martin se llevara mi
teléfono, Emi llevara comida, Estrella llegara a mi oficina y Ezequiel le diera
un falso recado a Memo_ contraatacó el gerente _ Eras el único que sabía lo de
Estrella_
_ Bueno, me descubriste, pero al menos cuéntame, ¿Qué
pasó entre ustedes?_ pidió con gran curiosidad
_ Nos besamos de nuevo, pero no importa. Ella me dijo que
era un beso de despedida, porque se irá una semana antes de la boda, para que
pueda conseguir a otra recepcionista_
Arturo se quedó callado, tal vez su plan no había sido la
mejor idea, el simple hecho de pensar que Estrella se marcharía de sus vidas lo
entristecía. No podía comprender como dos personas que se querían no eran
capaces de estar juntas.
_ ¿Qué sabes sobre tu mamá?_ preguntó Mauricio cambiando
rotundamente de tema para cortar con ese incomodo silencio.
_ ¿Por qué?_ cuestionó Arturo confundido por la pregunta
de su tutor
_ Memo encontró información sobre ella, le pedí que
investigara sobre el padre de Tincho y la familia de Julián, como no encontró
nada, siguió investigando sobre los demás y encontró datos de tu mamá_ explicó
_ ¿Quieres leer un poco?_
El quinceañero quedó en blanco, hacía años que no sabía
de su madre, que ni siquiera la nombraba, no era capaz de recordarla, salvo por
una foto que su padre conservaba y le había regalado. Ella lo había abandonado
cuando tenía apenas dos años y desde entonces no tenía idea de que pasó con
ella, incluso en ocasiones se había convencido a si mismo que nunca había
existido o que había muerto, jamás pensó en buscarla, quizá porque le tenía
cierto rencor o tal vez había sido tan poco lo que había convivido con ella que
no le había tomado tanto cariño. Fuera como fuera, Esmeralda no figuraba en su
vida.
_ No ahora_ respondió _ No estoy listo_
Así era, tenía miedo de encontrarse con una historia
llena de felicidad, donde ella había formado una nueva familia, con otro esposo
y otros hijos, que no recordaba su existencia, una vida donde él no era en
absoluto importante.
_ De acuerdo, pero cuando lo estés, no dudes en
decírmelo_ dijo Mauricio dedicándole una ligera sonrisa al muchacho.
Ellos no lo sabían pero su conversación había sido
espiada, Flor estaba a punto de entrar a la habitación cuando escuchó sobre el
plan para dejar a su novio encerrado con Estrella, pero más importante aún,
ahora sabia de la historia que había entre ellos dos y no pensaba quedarse con
los brazos cruzados.
Al llegar la hora del almuerzo al día siguiente, Sara ya
no aguantaba más, toda la tarde del día anterior había estado con Leonardo,
pero el sólo hablaba sobre lo que él y su amiga tenían preparado para que la
noche del baile todo saliera perfecto. Tal vez estaba en lo cierto, y su novio
tenía interés en alguien más y si era así, quería saberlo de una buena vez.
Caminó decidida por el patio de la escuela, mientras
Chaim y Kía la seguían intentando convencerla de que no pasaba nada entre
Leonardo y aquella chica, pero era imposible razonar con ella. Entró al gimnasio
pero no encontró a su novio, entonces lo imaginó besando a su compañera en
algún lugar oculto y su ira aumentó. Arturo corrió hacia ella.
_ ¿Dónde está Leonardo?_ preguntó la chica desesperada
_ Fue con Blanca por mas pintura_ respondió el chico
_ ¿Esta con ella?, ¿Dónde están?_
Justo en ese momento la luz del gimnasio se apagó,
dejando en completa obscuridad a los adolescentes que organizaban el baile. De
pronto la luz de un reflector se enfocó sobre Sara y la canción “No digas nada”
empezó a sonar.
Ella permaneció quieta, sin entender del todo que era lo
que ocurría, la luz del reflector le lastimaba los ojos, pero podía distinguir
la canción que escuchaba, era la misma que Lucas había escrito para tocar con
la banda, jamás se lo dijo, pero estaba segura que la había escrito para
ella. Un segundo reflector se encendió,
iluminando el rubio cabello de Leonardo al otro lado del gimnasio.
_ Sara, tengo una pregunta que hacerte_ dijo el chico
acercándose lentamente hacia ella, caminó hasta estar frente a frente con su
novia, tomó su mano y la miró directo a los ojos _ ¿Te gustaría ir al baile
conmigo?_
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