viernes, 4 de diciembre de 2015

Doble capítulo!!!

Capítulo 93: ENCERRADOS (parte 1)

El lunes después de la escuela el quinteto estaba listo para dar inicio a su plan, sin saberlo ellos podrían hacer el sueño realidad.

Guillermo entró a la oficina de su mejor amigo,  la cual se veía mucho mejor que antes del incendio, el color de las paredes era más alegre que ese anterior color beige, ahora era blanca con ligeros detalles en negro, el escritorio de aluminio y vidrio era elegante y combinaba a la perfección con el sillón negro de piel y el librero de estilo minimalista en color blanco. Tomó asiento frente al escritorio de Mauricio, y colocó un folder frente a él.
_ ¿Encontraste lo que te pedí?_ preguntó el gerente
_ No mucho, sobre Julián no hay información y sobre Marcos Campos todo lo que pude hallar es que su último vuelo era con dirección a Madrid_ respondió _ Pero encontré información sobre la madre de Arturo_ dijo Guillermo señalando el folder
_ No sé si él quiera averiguar sobre su madre, no habla mucho de ella_
Eso era verdad, el quinceañero hablaba con frecuencia de su padre, en especial después de una práctica de baloncesto o antes de un gran partido, lo recordaba con gran cariño y admiración pero jamás mencionaba a su madre, Mauricio no conocía siquiera su nombre, ya que el muchacho nunca lo había mencionado.
_ Esmeralda Longoria_ Guillermo soltó el nombre mientras abría el folder _ Lo más reciente que encontré de ella fue hace un año, es abogada y tenía un despacho no muy lejos de aquí pero cerró_
Mauricio meditó un poco sobre si debía o no darle esa información a Arturo, era probable que no quisiera saber nada de ella, en especial tomando en cuenta que lo había abandonado cuando era apenas un bebé y desde entonces no la había visto. Decidió que lo platicaría con el antes de sumergirse de lleno en ese mar de información que su mejor amigo había encontrado.
Ezequiel irrumpió la escena, entrando a la oficina de golpe, entró corriendo como si fuera de vital importancia que llegará ahí, respiraba agitado y su rostro reflejaba preocupación.
_ Memo, tu esposa está en el lobby buscándote, dice que es urgente_ dijo señalando hacia la puerta.
Guillermo relacionó la noticia con el embarazo de su esposa y se puso de pie de un saltó, sin decir una sola palabra salió corriendo, Ezequiel lo siguió dándole indicaciones de donde podía encontrarla. No sabía que toda su preocupación era en vano, ya que era todo parte del plan de los chicos.

Mientras tanto, en la recepción Arturo se acercó al área de registro con la expresión más seria que fue capaz de poner en su rostro. Caminó directo al lugar que ocupaba Estrella, quien se encargaba del registro de unos nuevos huéspedes.
_ Mauricio quiere verte en su oficina ¡Ahora!_ dijo el muchacho _ Mencionó que era muy importante que fueras de inmediato_
_ Arturo, dedo dar de alta a estos clientes_ se justificó Estrella _ Además no puedo dejar a los chiquitos solos_
_ Dijo que era urgente, y se veía muy molesto_
La recepcionista vaciló sobre que debía hacer, era necesario que terminara con su labor, por otro lado su jefe solicitaba su presencia, seguramente era importante, en especial si estaba molesto. Vio a Guillermo entrar al lobby seguido por Ezequiel y no dudó en pedirle que se quedara a cargo de la recepción.
_ Pero mi esposa vino a buscarme… seguramente…
_ Tu esposa no ha estado aquí_ respondió Estrella interrumpiéndolo
Guillermo miró al chico, cuestionando la veracidad de lo que le había dicho.
_ ¿Tu esposa es una mujer chaparrita de cabello rojizo?_ preguntó Ezequiel
_ No, mi esposa es alta y castaña_
_ Entonces fue una confusión, creo que puedes ayudarle a Estrella_ concluyó para asegurarse que lo ayudaría.

Emilia entró a la oficina de su tutor, llevando consigo un carrito de servicio con dos bandejas de comida, iba vestida con su uniforme de cocinera, su filipina blanca con botones azul marino y una cofia a juego.
_ Traje lo que pediste_ comentó la chica _ Dos platillos de crema de zanahoria, asado de cordero, vino tinto y como postre, pastel de chocolate_
_ Yo no pedí nada_ respondió Mauricio extrañado
Estrella entró a la oficina justo en ese momento, tenía una expresión seria en el rostro, claramente preparada para afrontar alguna reclamación por parte de su jefe.
_ Ya estoy aquí señor Fernández, vine lo antes posible_ dijo a modo de disculpa
_ No recuerdo haberla llamado_
_ ¡Me dijeron que viniera con urgencia y aquí estoy!, ¿Qué era tan importante?_
Una pequeña discusión empezó a tomar forma, mientras Estrella argumentaba haber tenido que dejar su trabajo para complacer la exigencia de su jefe, Mauricio decía no haberla llamado y le pedía que volviera a sus labores lo antes posible. Estaban tan distraídos tratando de descubrir quien tenía razón que no notaron cuando Emilia salió de la oficina, encerrándolos.
_ ¡Bien!, Si no me necesita aquí, volveré a mi trabajo_ dijo Estrella finalmente dirigiéndose a la puerta, trató una, dos, tres veces de abrirla, pero fue en vano _ La puerta no abre_ anunció al gerente.
Mauricio intentó también sin lograr abrir, buscó las llaves en su escritorio, pero le fue imposible encontrarlas, decidió entonces usar su teléfono para llamar a Guillermo, sin embargo le había prestado su celular a Martín horas antes para que llamara a un compañero y el niño no le había regresado el móvil. Por otro lado Estrella había dejado su teléfono en la recepción, era claro, estaban atrapados a la deriva hasta que alguien los fuera a buscar.

Una vez más las peleas  entre sus padres se hacían presentes, al principio creyó que realmente todo eso había quedado en el pasado, cuando volvieron a discutir por primera vez se convenció a si mismo que era solo una recaída, al fin y al cabo ellos volvieron a reconciliarse enseguida, pero después las disputas se hicieron más frecuentes hasta que volvieron a ser igual que antes. Ya no lo soportaba, de modo que Benjamín empacó sus pertenencias, era momento de demostrarle a sus padres que él hablaba enserio, quería un cambio y hasta no verlo, no volvería a vivir con ellos.

Una hora con veinte minutos había pasado desde el momento en que habían quedado encerrados, durante todo ese tiempo un incómodo silencio se hizo presente, no les resultaba nada agradable estar en esa situación, en la cual tenían que enfrentarse cara a cara ante la persona de la que huían. Mauricio estaba sentado en el sillón, con la vista clavada en la alfombra que habían colocado recién esa semana, pensaba que si lograba distraer su mente en cualquier otra cosa que no fuera ese beso, podría sobrevivir a esa experiencia, de modo que la pared de su oficina y la textura de la alfombra vino se habían convertido en la cosa más interesante del mundo.
_ ¿Cree que ya hallan notado nuestra ausencia?_ preguntó Estrella rompiendo ese glacial silencio
_ Supongo que no tardaran mucho en venir a buscarnos. Flor prometió venir hoy de visita, seguro que ella nos ayudará a salir de aquí_
_ Seguro que lo hará_ respondió ella con sarcasmo y enfado _ Se pondrá furiosa al saber que estamos aquí atrapados_ hizo una pausa, cambiando su expresión de enfado por una de duda _ ¿Por qué quiere casarse con ella?_
La pregunta lo tomó por sorpresa, no porque le sorprendiera que se lo preguntara en un momento así, sino porque no conocía la respuesta. Ya nada era claro para él, no estaba seguro de amar a Florencia, alguna vez lo había hecho y de eso no tenía duda, no por nada sus días de mujeriego eran cosa del pasado, y después de todo esa había sido su relación más duradera en toda su vida.
_ No lo sé_ respondió después de varios segundos de silencio _ Porque creó que los chicos necesitan mayor estabilidad, yo que sé… ¡Simplemente le pedí matrimonio y ya!_
_ Igual que esa vez que me besó y ya, ¿No es cierto?_ dijo desafiante
_Te besé porque… _ hizo una pausa _ Porque… ¡Porque me encantas!_ exclamó finalmente _ No sé qué me pasa contigo, pero me vuelves loco_  dijo acercándose a ella, tomó su rostro entre sus manos, y se inclinó para besarla, deleitándose con el aroma de su respiración y el sonido sordo de su acelerado corazón.


Capítulo 94: ENCERRADOS (parte 2)

_Te besé porque… _ hizo una pausa _ Porque… ¡Porque me encantas!_ exclamó finalmente _ No sé qué me pasa contigo, pero me vuelves loco_  dijo acercándose a ella, tomó su rostro entre sus manos, y se inclinó para besarla, deleitándose con el aroma de su respiración y el sonido sordo de su acelerado corazón.
_ ¡Mauricio!, mi amor, ¿Estás ahí?_ la voz de Florencia se coló en medio de la romántica escena para devolverlos a la realidad _ No puedo abrir la puerta_
El gerente recobró la compostura, alejándose repentinamente de Estrella, tras escuchar la voz de su prometida y recordar que estaba a tan solo un mes de contraer matrimonio con ella.
_ Está trabada, hace una hora que estamos aquí_ respondió
_ ¿Estamos?, ¿Con quién estas?_
_ Estrella y yo, nos quedamos atrapados_
Flor sintió que una ola de furia recorría su cuerpo, no era ningún secreto que la recepcionista se sentía atraída por su prometido y la idea de que estuvieran a solas en la oficina la enojaba por completo.
_ Llamare a un cerrajero de inmediato_ dijo Florencia tomando su teléfono, pero no contaba con ningún número que le fuera útil de modo que salió en busca del intendente del hotel.

La jornada laboral estaba por terminar para los chicos en la cocina del hotel, durante toda la tarde Emilia y Martin se habían sentido tentados de ir a averiguar que pasaba entre Estrella y su tutor pero se abstenían para no levantar ninguna sospecha, pero cuando vieron a Flor cruzar por la cocina totalmente alterada, supieron que todo marchaba bien. Ella buscaba al intendente, pero ellos se habían asegurado de llevar a cabo su plan el mismo día de la semana que él descansaba. Flor salió en busca de un cerrajero y ellos rogaban que no pudiera encontrarlo.

Eran las 7:30 pm, después de la interrupción de Florencia no habían cruzado palabra, el ambiente era incomodo, en especial después de ese momento tan cercano y la confesión que Mauricio había hecho.
El estómago de Estrella lanzó un gruñido estremecedor, sus tripas habían recordado que debían ser alimentadas, tenía hambre y por más que intentaba disimular el sonido que exigía alimento, este era demasiado fuerte; en especial en medio de ese silencio espectral.
_ Podríamos comer esto_ dijo Mauricio señalando el carrito de servicio _ Seguramente ya está friísimo, pero es mejor que morir de hambre_
La recepcionista asintió en silencio y se acercó a las dos bandejas que resguardaban un festín, empezaron a comer, primero con discreción y sin decirse una sola palabra devoraron la crema de zanahoria como si no hubiesen probado bocado en días.
_ ¿Hace cuánto que sientes algo por mí?_  preguntó el gerente, quien acabada de descubrir mientras comía que el encierro no era una simple casualidad, sino que era cortesía de los chicos. Y si debía estar ahí, tenía que aprovechar la situación, descubrir que era lo que existía entre él y aquella mujer de cabello ondulado y sonrisa de ángel.
_ Hace unos dos años, cuando entre a trabajar aquí, pero usted y Flor ya estaban juntos _ respondió con naturalidad, quizá ella también había entendido de que se trataba aquel confinamiento involuntario _ ¿Hace cuánto que usted se siente así?_ le devolvió la pregunta
_ Más o menos lo mismo que los chicos llevan viviendo en el hotel, aunque debo aceptar que no había caído en la cuenta de ello hasta un par de días después del compromiso_ contestó para después darle una mordida al trozo de carnero que estaba en suspendido sobre su tenedor.
_ ¿Me ama?_
_ Te voy a ser sincero: no lo sé. No tengo la menor idea de lo que siento por ti, solo sé que es demasiado fuerte y me tiene por demás confundido_  dijo sin saber si era la respuesta más apropiada o la que podría ayudarlo mejor, simplemente optó por la verdad.
La sinceridad rompe hasta las grandes barreras, y esa tarde fue lo que pasó entre ellos, era momento de sincerarse, de hablar de sentimientos, de abrirse al otro, de dejar atrás sus miedos o al menos eso parecía.
_ ¿Tú me amas?_
_ Amar es un término demasiado grande, no sé en realidad, usted me atrae y lo quiero, tal vez si sea amor, o quizá solo una ilusión_ respondió tomando un sorbo de vino
Intercambiaron miradas, uniendo sus mundos por breves segundos, estaban dando un paso muy grande, lo sabían, eran cómplices de su propia y complicada historia. Después una sonrisa silenciosa, y el espacio entre sus labios se desvaneció por completo. Ese era el beso que no se había hecho presente en sus sueños, porque formaba parte de la realidad. Era un beso diferente al primero, no era sorpresivo, porque los dos lo esperaban, ni estaba lleno de ansiedad y miedo, sino de calma, de una infinita paz, esa paz que solo se experimenta cuando sabes que estas diseñado para estar con esa persona, que todo encaja a la perfección.
_ Mau, no pude encontrar a Gil, hoy es su día de descanso… llame al cerrajero pero puede venir hasta mañana _ la voz de Florencia entró en la habitación pero no la escucharon, su beso se había prolongado _ ¡Mau!, ¿Me escuchas?_ insistió
Finalmente se separaron, incapaces de creer que en realidad había pasado, parecía que había sido sólo un sueño, pero era verdad, y no sabían que seguía a continuación en esa historia.
_ Te escuche Flor… ¿Podrías quedarte hoy con los chicos?_
_ Si, iré a decirles_
Apenas escuchó que Flor se había marchado, el gerente se acercó nuevamente a Estrella, buscando sus labios nuevamente, pero ella le plantó una cachetada repentina.
_ ¡Está comprometido!, ¡Ella va a cuidar a los chicos y usted aquí haciéndose el galán!_ exclamó enojada _ Olvídese de ese beso y de todo lo que hablamos, que yo haré lo mismo_
_ No quiero olvidarlo, ha sido maravilloso_
Estrella se cruzó de brazos y se apartó, sentándose en el sillón, dejando en claro que esa era la única realidad que ellos podían vivir.

Benjamín se puso de rodillas en mitad del lobby, el niño estaba desesperado y eso estaba claro, con las manos en pose de súplica rogaba a su mejor amiga que lo dejara pasar una noche; o varias; con ellos. Buscaba un refugio de las discusiones de sus padres, un verdadero hogar y solo con Mauricio y los chicos lo había encontrado.
_ ¡Basta Benja!_ exclamó Lucia _ Todos nos están mirando, puedes quedarte en casa pero ponte de pie ahora_
_ ¡Gracias Lu!_ se puso de pie en un salto y abrazó a su amiga con fuerza, sentía al fin un poco de esperanza, un poco de libertad.
_ Pero debemos hablar con Mau_ concluyó la niña con seriedad.

La noche había caído sobre la ciudad, ellos seguían atrapados y distantes. No existe peor distancia que aquella que no se puede ver pero se siente en el alma. ¿Cómo se hace frente a ella? Nadie conoce la respuesta exacta, simplemente se improvisa.
_ Disculpame_ dijo Mauricio sentándose a su lado _ Me desubique, estoy comprometido y aun así te bese, aun así me estoy enamorando de ti y no debería ser de este modo_ comentó _ Flor ha cambiado para bien, y yo cada día siento menos amor por ella, es paradójico, ¿No?_ reflexionó _ En cambio me enamoro más de ti, justo cuando pareciera que buscamos alejarnos, el destino nos une aquí_
 _ No fue el destino, fueron los chicos, ¿O me equivoco?_ lo confrontó
_ Si, fueron ellos… lo entendí mientras comíamos_
_ Entre nosotros no puede existir nada, y ahora lo entendí. Y está bien, así debe ser_ dijo con seriedad_ Cuando salgamos de aquí mañana, nuestros caminos deben separase. Me iré del hotel una semana antes de la boda, así tendrá tiempo de buscar un reemplazo_ anunció decidida. Mauricio intentó hablar para contradecirla pero ella lo interrumpió antes de que pudiera formular una palabra _ No intente convencerme, no tiene caso. Es mi decisión y no la cambiare_ concluyó

Martín despertó en medio de la noche, la pesadilla de siempre había vuelto a atormentarlo, robándole hasta la última gota de tranquilidad. Revivir el peor momento de su vida lo dejaba muerto de miedo. Vio en todas direcciones, los chicos dormían, ninguno de ellos era consciente del terror que experimentaba. Pensó en salir de su cama e ir con Mauricio a la sala, hasta que recordó que él no estaba, que Flor era quien dormía en su lugar. Se arrepintió entonces del plan que habían llevado a cabo, se envolvió en la cobijas, esperando que las pesadillas se alejaran y deseando no tener que separarse de su tutor ni un día más.

Un nuevo día empezaba, el gerente del hotel despertó al escuchar el cerrojo de la puerta anunciar el final de su encierro, había pasado la noche acostado en la alfombra, pensando en lo que debía hacer, no podía dejarla ir pero tampoco podía pedirle que se quedara. Gilberto, el intendente, abrió la puerta y les anunció que ahora eran libres, probablemente él era el más feliz con la noticia, pues Florencia lo había llamado a las seis de la mañana pidiéndole que fuera a abrir la puerta de inmediato; mientras que ellos sabían que al acabar aquel encierro, estarían más lejos que nunca.
Estrella agradeció a Gil, quien salió de inmediato de la oficina refunfuñando sobre la hora y diciendo que jamás lo dejaban descansar. Quedaron solos nuevamente, después de una noche de silencio y distancia, sin saber que decirse, sin saber qué hacer. Mauricio la abrazó y sin decir una sola palabra la besó.





N//A: solo 10 capítulos para el final, esten muy pendientes ;)

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