El lunes después de la escuela el quinteto estaba listo
para dar inicio a su plan, sin saberlo ellos podrían hacer el sueño realidad.
Guillermo entró a la oficina de su mejor amigo, la cual se veía mucho mejor que antes del
incendio, el color de las paredes era más alegre que ese anterior color beige,
ahora era blanca con ligeros detalles en negro, el escritorio de aluminio y
vidrio era elegante y combinaba a la perfección con el sillón negro de piel y
el librero de estilo minimalista en color blanco. Tomó asiento frente al
escritorio de Mauricio, y colocó un folder frente a él.
_ ¿Encontraste lo que te pedí?_ preguntó el gerente
_ No mucho, sobre Julián no hay información y sobre
Marcos Campos todo lo que pude hallar es que su último vuelo era con dirección
a Madrid_ respondió _ Pero encontré información sobre la madre de Arturo_ dijo
Guillermo señalando el folder
_ No sé si él quiera averiguar sobre su madre, no habla
mucho de ella_
Eso era verdad, el quinceañero hablaba con frecuencia de
su padre, en especial después de una práctica de baloncesto o antes de un gran
partido, lo recordaba con gran cariño y admiración pero jamás mencionaba a su
madre, Mauricio no conocía siquiera su nombre, ya que el muchacho nunca lo
había mencionado.
_ Esmeralda Longoria_ Guillermo soltó el nombre mientras
abría el folder _ Lo más reciente que encontré de ella fue hace un año, es
abogada y tenía un despacho no muy lejos de aquí pero cerró_
Mauricio meditó un poco sobre si debía o no darle esa
información a Arturo, era probable que no quisiera saber nada de ella, en
especial tomando en cuenta que lo había abandonado cuando era apenas un bebé y
desde entonces no la había visto. Decidió que lo platicaría con el antes de
sumergirse de lleno en ese mar de información que su mejor amigo había
encontrado.
Ezequiel irrumpió la escena, entrando a la oficina de
golpe, entró corriendo como si fuera de vital importancia que llegará ahí, respiraba
agitado y su rostro reflejaba preocupación.
_ Memo, tu esposa está en el lobby buscándote, dice que
es urgente_ dijo señalando hacia la puerta.
Guillermo relacionó la noticia con el embarazo de su
esposa y se puso de pie de un saltó, sin decir una sola palabra salió
corriendo, Ezequiel lo siguió dándole indicaciones de donde podía encontrarla.
No sabía que toda su preocupación era en vano, ya que era todo parte del plan
de los chicos.
Mientras tanto, en la recepción Arturo se acercó al área
de registro con la expresión más seria que fue capaz de poner en su rostro.
Caminó directo al lugar que ocupaba Estrella, quien se encargaba del registro
de unos nuevos huéspedes.
_ Mauricio quiere verte en su oficina ¡Ahora!_ dijo el
muchacho _ Mencionó que era muy importante que fueras de inmediato_
_ Arturo, dedo dar de alta a estos clientes_ se justificó
Estrella _ Además no puedo dejar a los chiquitos solos_
_ Dijo que era urgente, y se veía muy molesto_
La recepcionista vaciló sobre que debía hacer, era
necesario que terminara con su labor, por otro lado su jefe solicitaba su
presencia, seguramente era importante, en especial si estaba molesto. Vio a
Guillermo entrar al lobby seguido por Ezequiel y no dudó en pedirle que se
quedara a cargo de la recepción.
_ Pero mi esposa vino a buscarme… seguramente…
_ Tu esposa no ha estado aquí_ respondió Estrella
interrumpiéndolo
Guillermo miró al chico, cuestionando la veracidad de lo
que le había dicho.
_ ¿Tu esposa es una mujer chaparrita de cabello rojizo?_
preguntó Ezequiel
_ No, mi esposa es alta y castaña_
_ Entonces fue una confusión, creo que puedes ayudarle a
Estrella_ concluyó para asegurarse que lo ayudaría.
Emilia entró a la oficina de su tutor, llevando consigo
un carrito de servicio con dos bandejas de comida, iba vestida con su uniforme
de cocinera, su filipina blanca con botones azul marino y una cofia a juego.
_ Traje lo que pediste_ comentó la chica _ Dos platillos
de crema de zanahoria, asado de cordero, vino tinto y como postre, pastel de
chocolate_
_ Yo no pedí nada_ respondió Mauricio extrañado
Estrella entró a la oficina justo en ese momento, tenía
una expresión seria en el rostro, claramente preparada para afrontar alguna
reclamación por parte de su jefe.
_ Ya estoy aquí señor Fernández, vine lo antes posible_
dijo a modo de disculpa
_ No recuerdo haberla llamado_
_ ¡Me dijeron que viniera con urgencia y aquí estoy!,
¿Qué era tan importante?_
Una pequeña discusión empezó a tomar forma, mientras
Estrella argumentaba haber tenido que dejar su trabajo para complacer la
exigencia de su jefe, Mauricio decía no haberla llamado y le pedía que volviera
a sus labores lo antes posible. Estaban tan distraídos tratando de descubrir
quien tenía razón que no notaron cuando Emilia salió de la oficina,
encerrándolos.
_ ¡Bien!, Si no me necesita aquí, volveré a mi trabajo_
dijo Estrella finalmente dirigiéndose a la puerta, trató una, dos, tres veces
de abrirla, pero fue en vano _ La puerta no abre_ anunció al gerente.
Mauricio intentó también sin lograr abrir, buscó las
llaves en su escritorio, pero le fue imposible encontrarlas, decidió entonces
usar su teléfono para llamar a Guillermo, sin embargo le había prestado su
celular a Martín horas antes para que llamara a un compañero y el niño no le había
regresado el móvil. Por otro lado Estrella había dejado su teléfono en la
recepción, era claro, estaban atrapados a la deriva hasta que alguien los fuera
a buscar.
Una vez más las peleas entre sus padres se hacían presentes, al principio
creyó que realmente todo eso había quedado en el pasado, cuando volvieron a
discutir por primera vez se convenció a si mismo que era solo una recaída, al
fin y al cabo ellos volvieron a reconciliarse enseguida, pero después las
disputas se hicieron más frecuentes hasta que volvieron a ser igual que antes.
Ya no lo soportaba, de modo que Benjamín empacó sus pertenencias, era momento
de demostrarle a sus padres que él hablaba enserio, quería un cambio y hasta no
verlo, no volvería a vivir con ellos.
Una hora con veinte minutos había pasado desde el momento
en que habían quedado encerrados, durante todo ese tiempo un incómodo silencio
se hizo presente, no les resultaba nada agradable estar en esa situación, en la
cual tenían que enfrentarse cara a cara ante la persona de la que huían.
Mauricio estaba sentado en el sillón, con la vista clavada en la alfombra que
habían colocado recién esa semana, pensaba que si lograba distraer su mente en
cualquier otra cosa que no fuera ese beso, podría sobrevivir a esa experiencia,
de modo que la pared de su oficina y la textura de la alfombra vino se habían
convertido en la cosa más interesante del mundo.
_ ¿Cree que ya hallan notado nuestra ausencia?_ preguntó
Estrella rompiendo ese glacial silencio
_ Supongo que no tardaran mucho en venir a buscarnos.
Flor prometió venir hoy de visita, seguro que ella nos ayudará a salir de aquí_
_ Seguro que lo hará_ respondió ella con sarcasmo y
enfado _ Se pondrá furiosa al saber que estamos aquí atrapados_ hizo una pausa,
cambiando su expresión de enfado por una de duda _ ¿Por qué quiere casarse con
ella?_
La pregunta lo tomó por sorpresa, no porque le
sorprendiera que se lo preguntara en un momento así, sino porque no conocía la
respuesta. Ya nada era claro para él, no estaba seguro de amar a Florencia,
alguna vez lo había hecho y de eso no tenía duda, no por nada sus días de
mujeriego eran cosa del pasado, y después de todo esa había sido su relación
más duradera en toda su vida.
_ No lo sé_ respondió después de varios segundos de
silencio _ Porque creó que los chicos necesitan mayor estabilidad, yo que sé… ¡Simplemente
le pedí matrimonio y ya!_
_ Igual que esa vez que me besó y ya, ¿No es cierto?_
dijo desafiante
_Te besé porque… _ hizo una pausa _ Porque… ¡Porque me
encantas!_ exclamó finalmente _ No sé qué me pasa contigo, pero me vuelves
loco_ dijo acercándose a ella, tomó su
rostro entre sus manos, y se inclinó para besarla, deleitándose con el aroma de
su respiración y el sonido sordo de su acelerado corazón.
Capítulo 94: ENCERRADOS (parte 2)
_Te besé porque… _ hizo una pausa _ Porque… ¡Porque me
encantas!_ exclamó finalmente _ No sé qué me pasa contigo, pero me vuelves
loco_ dijo acercándose a ella, tomó su
rostro entre sus manos, y se inclinó para besarla, deleitándose con el aroma de
su respiración y el sonido sordo de su acelerado corazón.
_ ¡Mauricio!, mi amor, ¿Estás ahí?_ la voz de Florencia
se coló en medio de la romántica escena para devolverlos a la realidad _ No
puedo abrir la puerta_
El gerente recobró la compostura, alejándose
repentinamente de Estrella, tras escuchar la voz de su prometida y recordar que
estaba a tan solo un mes de contraer matrimonio con ella.
_ Está trabada, hace una hora que estamos aquí_ respondió
_ ¿Estamos?, ¿Con quién estas?_
_ Estrella y yo, nos quedamos atrapados_
Flor sintió que una ola de furia recorría su cuerpo, no
era ningún secreto que la recepcionista se sentía atraída por su prometido y la
idea de que estuvieran a solas en la oficina la enojaba por completo.
_ Llamare a un cerrajero de inmediato_ dijo Florencia
tomando su teléfono, pero no contaba con ningún número que le fuera útil de
modo que salió en busca del intendente del hotel.
La jornada laboral estaba por terminar para los chicos en
la cocina del hotel, durante toda la tarde Emilia y Martin se habían sentido
tentados de ir a averiguar que pasaba entre Estrella y su tutor pero se
abstenían para no levantar ninguna sospecha, pero cuando vieron a Flor cruzar
por la cocina totalmente alterada, supieron que todo marchaba bien. Ella
buscaba al intendente, pero ellos se habían asegurado de llevar a cabo su plan
el mismo día de la semana que él descansaba. Flor salió en busca de un
cerrajero y ellos rogaban que no pudiera encontrarlo.
Eran las 7:30 pm, después de la interrupción de Florencia
no habían cruzado palabra, el ambiente era incomodo, en especial después de ese
momento tan cercano y la confesión que Mauricio había hecho.
El estómago de Estrella lanzó un gruñido estremecedor,
sus tripas habían recordado que debían ser alimentadas, tenía hambre y por más
que intentaba disimular el sonido que exigía alimento, este era demasiado
fuerte; en especial en medio de ese silencio espectral.
_ Podríamos comer esto_ dijo Mauricio señalando el
carrito de servicio _ Seguramente ya está friísimo, pero es mejor que morir de
hambre_
La recepcionista asintió en silencio y se acercó a las
dos bandejas que resguardaban un festín, empezaron a comer, primero con
discreción y sin decirse una sola palabra devoraron la crema de zanahoria como
si no hubiesen probado bocado en días.
_ ¿Hace cuánto que sientes algo por mí?_ preguntó el gerente, quien acabada de
descubrir mientras comía que el encierro no era una simple casualidad, sino que
era cortesía de los chicos. Y si debía estar ahí, tenía que aprovechar la
situación, descubrir que era lo que existía entre él y aquella mujer de cabello
ondulado y sonrisa de ángel.
_ Hace unos dos años, cuando entre a trabajar aquí, pero
usted y Flor ya estaban juntos _ respondió con naturalidad, quizá ella también
había entendido de que se trataba aquel confinamiento involuntario _ ¿Hace
cuánto que usted se siente así?_ le devolvió la pregunta
_ Más o menos lo mismo que los chicos llevan viviendo en
el hotel, aunque debo aceptar que no había caído en la cuenta de ello hasta un
par de días después del compromiso_ contestó para después darle una mordida al
trozo de carnero que estaba en suspendido sobre su tenedor.
_ ¿Me ama?_
_ Te voy a ser sincero: no lo sé. No tengo la menor idea
de lo que siento por ti, solo sé que es demasiado fuerte y me tiene por demás
confundido_ dijo sin saber si era la
respuesta más apropiada o la que podría ayudarlo mejor, simplemente optó por la
verdad.
La sinceridad rompe hasta las grandes barreras, y esa
tarde fue lo que pasó entre ellos, era momento de sincerarse, de hablar de
sentimientos, de abrirse al otro, de dejar atrás sus miedos o al menos eso
parecía.
_ ¿Tú me amas?_
_ Amar es un término demasiado grande, no sé en realidad,
usted me atrae y lo quiero, tal vez si sea amor, o quizá solo una ilusión_
respondió tomando un sorbo de vino
Intercambiaron miradas, uniendo sus mundos por breves
segundos, estaban dando un paso muy grande, lo sabían, eran cómplices de su
propia y complicada historia. Después una sonrisa silenciosa, y el espacio
entre sus labios se desvaneció por completo. Ese era el beso que no se había
hecho presente en sus sueños, porque formaba parte de la realidad. Era un beso
diferente al primero, no era sorpresivo, porque los dos lo esperaban, ni estaba
lleno de ansiedad y miedo, sino de calma, de una infinita paz, esa paz que solo
se experimenta cuando sabes que estas diseñado para estar con esa persona, que
todo encaja a la perfección.
_ Mau, no pude encontrar a Gil, hoy es su día de
descanso… llame al cerrajero pero puede venir hasta mañana _ la voz de
Florencia entró en la habitación pero no la escucharon, su beso se había
prolongado _ ¡Mau!, ¿Me escuchas?_ insistió
Finalmente se separaron, incapaces de creer que en
realidad había pasado, parecía que había sido sólo un sueño, pero era verdad, y
no sabían que seguía a continuación en esa historia.
_ Te escuche Flor… ¿Podrías quedarte hoy con los chicos?_
_ Si, iré a decirles_
Apenas
escuchó que Flor se había marchado, el gerente se acercó nuevamente a Estrella, buscando sus labios nuevamente, pero ella le plantó una
cachetada repentina.
_ ¡Está comprometido!, ¡Ella va a cuidar a los chicos y
usted aquí haciéndose el galán!_ exclamó enojada _ Olvídese de ese beso y de
todo lo que hablamos, que yo haré lo mismo_
_ No quiero olvidarlo, ha sido maravilloso_
Estrella se cruzó de brazos y se apartó, sentándose en el
sillón, dejando en claro que esa era la única realidad que ellos podían vivir.
Benjamín se puso de rodillas en mitad del lobby, el niño
estaba desesperado y eso estaba claro, con las manos en pose de súplica rogaba
a su mejor amiga que lo dejara pasar una noche; o varias; con ellos. Buscaba un
refugio de las discusiones de sus padres, un verdadero hogar y solo con
Mauricio y los chicos lo había encontrado.
_ ¡Basta Benja!_ exclamó Lucia _ Todos nos están mirando,
puedes quedarte en casa pero ponte de pie ahora_
_ ¡Gracias Lu!_ se puso de pie en un salto y abrazó a su
amiga con fuerza, sentía al fin un poco de esperanza, un poco de libertad.
_ Pero debemos hablar con Mau_ concluyó la niña con
seriedad.
La noche había caído sobre la ciudad, ellos seguían
atrapados y distantes. No existe peor distancia que aquella que no se puede ver
pero se siente en el alma. ¿Cómo se hace frente a ella? Nadie conoce la
respuesta exacta, simplemente se improvisa.
_ Disculpame_ dijo Mauricio sentándose a su lado _ Me
desubique, estoy comprometido y aun así te bese, aun así me estoy enamorando de
ti y no debería ser de este modo_ comentó _ Flor ha cambiado para bien, y yo
cada día siento menos amor por ella, es paradójico, ¿No?_ reflexionó _ En
cambio me enamoro más de ti, justo cuando pareciera que buscamos alejarnos, el
destino nos une aquí_
_ No fue el destino, fueron los chicos, ¿O me equivoco?_
lo confrontó
_ Si, fueron ellos… lo entendí mientras comíamos_
_ Entre nosotros no puede existir nada, y ahora lo
entendí. Y está bien, así debe ser_ dijo con seriedad_ Cuando salgamos de aquí
mañana, nuestros caminos deben separase. Me iré del hotel una semana antes de
la boda, así tendrá tiempo de buscar un reemplazo_ anunció decidida. Mauricio
intentó hablar para contradecirla pero ella lo interrumpió antes de que pudiera
formular una palabra _ No intente convencerme, no tiene caso. Es mi decisión y
no la cambiare_ concluyó
Martín despertó en medio de la noche, la pesadilla de
siempre había vuelto a atormentarlo, robándole hasta la última gota de
tranquilidad. Revivir el peor momento de su vida lo dejaba muerto de miedo. Vio
en todas direcciones, los chicos dormían, ninguno de ellos era consciente del
terror que experimentaba. Pensó en salir de su cama e ir con Mauricio a la
sala, hasta que recordó que él no estaba, que Flor era quien dormía en su
lugar. Se arrepintió entonces del plan que habían llevado a cabo, se envolvió
en la cobijas, esperando que las pesadillas se alejaran y deseando no tener que
separarse de su tutor ni un día más.
Un nuevo día empezaba, el gerente del hotel despertó al
escuchar el cerrojo de la puerta anunciar el final de su encierro, había pasado
la noche acostado en la alfombra, pensando en lo que debía hacer, no podía
dejarla ir pero tampoco podía pedirle que se quedara. Gilberto, el intendente,
abrió la puerta y les anunció que ahora eran libres, probablemente él era el
más feliz con la noticia, pues Florencia lo había llamado a las seis de la
mañana pidiéndole que fuera a abrir la puerta de inmediato; mientras que ellos
sabían que al acabar aquel encierro, estarían más lejos que nunca.
Estrella agradeció a Gil, quien salió de inmediato de la
oficina refunfuñando sobre la hora y diciendo que jamás lo dejaban descansar.
Quedaron solos nuevamente, después de una noche de silencio y distancia, sin
saber que decirse, sin saber qué hacer. Mauricio la abrazó y sin decir una sola
palabra la besó.
N//A: solo 10 capítulos para el final, esten muy pendientes ;)
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