Un segundo reflector se encendió, iluminando el rubio
cabello de Leonardo al otro lado del gimnasio.
_ Sara, tengo una pregunta que hacerte_ dijo el chico
acercándose lentamente hacia ella, caminó hasta estar frente a frente con su
novia, tomó su mano y la miró directo a los ojos _ ¿Te gustaría ir al baile
conmigo?_
La chica estaba completamente sorprendida y en extremo
feliz con la invitación que su novio le había hecho. Volteó a ver a sus amigos,
era evidente que ellos estaban enterados de todo y habían sido cómplices.
_ ¡Sí!, ¡Me encantaría ir contigo!_ exclamó ella
entusiasmada
_ ¡Qué bueno!_ dijo Leonardo _Habría sido muy vergonzoso
que me rechazaras habiendo preparado todo esto_ comentó
_ ¡Eres un tonto!_ la chica le dio un ligero golpecillo
en el hombro y después de eso lo besó, sellando así la invitación que tanto
había anhelado.
Por la tarde en el hotel, los chicos terminaban de comer,
la comida en familia ya era una costumbre, y el reparto de las tareas del hogar
también se había establecido, esa tarde Mauricio, Lucia y Julián eran los
encargados de lavar la loza. Mientras el gerente lavaba los trastes, la niña
los secaba y el más pequeño los guardaba en su lugar. Una vez que terminaron,
Lucy salió de inmediato hacia el lobby, donde había quedado de verse con
Benjamín, mientras que su compañero tardó un poco más en salir porque antes
debía alimentar a Mike. Julián se encontraba llenando el plato se su mascota
con croquetas cuando su tutor le pidió que fuera al cuarto de los varones.
En la recamara aún se encontraba la cama de Mauricio, la
cual ahora pertenecía a Martin y Julián pero seguía albergando debajo el
valioso baúl del señor Fernández. Ese cofre de madera era la posesión más
preciada del gerente del hotel, pues en su interior albergaba todo su pasado
mediante objetos representativos a aquellos momentos realmente memorables en su
vida.
El niño se acercó titubeante hacia el lugar en el cual su
tutor; de rodillas; se encontraba frente al baúl, analizando su contenido.
Mauricio insistió en que se acercara más, hasta que el pequeño quedó también
frente al cofre. Entonces el gerente tomó un pequeño osito de peluche del
interior de su caja fuerte de recuerdos, era un juguete viejo sin lugar a
dudas, cubierto en su exterior por una felpa marrón y un par de parches de
tela, pero era suave y tenía en el rostro una expresión de ternura en sus ojos
color miel y nariz rosada.
_ Él es Beto_ comentó Mauricio mostrándole el juguete _
Era mío, me lo regaló mi padre cuando yo tenía nueve años_
_ ¿Lorenzo te lo dio?_ preguntó el pequeño sorprendido
_ No, él no. Me refería al padre de Memo_ explicó _ Te lo
regalo, ya soy demasiado grande para tenerlo y quiero heredártelo a ti, mi
hijo_ dijo entregándole el simpático osito
Julián lo aceptó con una sonrisa en el rostro,
abalanzándose sobre Mauricio en un gran abrazo repentino. Estaba feliz, feliz
de al fin tener una familia, feliz de que Mau fuera a ser su nuevo padre, feliz
de vivir en el hotel, feliz de finalmente tener la alegría que siempre había
soñado.
La noche había cubierto ya la ciudad y él seguía pasando
las hojas de sus libros, repasando los ciclos del agua y carbono, estudiando
las reglas gramaticales del español, las lecciones de algebra, la historia
mundial y nacional; y aunque fuera su mayor tortura; también estudiaba química.
Su examen era al día siguiente y tenía la sensación de no saber nada, hacia una
hora que los más pequeños se habían ido a dormir, él intentaba concentrase
mientras escuchaba a Martin y Paula pelear por el control de la tv, al mismo tiempo
que Oscar entraba a la suite reclamado a su hermana por la cantidad de tiempo
que pasaba últimamente con Ezequiel Lagos y su tutor hablaba por teléfono con
su novia. Era tal el bullicio que inundaba la habitación que le era imposible
mantener su mente en lo que leía.
_ ¿Quieren guardar silencio por favor?_ gritó cuando su
paciencia se agotó _ Mañana es mi examen, y necesito estudiar_
Mauricio se despidió de Florencia y colgó el teléfono,
avanzó hasta estar junto al quinceañero.
_ Chicos, Arturo tiene razón, mañana es su examen y
debemos dejarlo estudiar. Ahora todos a sus cuartos y procuren no hacer mucho
ruido_
Los chicos obedecieron y entraron a sus recamaras, pero
antes le desearon mucho éxito a su amigo en su examen de selección. Arturo
estaba nervioso, pues sabía que no había sacado ficha en ninguna otra escuela y
si no era aceptado debería perder un semestre, pero no sólo eso lo impulsaba a
estudiar como loco el resto de la noche, sino que también recordaba la promesa
que tiempo atrás le había hecho a Mónica, que entraría a la preparatoria,
después a la universidad y terminaría una carrera, y que se aseguraría que sus
amigos hicieran lo mismo. Se lo prometió justo un día antes de que ella
muriera, cuando tenía la esperanza de que si le hacia esa promesa, Mónica
buscaría las fuerzas para verlos graduados y así se salvaría. Una idea muy
ingenua, aunque la promesa seguía en pie y la cumpliría para enorgullecer el
nombre de su antigua tutora.
_ Sé que lo lograras_ le dijo Mauricio dándole una suave
palmada en el hombro para tranquilizarlo.
Ezequiel bajo a la cocina de su suite por un vaso de
agua, ese había sido un buen día, en la escuela los exámenes finales estaban
casi a punto de terminar, lo que significaba que las vacaciones estaban cerca,
y después de clases, tras todos sus deberes, había ido a la cocina del hotel a
visitar a Emi. Gracias a ella, ya no extrañaba tanto a Enrique y Diana, de
hecho ahora eran tan buenos amigos que le parecía muy difícil imaginarse la
vida en el hotel sin ella, aunque con Oscar las cosas fueran totalmente
opuestas. Sirvió el vaso de agua y se dispuso a regresar a su cuarto, al pasar
frente al despacho de su tío vio la luz encendida, así que se acercó a ver que
estaba pasando. Leonardo, su hermano, se encontraba con la mirada clavada en un
libro de biología, repitiendo en voz baja alguna de sus lecciones.
_ Ya deberías irte a dormir_ sugirió Ezequiel
_ Debo estudiar, no puedo perder otro año en la escuela_
respondió _ Si papá aun viviera ya se las hubiera ingeniado para que me pusiera
al corriente con los de mi edad_
Ezequiel guardó silencio, no acostumbraba hablar de su
padre, pues él era muy pequeño cuando murió y apenas y podía recordarlo.
Jugueteó un poco con los dedos haciendo círculos en el borde del vaso.
_ Yo sé que vas a quedar_ dijo alentando a su hermano.
Sara se dividía entre su mejor amigo y su novio para
ayudarlos a calmar los nervios, los dos estaban próximos a ingresar al aula
donde debían presentar el examen de selección, junto a ellos, otros doscientos
chicos esperaban quedar entre los 50 seleccionados para formar los dos nuevos
grupos de preparatoria del colegio. Los resultados se enviarían por internet en
el plazo de las siguientes dos semanas, aquellos que no fueran seleccionados
tendrían que buscar otra escuela. El timbre de la escuela anunció que había
llegado el momento, Sara se despidió de ambos deseándoles el mayor de los
éxitos y se retiró a su aula de clases.
Arturo y Leonardo realizarían el examen en la misma aula,
junto a dos más de sus compañeros que deseaban continuar su educación en el
Rayo de Sol, para la mala suerte de Arturo, uno de ellos era Fernando, el novio
de Candela. Si él era seleccionado también, significaba que tendría que
aguantarlo por otros tres años como compañero.
Entraron al salón, en el cual 30 asientos esperaban ser
ocupados por los aspirantes, los sentaron en orden alfabético, evitando que los
jóvenes formaran alguna estrategia para copiarse las respuesta, Leo y Arturo
estaban a solo dos lugares de distancia, pero cada uno permanecía inmerso en
sus propios pensamientos, de modo que por primera vez en los cuatro meses que
llevaban de conocerse, realmente se estaban ignorando el uno al otro. La
profesora a cargo les dio la indicación de empezar y los adolescentes empezaron
a marcar las respuestas a su examen.
Pasaron dos horas para que el primer estudiante se
animara a entregar su examen, después de él, varios más lo siguieron, entre
ellos Arturo, quien estaba casi seguro de haber contestado de manera acertada
en la mayor parte de las preguntas. Salió del aula y notó que Leonardo salía
detrás del él.
_ Espero que tú también quedes, cuñado_ susurró el chico
rubio dándole una palmada en el hombro
_ Nada de cuñado, ¿Me oíste?_ respondió Arturo enojado _
Si la haces sufrir te mato_ añadió amenazante _ Y espero verte en preparatoria
riquillo, las clases serían muy aburridas si no tengo con quien discutir_
Mauricio giro nuevamente la hoja, como si con eso pudiera
cambiar su contenido, pero era inútil, no importaba si la veía de lado o al
revés, seguía teniendo el mismo efecto caótico, seguía sintiendo que algo no
encajaba, que la vida no debía tomar ese rumbo, pero sobretodo que no debía
perderla. Esa era la carta de renuncia de Estrella y esta vez era una decisión
definitiva.
No hay comentarios:
Publicar un comentario